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El 6 de abril de 1992 el mundo perdía a Isaac Asimov, uno de los mayores talentos de la literatura y la divulgación científica.
De origen ruso pero criado en EEUU, Asimov fue profesor de Bioquímica pero es más conocido por su faceta como escritor de ciencia ficción y experto en diversos campos de la ciencia. Su obra, entre la que se cuenta Yo, robot y la saga de la Fundación, ha sido adaptada y premiada en numerosas ocasiones.
Asimov era una persona sobresaliente y peculiar por muchos motivos. Si no te suena su nombre, o incluso si lo conoces, ¿sabías estos datos sobre él?
- Nació en 1920 en una familia de molineros de Petróvichi, en la Rusia soviética. El apellido familiar deriva de una palabra que designa los cultivos invernales, a los que se dedicaba un tatarabuelo. Era el mayor de tres hermanos.
- Sus padres, de origen judío, se exiliaron al comenzar la ola de antisemitismo que recorrió Europa a principios del siglo XX y llegaron a Brooklyn (Nueva York) en 1923. Asimov nunca aprendió ruso pero sí yidis, el idioma que se hablaba en su casa.
- Aprendió a leer de forma autodidacta con cinco años y trabajó en los quioscos de chucherías de su padre, donde descubrió el género de la ciencia ficción. Convenció a su padre de que no eran literatura basura porque llevaban la palabra "ciencia" en el título.
- Publicó por primera vez a los 19 años después de encadenar una serie de trabajos en la universidad: uno cortando y doblando láminas de goma, otro como secretario de un profesor de Psicología y después como mecanógrafo de otro de Sociología.
- Aunque su familia continuó siguiendo (con decreciente rigor) las tradiciones ortodoxas, nunca intentaron imponerlas en sus hijos. Por ello, Asimov creció sin presiones religiosas y considerando la torá un mito hebreo como La Ilíada lo es para los griegos. Pasó años sin decirlo explícitamente, pero finalmente hizo esta afirmación en 1982: "Emocionalmente, soy ateo. No tengo ninguna prueba de que Dios no exista pero sospecho tanto que no lo hace que no quiero perder el tiempo".
- Mantuvo una ideología progresista durante toda su vida y simpatizaba con el Partido Demócrata. Pero su defensa del empleo de energía nuclear en servicio de la sociedad civil lo alejó de grupos de izquierda. No obstante, dejó reflejado su respeto al medio ambiente en su último libro de no ficción, La ira de la Tierra, que trata el calentamiento global y la destrucción de la capa de ozono.
- Se definía como feminista y creía que los derechos de las mujeres estaban fuertemente ligados al control de la población, algo que él consideraba un serio problema. Entre otros escritos, este memorable pasaje sobre qué significa realmente el cliché de "la amiga fea con gafas de la chica popular" (por ejemplo, Barb en Stranger Things): las gafas son un símbolo de inteligencia y cultura, y la sociedad vende que sin ellas las mujeres son más felices.
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