Recomendación de abril: 'La promesa', la serie de TVE

Recomendación de abril: 'La promesa', la serie de TVE

"Con doncellas malas, doncellas buenas, 'La promesa' está arañando datos de audiencia incluso a 'Sálvame', en Telecinco".

Imagen de 'La promesa' de TVE.TVE

Mi recomendación del mes: La promesa, la serie diaria de TVE, que otra vez, igual que pasó con Amar es para siempre, parece haber dado en el clavo de lo que el espectador desea en esa franja, la de la sobremesa, en la tele pública. Está detrás de ella la productora Bambú y su creador, Josep Cister, que ya tiene otras tantas historias en su historial televisivo, entre otros tantos directores, guionistas, curtidos en esto de la serialidad. Y junto a ellos, la compañía francesa StudioCanal, dueña de un tercio de Bambú.

Antes de nada, una confesión: pese a que suelo verlo todo cuando se estrena, en esta ocasión, cuando se anunció la serie no le presté atención. Pensé, bueno, otra ficción diaria más para un target al que no pertenezco, entre otras cosas porque a esas horas benditas de la sobremesa no estoy en casa el 99% de los días, cosa que no me importaría, la verdad. Sería bueno tener una vida más ordenada y que ese rato de después de las comidas, pudiera sestear en el sofá… Pero bueno, basta de excusas que no le importan a nadie. El caso es que no vi el primer capítulo, ni el segundo, pero empezó pronto un run run, en Twitter, en los comentarios varios de colegas, en informaciones varias. Un día mi hermano, que tampoco es público de ese tipo de series, me alertó: "Oye, ¿sabes algo de La promesa? Me han dicho que está muy bien…". Poco después la empezó a ver, y me lo confirmó. Ahora va por el capítulo 60, me ha dicho. Y enganchado, la verdad.

Así que ayer, tres meses después de su estreno me zampé tres capítulos seguidos y lo entendí todo. Entendí la sorpresa provocada, entendí el enganche, entendí que esté dándole a la tele publica unos réditos de audiencia que necesitaba como agua de mayo, entendí que se estuviera hablando tanto de ella. Porque lo tiene casi todo: unos diálogos bien escritos —muy bien escritos diría yo—, mucha verosimilitud, dinero en la producción muy bien utilizado, sus dosis de amores contrariados, de amores insólitos, de secretos, de marqueses que habitan palacios, de deseos de venganza, de humor,  rencores, personajes buenos buenísimos y malos malísimos, conflictos de clase, vestidos de época (1913, ese momento preguerra siempre tan literario), las dosis justas de odio.

Pensaba en Arriba y abajo, pensaba en la película Lo que queda del día (aquí, una reverencia, por favor), pensaba en esas series históricas con criados y señores tan deslumbrantes, a veces muy ambiciosas en su discurso, en sus propósitos, como Downton Abbey, tomando partido, a veces menos, pero que resultan del gusto de todos los públicos, o de una buena parte. O como la mitiquísima Coronation Street, una serie británica que lleva en antena desde 1960, emitida por la ITV, la cadena privada comercial del país.

Esta serie inglesa, emitida diariamente, encumbró a sus protagonistas, creó un solidísimo conjunto de fieles, dotó de altura, de más altura aún, a la ficción seriada. Y 60 años después, ahí sigue, imbatible. Es un culebrón venerado de donde salió, por ejemplo, Ben Kingsley, (que ganaría un Oscar con Ghandi). Decía hace 20 años Daran Little, uno de sus responsables, que la serie levantó el estigma que pesaba sobre los actores de culebrones en el panorama televisivo británico: "Los actores empezaron a ser tan conocidos, que recibían ofertas de productores en busca de buenos índices de audiencia". La serie recorría una calle entera, la del nombre de la telenovela, situada en una localidad al norte de Inglaterra y contaba las tribulaciones de los vecinos. Y así sigue. Celebradísima también por la crítica especializada, incontestable en todos los aspectos.

