Descubren una puerta secreta de 2.000 años de antigüedad y salta la sorpresa por lo que hay detrás de ella
Se encuentra en Budapest.
En las profundidades del subsuelo de Budapest, una ciudad construida sobre siglos de historia, ha salido a la luz un hallazgo que ha dejado boquiabiertos incluso a quienes están acostumbrados a convivir con el pasado: una antigua puerta romana, oculta durante más de 2.000 años, ha sido redescubierta, revelando una estructura sorprendente tras ella.
La capital húngara es más conocida por sus puentes sobre el Danubio, su pasado imperial austrohúngaro y su vibrante vida urbana. Sin embargo, antes de todo eso, fue también hogar de una importante colonia romana: Aquincum, parte de la antigua provincia de Panonia. Sus restos aún marcan el paisaje de Óbuda, uno de los barrios del norte de la ciudad.
Fue allí, cerca de la plaza Kolosy, donde un explorador urbano húngaro, popular en TikTok bajo el nombre de @felelemetterme, logró acceder a una zona poco conocida del antiguo anfiteatro militar de Aquincum. Este recinto, en su tiempo un coloso de piedra, superaba en tamaño incluso al Coliseo de Roma en cuanto a su arena. Aunque gran parte de sus muros originales se ha perdido con los siglos, aún quedan elementos intactos que permiten reconstruir su historia.
Lo más llamativo del hallazgo fue una estructura subterránea que muchos creían cerrada o destruida: una puerta que da acceso a un antiguo sistema de canales utilizado en los célebres “juegos de agua” romanos. Estos espectáculos, menos conocidos que los combates de gladiadores, requerían inundar la arena del anfiteatro, y el sistema hidráulico que lo hacía posible sigue, en parte, en pie.
Gracias a esta nueva exploración, ha sido posible seguir el trazado de los canales hasta una compuerta de piedra en las ruinas de Aquincum, donde el sistema de alcantarillado romano conecta directamente con el Danubio. Aunque se conocía la existencia del sistema, la puerta había permanecido olvidada, oculta entre escombros y vegetación.
Más allá de la emoción del descubrimiento, la estructura brinda una nueva dimensión a la comprensión de cómo vivían —y se entretenían— los romanos en los confines de su imperio. Ver de cerca los mecanismos que permitían inundar una arena para recrear batallas navales es, sin duda, una experiencia cercana a un viaje en el tiempo.
Este tipo de hallazgos subraya cuán profunda es la historia que yace bajo las calles de Budapest. Aunque la ciudad moderna mire hacia el futuro, su pasado sigue ahí, esperando a ser descubierto, puerta tras puerta.