Un conductor danés trató de esquivar una multa por exceso de velocidad de unos 160 euros alegando que su hijo de solo 5 años fue el responsable de pisar de más el acelerador. Según el acusado, el niño había pulsado el botón "sport" del coche eléctrico, lo que habría provocado un aumento repentino de la velocidad.

Los hechos ocurrieron en Kvaglundvej, donde el radar registró al vehículo circulando a 56 km/h en una zona limitada a 50. A pesar de lo leve de la infracción, el conductor decidió llevar el caso a los tribunales.

En su defensa, no solo culpó al pequeño, sino que también argumentó que el radar policial estaba colocado en propiedad privada (el aparcamiento de una iglesia) sin autorización. Sin embargo, el operador del radar declaró ante el tribunal que sí contaban con permiso.

El tribunal desestimó ambas justificaciones y confirmó la sanción: el exceso de velocidad era claro y la multa debía pagarse. Ni el botón "sport" ni las maniobras legales le sirvieron de freno.