Raquel, guía española en Praga: "En invierno me visto por capas porque la calefacción en tiendas y restaurantes está altísima"
“Nada de zapatillas”.

Trabajar al aire libre en pleno invierno en Europa Central no es tarea sencilla. Raquel, guía turística española en Praga, pasa gran parte de su jornada caminando por la ciudad y explicando su historia a grupos de visitantes, muchas veces con temperaturas bajo cero.
A través de un vídeo publicado en su cuenta de TikTok @yovoyviajando, la guía ha compartido cómo se viste para no pasar frío y, al mismo tiempo, evitar el contraste extremo de temperatura al entrar en tiendas, museos o restaurantes.
“En invierno me visto por capas porque la calefacción en tiendas y restaurantes está altísima”, explica. Esa combinación de frío intenso en la calle y calor excesivo en interiores obliga, según Raquel, a planificar bien la ropa para poder adaptarse a cada situación sin pasar ni frío ni calor.
La rutina para vestirse
La primera capa, señala, es siempre térmica. Utiliza camisetas interiores especiales para el frío y, para las piernas, mayas térmicas. En algunos casos opta por modelos con forro interior, que le permiten prescindir de más capas si las temperaturas no son extremadamente bajas. En otros, prefiere prendas más finas y añade un pantalón encima para regular mejor el calor cuando entra en espacios cerrados.
Sobre esa base, Raquel añade una segunda capa cálida, normalmente un forro polar o una chaqueta de pelito. Asegura que este tipo de prendas abrigan mucho y, además, resultan cómodas para llevar durante horas. El cuello alto, dice, es un gran aliado frente al viento frío típico del invierno en Praga.
Qué usar en las extremidades
Los pies también requieren especial atención. La guía recomienda calcetines térmicos o de lana, preferiblemente de lana merino, y botas resistentes. No es imprescindible que sean botas de nieve, pero sí que tengan una suela que no resbale y que impidan la entrada de agua. “Nada de zapatillas”, advierte, especialmente cuando se pasan muchas horas caminando.
En cuanto al abrigo, Raquel lo tiene claro: debe ser largo, acolchado y con un relleno que abrigue de verdad, como las plumas. Ella misma aclara que todos sus abrigos son de este tipo, ya que ofrecen una protección eficaz frente al frío prolongado sin necesidad de añadir demasiadas capas debajo.
El conjunto se completa con guantes, gorro y bufanda, imprescindibles para proteger las zonas más expuestas al frío. Aun así, Raquel matiza que no siempre utiliza la misma combinación de ropa. Solo recurre a este “uniforme de invierno” cuando sabe que va a pasar todo el día a temperaturas muy bajas. El resto del tiempo, adapta las capas según el clima.