Volvamos a lo nuestro. Vamos a ser francos, los críticos, los analistas de televisión, (y ya ni os cuento los expertos en series ¿checas?, que solo ven series súper alambicadas que no suelen estar en las plataformas convencionales) no les solemos dar demasiada cancha a las series de la tele generalista. A veces con razón, a veces por puro elitismo absurdo, a veces por prejuicios, y a veces por todo eso junto y por pura pereza intelectual. Y ya si hablamos de series diarias, que siempre han estado un tanto denostadas, apaga y vámonos. Me esfuerzo en cambiar eso, en mirar esos productos con el mismo entusiasmo, la misma benevolencia, la misma entrega con la que miro cualquier otra serie española o checa, en cualquier otra plataforma, cadena… Recuerdo que cuando empecé en esto del análisis audiovisual en la radio, en el A vivir que son dos días, con Montserrat Domínguez, allá por el 2008, el desprecio hacia las series españolas era total y absoluto. Recuerdo también las miradas de condescendencia de colegas de todo tipo cuando traíamos a la radio alguna de estas series, a alguno de los protagonistas… Pero, en fin, todos tenemos algún mea culpa que entonar.

Por eso estoy aquí, trayendo La promesa a esta serie de recomendaciones que hago una vez al mes. Una ficción que contiene una mayoría de actores estupendos, veteranos y recién llegados (con un trabajo de elección de intérpretes bueno de veras. Otra vez las directoras de casting, Eva y Yolanda, clavándolo); que habla con sencillez, para que todos lo entendamos, de amor y odio, de asuntos de otras épocas que resultan cercanos, que tiene intriga y un gran secreto. Con doncellas malas, doncellas buenas, La promesa está arañando datos de audiencia incluso a Sálvame, en Telecinco, que pese a todo lo dicho ya sobre sus bajones, su agonía, sigue con su buen millón de fieles, o a la ya histórica Amar es para siempre, en Antena 3, otra serie diaria que ha cumplido con creces y solvencia sus propósitos desde que se estrenara hace casi ya 20 años, primero en TVE y desde 2013 en Antena 3. Este martes día 25 tuvo un 12,4% de audiencia, con 1.100.000 espectadores. Y lleva una media de más de un 10% de share, una datazo para esa franja en esa cadena.

El responsable de la idea, el valenciano Josep Cister (de Alboraia para ser más exactos) es un viejo conocido de estas cuitas audiovisuales. Antes estaba en Boomerang TV y allí puso en marcha, y allí le conocí, El tiempo entre costuras. Así que ayer, tras ver los episodios, le llamé para preguntarle. La serie surge de dos ideas, me contaba: una sobre el inicio de la aviación en España y otra sobre una mujer, Jana en la ficción, en busca de venganza. De esa mezcla extraña sale La promesa

"También tenía muy claro qué era lo que podía necesitar TVE: una serie para tratar de recuperar el público que se había marchado a otras cadenas", añadía. Por eso, la ficción no deja de ser un clásico, con personajes muy reconocibles.

Hay decorados buenísimos, mucho exterior, más secuencias de lo normal en una serie de este tipo, unas subtramas coherentes, un in crescendo eficaz, tiene ingredientes de serie premium, esa es la verdad.

Cister tenía la sensación de llevar algo entre manos que podía funcionar, pero no esperaba que fuera tan rápido y que la serie remontara la franja de la sobremesa de TVE de esa manera tan rotunda. "En tres meses hemos duplicado la media de la franja. Somos la ficción líder y en varias ocasiones somos líderes de la tarde, incluso por encima de Telecinco. Me parece increíble el recibimiento que ha tenido la serie. En el primer mes de los 25 contenidos más visto en la tele en España, 15 eran de La promesa. Y ahora continúa igual. La promesa se ha convertido en un suceso", me explicaba feliz.

¿Es cara?, le pregunto por preguntar, puesto que el presupuesto de la serie es público, gracias al Portal de Transparencia de TVE, que obliga a la cadena a mostrar sus presupuestos, los sueldos, etc. Obligación que no tienen el resto de las cadenas, por cierto, y que hace que la pública no juegue siempre con las mismas armas. Pero ese es un asunto para otro día: "Tiene el presupuesto normal para una serie diaria, pero está hecha con ingenio y gracia, y con un equipo de grandes profesionales muy entrenado para sacar lo máximo a lo que tenemos. La serie es ambiciosa porque la gente que la hacemos lo somos".

Dato: La temporada entera de La promesa tiene un presupuesto de 9.753.052 euros, de los que 8.534.095 euros los paga la cadena pública. Por tanto, cada capítulo cuesta 69.952 euros, a razón de 349.760 euros por semana. 

MOSTRAR BIOGRAFíA

Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.