La hazaña histórica de un grupo de soldados españoles que pusieron en jaque a más de 6.000 estadounidenses
520 soldados españoles resistieron durante más de diez horas el ataque.

La historia de España está llena de episodios de valor y resistencia, pero pocos tan impactantes como la defensa de El Caney, donde 520 soldados españoles al mando del general Joaquín Vara de Rey resistieron durante más de diez horas el ataque de un ejército estadounidense de más de 6.000 hombres. Aquel día, en plena Guerra Hispano-Estadounidense, un puñado de soldados con recursos limitados se convirtió en un muro infranqueable para una de las potencias emergentes del mundo.
La batalla de El Caney se ocurrió en las afueras de Santiago de Cuba, una ciudad que los estadounidenses querían tomar para sellar su victoria en la isla. El general estadounidense William R. Shafter, convencido de que El Caney no supondría un gran obstáculo, destinó 5.000 soldados al mando del general Henry W. Lawton para tomar la posición en dos horas.
Sin embargo, lo que parecía un mero trámite se convirtió en una pesadilla para las tropas estadounidenses. Los españoles, bien atrincherados en el fuerte "El Viso" y en seis blocaos defensivos, resistieron con una fuerza que sorprendió a sus enemigos. A pesar de la abrumadora superioridad numérica y armamentística de los estadounidenses, la moral y el coraje de los defensores españoles impidieron su avance.
La moral y el coraje de los españoles
Desde el amanecer del 1 de julio de 1898, la artillería estadounidense comenzó el asedio, bombardeando sin cesar las posiciones españolas. Sin embargo, los proyectiles caían sin causar el efecto esperado. Fue entonces cuando la infantería norteamericana se lanzó al ataque, confiada en que la resistencia española estaba debilitada. Pero la respuesta española fue devastadora. Desde las trincheras y las aspilleras de las casas, los soldados dirigidos por Vara de Rey abatían a los atacantes con una precisión letal.
El coronel estadounidense Sargent, testigo de la batalla, describió así la hazaña española: "El valor de los españoles superó todo lo imaginable. Las granadas hacían explosión en las calles, los blocaos saltaban por los aires, esquirlas de plomo barrían las trincheras, penetraban en cada rendija, en cada esquina, en cada aspillera, pero los soldados serenos y decididos, no dejaban de emerger de las trincheras para lanzar descarga tras descarga contra los atacantes".
Durante más de cinco horas, los españoles frenaron los avances de los estadounidenses. La cadencia de sus disparos era tan rápida y certera que Lawton llegó a creer que en el fuerte había más de 500 hombres, cuando en realidad esa era la cifra total de los defensores.
El final de la resistencia
Consciente de que su plan inicial había fracasado, el general Shafter envió refuerzos, elevando el número de atacantes a más de 6.400 soldados estadounidenses y 200 independentistas cubanos. Fue entonces cuando Vara de Rey resultó herido en ambas piernas. Mientras intentaban evacuarlo en una camilla, un disparo en la cabeza acabó con su vida. La muerte del general desmoralizó a las tropas españolas, que comenzaron la retirada hacia Santiago de Cuba.
Los estadounidenses lograron tomar El Caney, pero a un coste altísimo con más de 600 bajas entre fallecidos y heridos. Lo que debía ser una victoria rápida y sencilla se convirtió en una de las batallas más sangrientas de la guerra.
El sacrificio de los soldados españoles retrasó el avance estadounidense hacia Santiago, permitiendo reorganizar la defensa de la ciudad. Aunque España perdería la guerra meses después, la resistencia de El Caney quedó grabada en la historia como un ejemplo de heroísmo y entrega.