Los restauradores de un palacio de renombre descubren que alguien garabateó su nombre en el techo y van en su busca
“Sería fantástico resolver el misterio de quiénes eran estas personas y qué hacían en el Gran Salón”.

En una intervención que ha sorprendido incluso a los propios expertos, los restauradores que trabajan en el Palacio de Blenheim han encontrado en los techos del Gran Salón una serie de nombres, fechas y anotaciones que parecen haber sido dejadas allí por trabajadores de épocas muy distintas. El hallazgo, descrito por la BBC como una “ventana inesperada al pasado laboral del palacio”, ha abierto un nuevo capítulo en la investigación histórica del edificio, que actualmente se somete a un amplio proyecto de restauración valorado en 12 millones de libras y cuya finalización está prevista para 2026.
Los grafitis se localizaron mientras se intervenían las pinturas de Sir James Thornhill y Louis Laguerre, dos de los artistas más relevantes que decoraron el palacio. Pese a que se trata de un espacio ampliamente documentado, no existían registros sobre determinados trabajos previos en la cubierta, de modo que estas inscripciones podrían aportar información inédita sobre reformas realizadas desde mediados del siglo XIX hasta tiempos recientes.
Lizzie Woolley, directora de Opus Conservation, explicó a la BBC la sorpresa del equipo al encontrarlos: “Nos emocionó descubrir este grafiti. Dado que no hay evidencia documental de trabajos previos en el Gran Salón ni en el Salón, esta es una pista muy interesante sobre qué se hizo y cuándo”. Añadió que “sería fantástico resolver el misterio de quiénes eran estas personas y qué hacían en el Gran Salón”.
Entre los once nombres identificados aparecen firmas datadas en 1843, 1888, 1921, 1931, 1935, 1939, 1968 e incluso 2011. Algunas van acompañadas de direcciones, y otras indican oficios concretos, como yesero, o intervenciones específicas, como “recableado 1935”. Esta variedad temporal refleja que numerosas generaciones de operarios han trabajado entre las vigas y cubiertas del palacio, dejando un rastro que ahora permite reconstruir pequeñas historias que quedaron fuera de los archivos oficiales.
El equipo de restauración confía en que, al hacer pública esta información, puedan aparecer descendientes o documentos que ayuden a identificar a los autores de las inscripciones. El objetivo no es solo recuperar nombres, sino también comprender mejor cómo se desarrollaron los trabajos de mantenimiento a lo largo de casi dos siglos.
Este hallazgo se suma a otros episodios llamativos ocurridos en Blenheim. La BBC recuerda, por ejemplo, el robo en 2019 de un inodoro de oro de 18 quilates valorado en 5,7 millones de euros, sustraído por dos hombres armados con palanquetas y posteriormente recuperado por la policía.
