Este es el menú de una fragata de la Armada Española y el presupuesto por persona y día
Disponen de menús equilibrados por menos de ocho euros al día.

En la cocina de una fragata de la Armada Española, cada comida es un pequeño milagro logístico y culinario. Alimentar a toda una dotación con apenas 7,89 euros por persona y día, el presupuesto asignado por el Ministerio de Defensa, exige una mezcla de planificación meticulosa, ingenio y mucha experiencia naval.
En alta mar comer es mucho más que una necesidad fisiológica, es una cuestión de moral, tradición y cohesión. Y hacerlo bien, en plena misión, bajo condiciones cambiantes e imprevisibles, es todo un arte militar digno de la Armada.
Todas estas raciones además, deben conservarse, prepararse y servirse en un entorno en constante movimiento. Cocinar con mar revuelta, por ejemplo, convierte la cocina en un verdadero campo de batalla, donde la improvisación se vuelve clave.
El menú completo, equilibrado y reconfortante
El menú diario a bordo debe incluir pan y bollería, verduras y hortalizas, carne, pescado, huevos, café, agua, refrescos, condimentos y aceite, entre otros. Un abanico amplio de productos que deben encajar en menos de ocho euros al día.
En los buques de la Armada, como la fragata Blas de Lezo, el buque escuela Juan Sebastián de Elcano o el portaeronaves Juan Carlos I, la alimentación es uno de los pilares del día a día. Se sigue una dieta de inspiración mediterránea, familiar para la dotación y basada en la cocina española. Cada comida debe ser suficiente, equilibrada y reconfortante, y además cumplir con exigencias sanitarias, nutricionales y culturales.
El Cuerpo de Intendencia de la Armada se encarga de planificar y gestionar el presupuesto alimentario, trabajando estrechamente con el personal de cocina para optimizar cada céntimo sin renunciar a la calidad. Además, en misiones prolongadas, el aprovisionamiento de productos frescos en puertos extranjeros añade un grado más de dificultad, pero también permite integrar ingredientes locales con creatividad.
Comer para resistir y convivir
Más allá de los nutrientes, la comida en un buque de guerra tiene un componente emocional. Se trata del momento de pausa, de encuentro, de conexión con el hogar. Puede ser un desayuno antes de la guardia, un café en una noche de vela o un bocadillo tras una maniobra exigente. Por eso, la cocina de la Armada no solo alimenta cuerpos, sino también los ánimos.
En cada menú servido, en cada plato que llega a la mesa, hay cinco siglos de experiencia naval y un compromiso humano profundo. Porque alimentar en el mar es también una forma de cuidar a quienes lo navegan.
