Cómo encontrar la felicidad a través del orden de tu casa

Cómo encontrar la felicidad a través del orden de tu casa

¿Puede el orden hacerte conseguir un mayor control y paz mental y, por tanto, ser más feliz?

El orden es un remanso de paz que envuelve, haciendo sentir a la persona más fuerte y tranquila a la hora de enfrentarse al caos del mundo. Es un refugio acogedor y calmado en el que permanecer a gusto, dentro de un espacio de control personal. Exactamente igual que el propio hogar. Mantener el orden en casa es, de hecho, una forma de contribuir al orden mental. Éstas son las conexiones hay entre el orden mental y el del hogar.

Ese estado al que volver cuando no encuentras el camino. No significa que tenga que ser lo más importante en la vida, pero sí de donde deberían partir la mayoría de tus acciones porque cuando uno está perdido o desorientado, no suele tomar las decisiones correctas. Si te sientes así, has de poner orden en tu mente: hacer una limpieza de cajones y archivos clarificará tus ideas y te ayudará a reiniciar desde un lugar más controlado.

No importa qué te haga sentir que tienes tu vida bajo control, lo que importa es que puedas conseguirlo para mantenerte equilibrado. Para algunos es la visión de una piscina y el sol en la cara; para otros repasar los informes entregados el día anterior. Todo aquello que te hace sentir que controlas tu propia vida, te proporciona paz. Y uno de los principales focos de paz para la mayoría de la gente es su hogar. Por eso es tan importante mantener el orden en casa, pues revierte directamente en la sensación de orden mental.

Sin rayar en la obsesión, a esta paz y este control se puede llegar a través del orden. Porque ordenar no es ese ogro con el que se castiga a los niños por una travesura. El orden es el centro al que vuelves para sentirte en armonía.

Ordenar la casa, un armario, los papeles, los juguetes... todo pasa por el mismo proceso de realización, por una especie de camino hacia un estado zen. Cuando consigues controlar ese cajón lleno de trastos que te daba pereza hasta abrir, sientes cómo te pones por fin una medallita en el pecho y te quitas de la mente un peso que, de algún modo, tenías. Esto es un ejemplo claro de cómo el orden puede contribuir a una mayor paz mental.

Esa calma que se te resiste durante una semana llena de actividades, se hace real y muy tangible cuando en tu hogar estás rodeado de orden y limpieza, cuando has conseguido eliminar objetos superfluos y lo que encuentras al llegar a casa es que hay un espacio designado para cada cosa y cada cosa está en su lugar. En el resto de tu vida podrá haber mucho caos, pero una casa ordenada hará que cuando entres por la puerta sientas que todo ese desasosiego se esfuma.

Si no sabes por dónde empezar o no entiendes la sensación de satisfacción sobre la que estás leyendo, quizá sea porque el germen del orden todavía no ha conseguido calar hondo en ti. Pero eso tiene fácil solución.

Imagínate rodeado de armonía, de un entorno controlado donde solo existan las cosas que más aprecias; donde mires lo que mires, todo te gusta y te resulta útil; donde no hay cosas superfluas o que te chirrían; donde todo lo que tienes está en el lugar adecuado y no tienes que preguntarte: ¿Dónde lo pongo? Es ahí donde has de establecer el límite con tu vida anterior. Si no sabes cómo, a lo mejor necesitas al principio la ayuda de un experto en orden.

Aunque a priori suene contradictorio, sí lo es. Una tarde de fin de semana poniendo orden en un armario, facilita su uso enormemente durante mucho tiempo y, en consecuencia, eso es un descanso. Empieza por el cajón de la ropa interior, el zapatero, los tarros de las especias... lo que más te anime a continuar, lo que más necesites o aquello que urge ya hace tiempo y cada dos por tres la cabeza te manda un mensaje de que lo tienes pendiente. También puedes abordar, para empezar, aquel lugar que te haga sentir alivio cada día al verlo todo dispuesto de manera estética y práctica.

Y verás que ya no hay vuelta atrás. Cuando entras en la espiral del orden, tu casa se convierte más que nunca en tu refugio: tu hogar es tu templo, como lo es tu cuerpo cuando lo cuidas. No lo pospongas ni un día más: ordena, organiza, haz listas con lo que tienes, elimina cosas que no necesitas, ponte en control de la situación y verás cómo el orden te pacifica. Empezarás a sentir cómo todo lo demás es superfluo, cuando el sol parta de ti, desde tu propio entorno de orden y control.

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