Una manda de delfines se acerca a la orilla de la playa de Pesmar, en Isla Cristina (Huelva) donde había numerosos bañistas que inmortalizaron el momento.
Su tarea es evitar que las fuerzas de operaciones especiales ucranianas se infiltren en el puerto y saboteen sus buques de guerra, en la base más importante de la zona.
Su caza, tortura o manipulación, sin una autorización expresa de la administración competente, está considerado un delito tipificado con penas de prisión.