Desahuciadas, militantes del PP e indignadas con Cospedal: "Los que no pagamos la hipoteca es porque no podemos"

Desahuciadas, militantes del PP e indignadas con Cospedal: "Los que no pagamos la hipoteca es porque no podemos"

Cuando María Dolores de Cospedal aseguró que los votantes del PP "son los que pagan la hipoteca", no midió el malestar que sus palabras generarían, no sólo entre quienes no votaron a su formación, sino entre los que sí lo hicieron.

"La invito a que venga a mi casa", responde Susana Nieto, militante del PP en Benalmádena y miembro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en esta localidad malagueña, en declaraciones a El Huffington Post. "Eso es una barbaridad, los que no estamos pagando la hipoteca es porque no la podemos pagar", añade esta mujer, que a sus 47 años se encuentra en pleno proceso de ejecución hipotecaria y con una deuda de 229.000 euros.

"El español quiere pagar", suscribe Inma Rodríguez, compañera de Susana en la PAH de Benalmádena y también militante del PP. "Yo soy la primera que quiere pagar, pero que me dé un trabajo. Si no tenemos trabajo, ¿cómo podemos pagar? Es que no se puede", se queja.

ALQUILER SOCIAL

Rodríguez ha conseguido acordar un alquiler social para evitar que desahucien a su madre, de 73 años. Mientras tanto, busca otro alquiler para ella, después de que el banco le quitara el piso que compró hace casi una década y que perdió por una deuda de 132.000 euros.

Ni Susana ni Inma tienen pensado dejar la militancia del PP ni cambiar de opción política en las próximas elecciones. Al menos, de momento, porque las decisiones que está tomando el Gobierno de Rajoy no les convencen. "Sigo creyendo en la política liberal, pero hay muchas cosas en las que no estoy de acuerdo, eso es normal. Ser militante no significa decir a todo amén", confiesa Susana. "Voy a seguir votando al PP. No es que esté muy de acuerdo con lo que están haciendo, para nada de acuerdo, pero ni a los socialistas, ni a los de Izquierda Unida les voy a votar", aventura Inma de forma tajante.

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Inma, de pie a la derecha, y Susana, segunda fila a la derecha, con Ada Colau.

Ambas creen que el Ejecutivo central no está acertando en sus decisiones y piden que se aplique la dación en pago, que el PP no incluyó en la ley hipotecaria aprobada en el Congreso hace dos semanas tras el debate de la ILP presentada por la PAH.

"Como no se intente la dación en pago, por lo menos estudiarla en los casos donde verdaderamente la gente no puede pagar, será un caos. Somos muchísimas las personas que vamos hacia la exclusión social", indica Susana, cuyo calvario comenzó cuando los clientes de la empresa de viajes que gestiona dejaron de pagarle. Entonces cerró el negocio al público y ahora saca "muy poquito" vendiendo sólo a empresas.

Sin crédito de los bancos, tuvo que comenzar a tirar de ahorros hasta que llegó la temida ejecución hipotecaria. Soltera y con un hijo adoptivo con una minusvalía, la nueva ley le da al menos una moratoria, pero no es suficiente. Para tratar de salir adelante, Susana se ha ofrecido a limpiar la escalera de un bloque de viviendas en Torremolinos que ella, junto a otros miembros de la Plataforma como Inma, han gestionado para alquiler social. "Que no nos digan que no queremos trabajar, que no queremos luchar... votantes del PP somos muchísimos", asegura.

En Torremolinos consiguieron convencer al alcalde, también del PP, para que reuniera firmas en apoyo a la ILP de la PAH. Recogió 2.000. "Ahora no me quiere recibir, estoy proscrita", se ríe Inma, que también tuvo que cerrar sus negocios. Con un hijo de 21 años en paro, vive trabajando media jornada y con una pensión de viudedad de 490 euros. "No puedo trabajar ocho horas porque me lo descuentan de mi sueldo", explica. "Mientras no den la dación en pago, la gente no puede hacer nada, sigue con los mismos problemas. Así no levantamos España, no se puede", sentencia. "A mí me gustaría que me la dieran porque quiero trabajar, quiero una oportunidad para seguir hacia adelante. Es lícito, me lo parece a mí", añade Susana.

Ante la falta de soluciones, la lucha social es una de las pocas armas que les queda. "El escrache me parece bien", asegura Inma, "no me gustan los insultos, pero por lo menos se está hablando de esto y se mantiene vivo". "A mí nadie me ha preguntado si mi madre tenía 73 años para echarla. A quien le duele es a quien le toca y a quien le toca, lo va entendiendo. Cada vez hay más conciencia de esto", indica. Así lo cree también Susana: "El país se levanta con la lucha de todos y con el trabajo de todos".