La condena de Larry Nassar, una victoria para la resistencia de las mujeres ante los abusos sexuales

La condena de Larry Nassar, una victoria para la resistencia de las mujeres ante los abusos sexuales

El proceso judicial contra el que fuera médico del equipo olímpico de gimnasia de EE UU fue posible gracias a una investigación periodística.

"Estoy firmando tu sentencia de muerte. No has hecho nada para que merezcas andar libre jamás. Yo no te dejaría solo ni con mis perros".

Con estas lapidarias frases la jueza Rosemarie Aquilina dictaba la condena a 175 años de prisión para Larry Nassar por abusar de al menos 168 jóvenes gimnastas, muchas de ellas niñas, cuando ejercía como médico del equipo olímpico estadounidense. Pero, más allá de hacer justicia con estas chicas, esta sentencia constituye una victoria judicial del creciente movimiento de resistencia ante los abusos sexuales protagonizado por muchas mujeres en todo el mundo.

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"Ya no sois víctimas, sois supervivientes. Dejad vuestro dolor aquí y salid ahí fuera a hacer cosas maravillosas", les decía la magistrada a las chicas que acudían a dar testimonio público. El tratamiento que la jueza Aquilina ha dado al juicio ha sido terapéutico para las jóvenes que sufrieron el abuso de Nassar y ha contribuido a animar a otras muchas a romper su silencio a medida que el proceso avanzaba.

Nassar, sobre el que pesa otra condena de 60 años por posesión de pornografía infantil, se había declarado culpable y el juicio no exigía tener que escuchar a todas las víctimas. El acusado escribió una carta de seis páginas quejándose del "circo mediático" y el "daño emocional" que le estaba causando tener que oír todos los testimonios.

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La jueza le contestó: "Pasar cuatro o cinco días escuchándolos es algo menor, considerando las horas de placer que ha obtenido a su costa y que les ha arruinado la vida". "Esto no vale ni el papel en el que está escrito", dijo la jueza antes de arrojar la carta a un lado.

EL ORIGEN DEL CASO

"Nuestra sociedad necesita periodistas de investigación más que nunca", ha señalado la jueza, que ha tenido numerosas palabras de agradecimiento y elogio a los reporteros delIndy Star, un periódico localcuya investigación destapó el caso.

El inicio de la historia se remonta a agosto de 2016, cuando tres reporteros del periódico publicaron un reportaje, tras varios meses de trabajo, sobre los problemas que había en el mundo de la gimnasia para denunciar abusos de entrenadores.

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Entonces, tal y como relata a la CNN Tim Evans, uno de los autores, recibieron un mensaje que lo cambió todo.

"He leído recientemente el artículo publicado en su periódico. Mi experiencia puede no ser relevante para su investigación, pero les escribo para informar de un incidente que sí puede serlo. No sufrí abusos por parte de mi entrenador, pero sí por parte del doctor Larry Nassar, el doctor del equipo olímpico de gimnasia de Estados Unidos. Yo tenía 15 años y lo hacía bajo el pretexto de aplicarme un tratamiento médico para mi espalda".

La autora del correo era Rachael Denhollander, una fiscal y madre de tres niños que había sido gimnasta y tuvo como médico a Nassar. Nunca había contado los abusos que sufrió debido a que pensaba que no le iban a creer pero, tras leer el artículo, pensó que los periodistas del Indy Star sí lo harían y decidió dar un paso adelante.

El modus operandi de Nassar fue similar en la mayoría de casos: les hacía tocamientos e introducía sus dedos en la vagina de las niñas y adolescentes con el pretexto de aplicarles una terapia especial que les evitaría una intervención más seria. Mientras lo hacía, les preguntaba cómo se sentían. En ocasiones lo hizo incluso con familiares de las pequeñas delante. Entre la multitud de chicas de las que abusó Nassar se incluyen grandes figuras del deporte, como la medallista olímpica Simone Biles, estrella de los Juegos de Río 2016.

  Simone Biles.REUTERS

Tras publicar la historia en septiembre de 2016, el teléfono del Indy Star recibió un aluvión de llamadas de otras deportistas que también habían sufrido abusos a manos de Nassar y que, tras leer la historia, encontraron el coraje para hacerlo público. Al principio fueron decenas, luego acabaron siendo cientos. Poco después, Nassar fue expulsado de la Universidad de Michigan y en noviembre fue acusado por abusos sexuales.

REBELIÓN CONTRA LA VIOLENCIA SEXUAL

Esta condena ha llegado en plena rebelión de las mujeres ante una sociedad que ha mirado hacia otro lado ante el acoso sexual. La reacción en cadena que ha dado lugar a este movimiento se inició con las denuncias por parte de numerosas actrices al productor de Hollywood Harvey Weinstein.

  Harvey Weinstein.AFP

El escándalo alcanzó tal eco que desembocó en el movimiento Me too (yo también), que ayudó a muchas mujeres a dar un paso adelante y romper su silencio. Este fenómeno ha trascendido fronteras, ha sido el germen de numerosas marchas y protestas y ha provocado una ola de solidaridad contra la violencia sexual. En España, este ha tenido un reflejo en el "Hermana, yo sí te creo", que se difundió con motivo del caso del juicio por violación a los cinco miembros de "La manada".

Una de los testimonios más duros escuchados en el juicio ha sido el de la seis veces medallista olímpica Aly Raisman. "Larry, te das cuenta de que nosotras, este grupo de mujeres de las que tú tanto has abusado durante tanto tiempo, somos ahora una fuerza y tú no eres nada. Las cosas han cambiado", decía sin apartar la mirada de Nassar.

  Aly Raisman se dirige a Nassar en el juicio.REUTERS

Pero, a pesar de la victoria en los tribunales, Raisman recalcó que queda mucho trabajo por hacer y criticó a la Federación de Gimnasia de Estados Unidos, una organización "podrida". "Esto es más grande que Larry Nassar. Tenemos que llegar al fondo y esclarecer cómo este desastre pudo ocurrir".

Muchas víctimas de Nassar pidieron ayuda o contaron lo que les había sucedido, pero nadie les escuchó. El hoy condenado se valía de su reputación como médico y de un entorno que hacía oídos sordos para perpetrar sus crímenes. Por eso muchas voces han recalcado la importancia de esta condena, porque para muchas mujeres ha sido la primera vez en la que han sentido que su voz importa.