La desconocida isla africana que fue española y que vuelve a la palestra tras la aparición de petróleo
Carece de electricidad, agua potable y conexiones regulares con el continente.

En pleno océano Atlántico, frente a las costas del golfo de Guinea, se alza la pequeña y olvidada isla de Annobón, un territorio que España recibió de Portugal en el siglo XVIII pero que nunca llegó a colonizar plenamente.
Más de dos siglos después, Annobón regresa al foco político y mediático por dos razones: una proposición no de ley en el Congreso que reclama su autodeterminación, y la aparición de bolsas de petróleo en su subsuelo.
La iniciativa parlamentaria, presentada el pasado 23 de abril por el grupo mixto y firmada por la diputada Ione Belarra, ha reabierto un debate histórico sobre un territorio apenas conocido por la mayoría de los españoles.
La propuesta denuncia las graves vulneraciones de derechos humanos que habría sufrido la población annobonesa bajo el régimen de Guinea Ecuatorial, y defiende el derecho del pueblo a decidir su futuro. Sin embargo, también ha generado polémica por algunos errores históricos y jurídicos, así como por su enfoque ideológico.
Una colonia a medias
Este territorio, cuyo nombre en portugués, Ano Bom, signfica ‘Año Nuevo’, fue descubierto en 1473 por marinos portugueses, quienes la poblaron con africanos de Santo Tomé y Angola. En 1778, tras los tratados de San Ildefonso y El Pardo, la isla pasó a soberanía española, aunque con una administración simbólica y muy limitada.
Sin embargo, la colonia no contaba con infraestructuras ni servicios básicos. Además, tenía una autonomía local casi total, por lo que derivó en un prolongado abandono institucional.
Durante el siglo XIX, los intentos de establecer una presencia más firme se toparon con el aislamiento, las enfermedades tropicales y el desinterés de la metrópoli. La isla llegó incluso a ser defendida por un misionero claretiano, el padre Juanola, quien en 1875 impidió su ocupación por parte de Alemania alzando la bandera española.
De cárcel flotante a enclave estratégico
En la etapa postcolonial, Annobón quedó aún más marginada. Bajo el régimen de Francisco Macías y luego de Teodoro Obiang, fue usada como cárcel remota y vertedero político. Hoy, con una población que apenas supera los 2.000 habitantes, la isla carece de electricidad, agua potable y conexiones regulares con el continente. Solo su gran caldera volcánica actúa como depósito natural de agua.
No obstante, el interés por Annobón ha resurgido tras informaciones no confirmadas sobre la presencia de petróleo en su entorno marítimo. La posibilidad de explotación de hidrocarburos y de desarrollo turístico ha encendido el debate sobre su viabilidad como microestado, algo que despierta tanto esperanzas como recelos. Críticos con la propuesta parlamentaria advierten del riesgo de crear una nueva autocracia o un enclave susceptible de ser disputado por potencias extranjeras, como Gabón.