Postura corporal de autoconfianza y seguridad

Postura corporal de autoconfianza y seguridad

¿Sabías que tu postura no sólo transmite si eres una persona segura o no, sino que es capaz de influir sobre tu propia actitud?

¿Sabías que tu postura no sólo transmite si eres una persona segura o no, sino que es capaz de influir sobre tu propia actitud? En este tercer vídeo de la serie sobre lenguaje corporal poderoso te muestro cómo asumir una postura de autoconfianza y seguridad.

Te invito a ver los dos vídeos anteriores antes de pasar a éste

El lenguaje no verbal nació mucho antes de que los humanos inventásemos las palabras. Es un reflejo exacto de nuestras emociones. Y, si bien hemos aprendido a mentir con las palabras, es muy complicado mentir con nuestro lenguaje no verbal.

Por eso el cuerpo y la voz dicen mucho más de nuestras intenciones que las propias palabras. Y dicen de forma inconsciente aquello que (a veces) no queremos decir con palabras.

En consecuencia, el uso adecuado o no de tu cuerpo reforzará o debilitará lo que digas con tus palabras.

En los dos vídeos anteriores de esta serie hablamos sobre el contacto visual y sobre el apretón de manos y cómo transmitir confianza y seguridad con ambos.

Hoy le toca el turno a la postura corporal, fundamental para mostrar tu nivel de autocontrol.

¿Qué sensación transmite una persona que anda encorvada?

Desgana y falta de seguridad. Cuando interactuamos con una persona que anda con esa pose, nos da la impresión de que tenemos en frente a alguien inseguro y posiblemente incompetente.

Y esto es un problema, sobre todo en un entorno profesional, porque una persona incompetente no nos transmite seguridad de que el trabajo vaya a salir.

Encorvarse es el primer paso hacia una postura de protección de los órganos vitales. Igual que cruzarse de brazos, muestra falta de confianza en uno mismo y falta de apertura ante las personas que tenemos en frente.

Pero no sólo eso, la mera postura hace que nos sintamos pequeños, faltos de fuerza, faltos de ganas.

Hagamos un ejercicio rápido. Por favor hazlo conmigo porque es muy poderoso.

Ponte de pie. Ahora deja caer tus manos en peso muerto. Luego deja que se te caigan los hombros y la cabeza. Y por unos segundos siente el estado de ánimo en el que entras como consecuencia de estar en esta postura.

¿Qué sensación te produce? Por favor deja un comentario porque me encantará saberlo.

A mí personalmente me pone en una situación de desgana y poco a poco comienzo a sentirme más pequeño. Como si el mundo pudiera conmigo. Es muy similar a lo que sienten mis alumnos cada vez que hacemos juntos este ejercicio.

Si te has sentado de nuevo, por favor vuelve a ponerte de pie que no hemos acabado.

Desde esa postura encorvada ahora imagina como si un hilo imaginario atravesara tu cuerpo por el centro, desde la coronilla hacia abajo. Y de repente, como por arte de magia, como si alguien alguien comenzara a tirar de ese hilo imaginario lentamente.

Al hacerlo se levantan tu cabeza y un poco tu mentón, luego tus hombros y tu postura se pone completamente erguida, aunque sin parecer Robocop.

De nuevo, siente el estado de ánimo en el que entras como consecuencia de estar en esta postura.

¿Qué sensación te produce? Por favor deja otro comentario.

A mí personalmente me devuelve la energía y mejora drásticamente mi estado de ánimo. Esto es muy positivo porque al sentirme bien es mucho más fácil que transmita confianza.

Además, la postura corporal erguida facilita una mejor y más profunda respiración, que de por sí facilita la calma y un mejor funcionamiento del cerebro. En cambio, una postura corporal encorvada cambia el patrón de respiración y de energía, y el cerebro la interpreta como estar a la defensiva.

Otra cosa, la propia postura corporal erguida está asociada a la altura, e históricamente ser alto ha estado siempre asociado a un alto nivel de estatus. No hace falta que seas alto para transmitir seguridad; pero te ayudará mucho tener una postura corporal erguida.

Si no tienes la costumbre de andar con una postura corporal erguida, haz el ejercicio del hilo imaginario siempre que vayas a entrar a algún lugar. A fuerza de intentarlo, terminará convirtiéndose en una postura natural para ti y ésta te ayudará a sentirte bien y a mostrar seguridad, sobre todo en los momentos en los que más la necesites.

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Este artículo se publicó originalmente en el blog del autor.