Una cámara subacuática capta algo inesperado que cambia todo lo que se sabía sobre el gran mamífero marino

Una cámara subacuática capta algo inesperado que cambia todo lo que se sabía sobre el gran mamífero marino

Los investigadores de la Universidad Griffith de Australia han capturado imágenes únicas sobre la ballena. Y es que el gran mamífero marino no viaja solo: descubrieron que los rémoras, conocidos como "peces ventosas" logran viajar a bordo de las ballenas jorobadas durante su migración. ¿Dónde está la sorpresa? Lo explican los propios expertos: "Nos maravilló la capacidad de las rémoras de moverse libremente y seguir regresando al cuerpo de la ballena, incluso durante ascensos muy rápidos a la superficie e inmediatamente después de que la ballena salta y regresa al agua". Los investigadores deducen que estos peces habrán desarrollado una adaptación a la hidrodinámica, es decir, no es que tengan una gran capacidad de succión sino que crean un efecto de vacío que les ayude a adherirse casi por completo a las ballenas incluso en maniobras de tremenda agilidad.
Graban a un lobo salvaje usando herramientas humanas para cazar: nivel avanzado de razonamiento

Graban a un lobo salvaje usando herramientas humanas para cazar: nivel avanzado de razonamiento

Un grupo de investigadores ha logrado grabar el momento en el que un lobo salvaje tiraba de una cuerda atada a una trampa para cangrejos, recuperando así la comida que contenía. En el estudio al respecto, publicado en la revista Ecology and Evolution (Ecología y Evolución), se habla de "fenómeno nunca antes registrado" y se empieza a debatir sobre si nos encontramos ante una muestra de nivel avanzado de cognición. Aún es demasiado pronto para confirmarlo, pero los investigadores destacan que detrás de este hecho se esconde una acción complicada que puede ayudar a comprender mejor la inteligencia de los lobos.
Un gesto entrañable de un perro durmiendo se vuelve desgarrador al saber que ya no puede correr de verdad

Un gesto entrañable de un perro durmiendo se vuelve desgarrador al saber que ya no puede correr de verdad

Todos los que han tenido un perro de mascota le han visto correr en sueños. Es una visión entrañable, divertida y muy inocente. No es el caso cuando le ocurre a Hudson. El Collie de pelo largo de seis años también mueve las piernas cuando duerme. Pero lo que ocurre es que padece de una enfermedad degenerativa, similar a la ELA de los humanos, que ha deteriorado progresivamente, y no tiene cura. Cuando Dani, su dueño, le observa correr mientras duerme, se le rompe el corazón, pues en su mente sigue libre para pastar por los campos o explorar el mundo, pero una vez despierte aparece la cruda realidad. Al menos, se puede observar esta historia con cierto optimismo: la enfermedad puede haber detenido el cuerpo de este perrete, pero no sus sueños.