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La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante.

La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante.

La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante.

La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante.

La historia que explica por qué el norte está en la parte superior de los mapas del mundo

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante.

Mapa del mundoGetty Images/iStockphoto

Que el norte siempre corone los mapas del mundo lo asumimos como una verdad inmutable. Sin embargo, esta orientación no es una casualidad ni una necesidad geográfica intrínseca. Tras esta aparentemente simple disposición se esconde una fascinante historia marcada por cómo las culturas occidentales entendieron el mundo.

Explorar por qué el norte se convirtió en la parte superior de nuestros mapas revela una mezcla de ciencia antigua, poder y la influencia de cómo se veía el mundo desde ciertas perspectivas y cómo una en particular se impuso en la representación de nuestro planeta.

Los puntos cardinales tienen una base física como, por ejemplo, la salida del Sol por el este o el magnetismo terrestre que orienta al norte. Sin embargo, su representación gráfica ha sido moldeada históricamente por significados religiosos, políticos y culturales.

El este el más importante y el sur en la cima

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante. Representaba el nacimiento, la vida y el paraíso, por ser el punto donde nace el Sol. En el famoso Mapamundi de Hereford, creado alrededor del año 1300, el este se encuentra en la parte superior. Allí, el Jardín del Edén ocupa un lugar destacado, mientras que el oeste, asociado a la muerte y el fin del viaje, se ubica abajo.

En el mundo islámico, los mapas muchas veces ubicaban al sur en la parte superior. Esto respondía a motivos religiosos ya que desde muchas regiones islámicas, La Meca, la dirección sagrada de oración, quedaba al sur. Un gran ejemplo de esto es el mapa del geógrafo Al-Idrisi de 1154, en el que Europa aparece en la parte inferior y encogida en tamaño.

Paradójicamente, el norte fue considerado durante siglos como un lugar inhóspito y oscuro, habitado por monstruos y demonios en los mapas cristianos medievales. Pero fue la Estrella Polaris, visible en el hemisferio norte y fundamental para la navegación marítima, la que cambió su destino. Según el historiador Felipe Fernández-Armesto, el auge de la navegación en alta mar elevó al norte a una posición crucial para los marinos.

El norte triunfó incluso en Marte

La consolidación de esta orientación llegó con el famoso mapa de Gerardus Mercator en 1569. Su proyección, útil para la navegación global, situaba el norte arriba no por importancia, sino porque los polos eran zonas irrelevantes para los exploradores de entonces.

La supremacía del norte como referencia cartográfica alcanzó incluso planetas lejanos. El mapa de Mercator se convirtió en la norma para la cartografía náutica e incluso se usó en los años 70 para hacer el mapa de Marte. Sin embargo, ese dominio está siendo cuestionado en la actualidad.

¿El fin del norte?

Hoy, con aplicaciones como Google Maps, la posición fija del norte ha perdido relevancia. Los mapas digitales se centran en el usuario, colocando a cada persona en el centro del mundo. “Es egocéntrico. Eres el centro del mapa y la dirección en la que viajas está frente a ti”, explica Ed Parsons, tecnólogo espacial jefe de Google.

Este cambio preocupa a algunos expertos, quienes temen que la dependencia tecnológica esté erosionando nuestras capacidades de orientación natural, esenciales para la supervivencia humana durante miles de años.

Que el norte siempre corone los mapas del mundo lo asumimos como una verdad inmutable. Sin embargo, esta orientación no es una casualidad ni una necesidad geográfica intrínseca. Tras esta aparentemente simple disposición se esconde una fascinante historia marcada por cómo las culturas occidentales entendieron el mundo.

Explorar por qué el norte se convirtió en la parte superior de nuestros mapas revela una mezcla de ciencia antigua, poder y la influencia de cómo se veía el mundo desde ciertas perspectivas y cómo una en particular se impuso en la representación de nuestro planeta.

Los puntos cardinales tienen una base física como, por ejemplo, la salida del Sol por el este o el magnetismo terrestre que orienta al norte. Sin embargo, su representación gráfica ha sido moldeada históricamente por significados religiosos, políticos y culturales.

El este el más importante y el sur en la cima

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante. Representaba el nacimiento, la vida y el paraíso, por ser el punto donde nace el Sol. En el famoso Mapamundi de Hereford, creado alrededor del año 1300, el este se encuentra en la parte superior. Allí, el Jardín del Edén ocupa un lugar destacado, mientras que el oeste, asociado a la muerte y el fin del viaje, se ubica abajo.

En el mundo islámico, los mapas muchas veces ubicaban al sur en la parte superior. Esto respondía a motivos religiosos ya que desde muchas regiones islámicas, La Meca, la dirección sagrada de oración, quedaba al sur. Un gran ejemplo de esto es el mapa del geógrafo Al-Idrisi de 1154, en el que Europa aparece en la parte inferior y encogida en tamaño.

Paradójicamente, el norte fue considerado durante siglos como un lugar inhóspito y oscuro, habitado por monstruos y demonios en los mapas cristianos medievales. Pero fue la Estrella Polaris, visible en el hemisferio norte y fundamental para la navegación marítima, la que cambió su destino. Según el historiador Felipe Fernández-Armesto, el auge de la navegación en alta mar elevó al norte a una posición crucial para los marinos.

