El clásico souvenir que metemos en la maleta y que puede ocasionar lesiones o algún que otro susto

Cuando viajamos, siempre queremos llevarnos un recuerdo que capture la esencia del lugar visitado. Puede ser un imán para la nevera, una postal, una pulsera artesanal o algún dulce típico para compartir con familiares y amigos. Son objetos fáciles de transportar y, en general, sin riesgos.
Sin embargo, hay ocasiones en las que los viajeros apuestan por recuerdos más delicados y especiales que convierten el simple acto de preparar la maleta para volver en un auténtico reto. Por ejemplo, hay quienes guardan botellas de vino, aceite de oliva, frascos de perfume o adornos de cristal directamente en la maleta sin la protección adecuada.
Según advierten profesionales del sector, estos artículos frágiles no solo corren el riesgo de romperse y arruinar la ropa o dispositivos electrónicos que viajan junto a ellos, sino que también pueden ocasionar lesiones al deshacer la maleta.
El riesgo de no protegerlo bien
El problema radica en el trato que reciben las maletas: cintas transportadoras, compartimentos estrechos y golpes durante el traslado. Incluso las botellas más robustas pueden agrietarse por la presión o el peso de otros equipajes.
El resultado puede ser tan desastroso como encontrar la ropa completamente manchada de vino, descubrir que los aparatos electrónicos han quedado inservibles por el líquido derramado ocasionando gastos imprevistos de cientos de euros.
Además, puede provocar algo más peligroso, como poner en peligro nuestra propia seguridad física, al toparse con diminutos fragmentos de vidrio ocultos entre las prendas, capaces de provocar cortes inesperados al meter la mano en la maleta.
Cómo empacar de forma segura
Viajar con vidrio no significa que haya que renunciar a esos recuerdos. Según la web de viajes Travel and Tour world, la clave está en cómo protegerlo:
- Usar plástico de burbujas o, en su defecto, capas de ropa gruesa como acolchado.
- Colocar los objetos en el centro de la maleta, lejos de cremalleras y esquinas.
- Evitar toallas como protección, ya que se mueven con facilidad.
- Envolver copas o botellas en calcetines o ropa suave para maximizar la seguridad.
- Usar fundas protectoras especiales, que ya se venden en aeropuertos y tiendas de viaje.
El coste de un descuido
Comprar recuerdos de vidrio es un gesto cargado de emoción, pero exige un extra de precaución. Con un embalaje cuidadoso se evitan sustos, pérdidas materiales y lesiones. En definitiva, para quienes quieran comprar de recuerdo una botella de vino francés, un aceite de oliva italiano o una delicada pieza de cristal veneciano, hay que tener en cuenta que el verdadero valor de un souvenir está en disfrutarlo en casa, no en arruinar la vuelta de las vacaciones.
