Cierran el puente de un pueblo y un agricultor ha recorrido más de 1.000 kilómetros para rodearlo: "Es mucho desperdicio de combustible"
Esto provoca además atascos en carreteras secundarias.

Desde finales de septiembre, el único puente que une las dos orillas del pequeño municipio de Iguerande, en la región francesa de Borgoña, permanece cerrado después de que una inspección detectara un importante affouillement, es decir, una erosión que ha dejado al descubierto parte de las antiguas cimentaciones y ha creado cavidades bajo una de las pilas, poniendo en cuestión la estabilidad de la estructura.
El cierre fue decidido de forma urgente por los servicios del Departamento de Saona y Loira por motivos de seguridad y, por ende, el consecuente bloqueo del paso ha convertido trayectos de pocos minutos en rodeos de decenas de kilómetros. Varios vecinos relatan atascos en carreteras secundarias pensadas para un tráfico local y costes extrapolables al sector agrícola y comercial del territorio.
Uno de los grandes afectados es Louis Bordatén, un agricultor que ahora tiene que rodear el río Loira para llegar hasta sus vacas que, en condiciones normales, están tan solo a unos cientos de metros en línea recta. "En total, he conducido más de 1.000 kilómetros para sortear las obras desde que empezaron. Es mucho combustible y tiempo desperdiciados", cuenta el hombre en declaraciones recogidas por France 3 Franche-Comté.
Unas obras a largo plazo
Además advierte que no es un problema aislado, sino que otros ganaderos, comerciantes y trabajadores comparten la misma molestia, por lo que el resultado son carreteras estrechas y congestionadas. A finales de octubre, buzos especializados intervinieron para evaluar los daños en inmersión, para lo que cortaron tablestacas dañadas y realizaron un escaneado 3D del entorno de la pila afectada, con el fin de valorar soluciones temporales posibles.
El Departamento ha reforzado el vallado y la señalización del puente y mantiene monitorización técnica para detectar cualquier movimiento. El calendario inicial de intervención contempla fases muy condicionadas por la meteorología, el régimen del río y las autorizaciones ambientales: desde la apertura de accesos y la construcción de diques provisionales para trabajar en seco hasta inyecciones y vertidos de hormigón que permitan taponar las cavidades.
No obstante, las autoridades subrayan que la naturaleza inusual del daño y la escasez de empresas especializadas que realizan obras fluviales de emergencia complican la definición de una solución definitiva. Por ello, varios medios regionales advierten de que la reapertura total y segura del puente no está garantizada antes de finales de 2026, dependiendo de los resultados técnicos y de las condiciones hidrológicas.
El caso de Iguerande es un ejemplo local de un problema más amplio, puesto que en Francia miles de puentes comunales y estructuras de paso muestran signos de envejecimiento y déficit de mantenimiento. El Cerema, un organismo técnico del Estado, ha evaluado decenas de miles de puentes en los últimos años, y el Gobierno ha puesto en marcha programas de inventario y ayudas específicas para atender los casos más urgentes.
