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Una niña dice 'basta' y lanza un ataque a sus profes: "Una no me examinó porque estaba cansada, otra leía el diario"

Una niña dice 'basta' y lanza un ataque a sus profes: "Una no me examinó porque estaba cansada, otra leía el diario"

“En este momento siento un gran vacío”

Una alumna llora, afectada por los resultados de un examen.

La carta ha corrido como la pólvora en redes sociales y en los medios italianos. No lleva ni nombre ni apellidos, pero sí una frustración nítida y contundente. Una alumna de quinto curso (equivalente al 2º de Bachillerato en España) ha alzado la voz después de quedarse fuera del examen de maturità, el título de la secundaria en Italia. "Sé que no siempre me he esforzado al 100%, pero hay cosas que no dependían únicamente de mí", comienza su testimonio, remitido a la web Skuola y del que se ha hecho eco La Tecnica della Scuola.

Desde ahí, la estudiante lanza una retahíla de acusaciones contra el equipo docente: que nunca le devolvieron los exámenes de lengua para saber en qué fallaba; que su profesora de inglés no le dejó recuperar una prueba porque "estaba cansada"; que el profesor de historia (el mismo de lengua) se limitaba a leer el periódico, consultar el móvil o escuchar música en clase. 

Tampoco hicieron ninguna simulación del examen final, según relata. "Siempre me ponía un 5,5 y, cuando pedí una última oportunidad, me soltó un 'ya está todo hecho'". La puntilla: le bajaron la nota por conducta pese a tener menos faltas que sus compañeros, incluso algunos que habían sido suspendidos temporalmente. “Hace una semana que no salgo de casa, no veo a nadie, ni siquiera voy a trabajar. Siento como si todo mi esfuerzo no hubiera servido para nada", remata. 

No es la primera vez que en Italia estalla una bomba así. La misiva de esta alumna llega justo después de otro caso que ha agitado el sistema educativo: el de una madre cuyo hijo, un adolescente con autismo, ha sido suspendido en tercero de un instituto de hostelería. Su carta, tan conmovedora como demoledora, acusa directamente al centro de haber fallado como institución: “La noticia de la suspensión llegó por teléfono, de forma fría y distante. No solo me dolió a mí, sino también a su padre, a sus hermanos, a su terapeuta. Había trabajado como nunca este año”.

Según su relato, su hijo se ha enfrentado a un sistema que no supo ver sus capacidades. “Tu creatividad diferente pero auténtica, tu mirada curiosa, tu forma única de ser útil en el mundo, no encajan en los moldes que maneja la escuela tradicional”. Remata: “Esta no es tu derrota, es la de una comunidad educativa que no supo captar tu proyecto de vida”.

En este caso, los profesores y la dirección sí respondieron. En declaraciones recogidas por Taranto Today, explicaron que existían itinerarios diferenciados para alumnos con discapacidad, que permiten evaluaciones adaptadas. La familia no quiso acogerse a esa vía. “Cuando no se opta por ese recorrido, el estudiante debe ser evaluado según los objetivos generales de la materia, como el resto. Y si no se cumplen, la evaluación no puede ser positiva”.

Las cartas han removido conciencias, han polarizado el debate y han sacado a la luz una herida latente: la percepción, no siempre infundada, de que hay alumnos que se sienten abandonados por un sistema rígido y saturado. Uno que, en ocasiones, parece más preocupado por aplicar baremos que por entender trayectorias.

No hay constancia de la versión de los profesores implicados en el primer caso. En el segundo, los docentes y la dirección defendieron la existencia de recorridos adaptados para estudiantes con discapacidad y afirmaron que, al no haber optado la familia por esa vía, la evaluación se realizó conforme a los criterios generales del curso.