Una "borrachera de 6 semanas": así era la Navidad hace 500 años según una historiadora
"Se intercambiaban regalos, a menudo en forma de comida o dinero, aunque esto era más común el día de Año Nuevo", ha afirmado la experta.

Bobbi Sutherland, profesora de la Universidad de Dayton (EEUU) especializada en historia medieval, ha contado cuáles son las diferencias entre la celebración de la Navidad ahora y hace 500 años.
En un artículo publicado en la revista Fortune, la historiadora ha explicado que, en esa época, "a pesar de su arduo trabajo, los campesinos tenían bastante tiempo libre". En consecuencia, "las celebraciones eran frecuentes y se centraban en festividades religiosas como la Pascua, Pentecostés y los días de los santos".
En ese sentido, la experta ha destacado que "la Navidad en sí era conocida por sus festines y borracheras". Una de las principales diferencias respecto a la actual Navidad es que hace 500 años la Navidad "duraba casi seis semanas".
"Al 25 de diciembre seguían los Doce Días de Navidad, que culminaban con la Epifanía el 6 de enero, que conmemora la visita de los Reyes Magos a Jesús, María y José. Se intercambiaban regalos, a menudo en forma de comida o dinero, aunque esto era más común el día de Año Nuevo. Las aves de caza, el jamón, los pasteles de carne picada y los vinos especiados eran platos populares, ya que se creía que las especias ayudaban a calentar el cuerpo", ha detallado Sutherland.
La relación de la Navidad con el solsticio de invierno
La especialista en historia medieval ha aclarado que "aunque la Navidad celebra oficialmente el nacimiento de Jesús, estaba claramente asociada con las celebraciones precristianas que enfatizaban el solsticio de invierno y el regreso de la luz y la vida".
Respecto al final de las celebraciones, la historiadora ha precisado que "la Navidad terminaba lentamente, y el primer lunes después de Epifanía se llamaba 'Lunes del Arado', ya que marcaba el regreso a las labores agrícolas. El final de la temporada llegaba el 2 de febrero, llamado la Candelaria, que coincidía con la antigua festividad pagana de Imbolc. En este día, se bendecían las velas para el año siguiente, y se creía que cualquier adorno que quedara en pie corría el riesgo de ser infestado por duendes".
