Un coleccionista de figuras de Lego esperó más de 6 horas de cola en conseguir su pieza más extraña: "Tuve la suerte de ganar una copia"
Un legado imborrable.

Un coleccionista de figuras de Lego esperó más de 6 horas de cola en conseguir su pieza más extraña. Se trata del belga Steven van Dyk. En su haber, tiene más de 11.000 minifiguras de Lego.
El protagonista está reconocido por el Libro Guinness de los Récords. Tiene un total de 11.803 figuras, superando el récord anterior por más de 2.000 piezas. Algo nunca visto y que le ha hecho alcanzar el récord.
Según ha contado la propia organización, cuando tenía solo ocho años comenzó a coleccionar figuras. La primera que recibió fue una minifigura de pirata con un parche en el ojo y una camiseta de rayas.
La persona que se lo regaló no sabía lo que estaba haciendo y el camino que acababa de empezar. Steven van Dyk siguió adelante con su colección, pero como es habitual a esas edades, perdió la figura que le dieron cuando era pequeño.
"Fue uno de los primeros que despertó mi amor por Lego", ha contado al Guinness de los Récords, pero que no iba a parar de buscar hasta dar con la pieza. "Hace poco, mi madre la encontró mientras limpiaba la casa y me la devolvió. Es genial tener de vuelta en mi colección esta pieza de mi infancia", ha revelado.
"Coleccionar minifiguras de Lego no se trata solo de números, sino de la alegría y la emoción de encontrar piezas nuevas, intercambiar con otros coleccionistas y exhibirlas de forma creativa", ha razonado.
El protagonista ha explicado que la colección se ha hecho tan grande que ya no puede tenerla en su casa, así que ha decidido rotar "algunas partes de ella en la exposición" para poder colocarlas mejor.
Pero la cosa no queda ahí, pese a tener tantas y tantas piezas, esperó durante seis horas en la nueva tienda de Lego de Londres para poder ganar una pieza única. "Este es bastante raro y al principio solo estaba disponible por sorteo. Hice cola durante seis horas y tuve la suerte de ganar una de las 250 copias disponibles", ha contado. Está claro que la felicidad no tiene límites.
