Los neurocientíficos apuntan que hay que esperar 90 minutos a tomar la primera taza de café del día
Puede hacer que el efecto estimulante de la cafeína sea más duradero y eficaz.

Los neurocientíficos apuntan que esperar unos 90 minutos antes de tomar la primera taza de café del día podría marcar una diferencia notable en los niveles de energía, la concentración y el bienestar general. Ayuda a evitar el típico bajón de energía de media tarde, y además, puede hacer que el efecto estimulante de la cafeína sea más duradero y eficaz.
Aunque para muchas personas el café es el primer gesto automático tras apagar el despertador, la ciencia sugiere que ese hábito matutino podría estar jugando en contra del propio organismo.
Según investigaciones en neurobiología y endocrinología, respaldadas por expertos de la Universidad de Stanford y otros centros académicos, consumir cafeína nada más levantarse interfiere con los mecanismos naturales que el cuerpo activa para despertarse.
El papel del cortisol
Al abrir los ojos por la mañana, el cuerpo libera de forma natural grandes cantidades de cortisol, una hormona conocida popularmente como la “hormona del estrés”, pero que cumple una función clave en este momento del día.
Según Healthy Institute, este fenómeno, es denominado Cortisol Awakening Response que traducido es "Respuesta del Cortisol al Despertar". Alcanza su pico entre 30 y 45 minutos después de levantarse y es el responsable de activar el estado de alerta y concentración.
Tomar café durante ese pico reduce el impacto real de la cafeína, ya que el organismo ya está en modo “máxima activación”. Peor aún, algunos estudios en medicina psicosomática indican que la cafeína temprana puede alterar la producción natural de cortisol, haciendo que el cuerpo dependa cada vez más del café para ponerse en marcha.
El bajón de la tarde
Otro protagonista clave es la adenosina, una sustancia química que se acumula en el cerebro durante el día y genera la sensación de sueño. Durante la noche, sus niveles disminuyen, pero al despertar aún queda una pequeña cantidad residual.
La cafeína bloquea temporalmente los receptores de adenosina, creando una sensación de energía. Sin embargo, si se consume demasiado pronto, esa adenosina no se elimina, solo queda “en pausa”. Cuando el efecto del café desaparece, se libera de golpe, provocando el conocido bajón de energía a media tarde, algo que los estudios neurocientíficos han vinculado directamente con el consumo temprano de cafeína.
La regla de los 90 minutos
La recomendación de expertos como el neurocientífico Andrew Huberman, profesor en Stanford, en su podcast Humberlab es clara: esperar entre 90 y 120 minutos tras despertarse antes de tomar café. Ese margen permite que el pico natural de cortisol haga su trabajo y que la adenosina residual se elimine de forma más eficiente.
De este modo, la cafeína actúa como un refuerzo para un organismo ya activado, en lugar de como un “empujón artificial” nada más despertar. El resultado suele ser una energía más estable y sostenida a lo largo del día.