El norte triunfó incluso en Marte

La consolidación de esta orientación llegó con el famoso mapa de Gerardus Mercator en 1569. Su proyección, útil para la navegación global, situaba el norte arriba no por importancia, sino porque los polos eran zonas irrelevantes para los exploradores de entonces.

La supremacía del norte como referencia cartográfica alcanzó incluso planetas lejanos. El mapa de Mercator se convirtió en la norma para la cartografía náutica e incluso se usó en los años 70 para hacer el mapa de Marte. Sin embargo, ese dominio está siendo cuestionado en la actualidad.

¿El fin del norte?

Hoy, con aplicaciones como Google Maps, la posición fija del norte ha perdido relevancia. Los mapas digitales se centran en el usuario, colocando a cada persona en el centro del mundo. “Es egocéntrico. Eres el centro del mapa y la dirección en la que viajas está frente a ti”, explica Ed Parsons, tecnólogo espacial jefe de Google.

Este cambio preocupa a algunos expertos, quienes temen que la dependencia tecnológica esté erosionando nuestras capacidades de orientación natural, esenciales para la supervivencia humana durante miles de años.

Que el norte siempre corone los mapas del mundo lo asumimos como una verdad inmutable. Sin embargo, esta orientación no es una casualidad ni una necesidad geográfica intrínseca. Tras esta aparentemente simple disposición se esconde una fascinante historia marcada por cómo las culturas occidentales entendieron el mundo.

Explorar por qué el norte se convirtió en la parte superior de nuestros mapas revela una mezcla de ciencia antigua, poder y la influencia de cómo se veía el mundo desde ciertas perspectivas y cómo una en particular se impuso en la representación de nuestro planeta.

Los puntos cardinales tienen una base física como, por ejemplo, la salida del Sol por el este o el magnetismo terrestre que orienta al norte. Sin embargo, su representación gráfica ha sido moldeada históricamente por significados religiosos, políticos y culturales.

El este el más importante y el sur en la cima

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante. Representaba el nacimiento, la vida y el paraíso, por ser el punto donde nace el Sol. En el famoso Mapamundi de Hereford, creado alrededor del año 1300, el este se encuentra en la parte superior. Allí, el Jardín del Edén ocupa un lugar destacado, mientras que el oeste, asociado a la muerte y el fin del viaje, se ubica abajo.

En el mundo islámico, los mapas muchas veces ubicaban al sur en la parte superior. Esto respondía a motivos religiosos ya que desde muchas regiones islámicas, La Meca, la dirección sagrada de oración, quedaba al sur. Un gran ejemplo de esto es el mapa del geógrafo Al-Idrisi de 1154, en el que Europa aparece en la parte inferior y encogida en tamaño.

Paradójicamente, el norte fue considerado durante siglos como un lugar inhóspito y oscuro, habitado por monstruos y demonios en los mapas cristianos medievales. Pero fue la Estrella Polaris, visible en el hemisferio norte y fundamental para la navegación marítima, la que cambió su destino. Según el historiador Felipe Fernández-Armesto, el auge de la navegación en alta mar elevó al norte a una posición crucial para los marinos.

El norte triunfó incluso en Marte

La consolidación de esta orientación llegó con el famoso mapa de Gerardus Mercator en 1569. Su proyección, útil para la navegación global, situaba el norte arriba no por importancia, sino porque los polos eran zonas irrelevantes para los exploradores de entonces.

La supremacía del norte como referencia cartográfica alcanzó incluso planetas lejanos. El mapa de Mercator se convirtió en la norma para la cartografía náutica e incluso se usó en los años 70 para hacer el mapa de Marte. Sin embargo, ese dominio está siendo cuestionado en la actualidad.

¿El fin del norte?

Hoy, con aplicaciones como Google Maps, la posición fija del norte ha perdido relevancia. Los mapas digitales se centran en el usuario, colocando a cada persona en el centro del mundo. “Es egocéntrico. Eres el centro del mapa y la dirección en la que viajas está frente a ti”, explica Ed Parsons, tecnólogo espacial jefe de Google.

Este cambio preocupa a algunos expertos, quienes temen que la dependencia tecnológica esté erosionando nuestras capacidades de orientación natural, esenciales para la supervivencia humana durante miles de años.

Que el norte siempre corone los mapas del mundo lo asumimos como una verdad inmutable. Sin embargo, esta orientación no es una casualidad ni una necesidad geográfica intrínseca. Tras esta aparentemente simple disposición se esconde una fascinante historia marcada por cómo las culturas occidentales entendieron el mundo.

Explorar por qué el norte se convirtió en la parte superior de nuestros mapas revela una mezcla de ciencia antigua, poder y la influencia de cómo se veía el mundo desde ciertas perspectivas y cómo una en particular se impuso en la representación de nuestro planeta.

Los puntos cardinales tienen una base física como, por ejemplo, la salida del Sol por el este o el magnetismo terrestre que orienta al norte. Sin embargo, su representación gráfica ha sido moldeada históricamente por significados religiosos, políticos y culturales.

El este el más importante y el sur en la cima

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante. Representaba el nacimiento, la vida y el paraíso, por ser el punto donde nace el Sol. En el famoso Mapamundi de Hereford, creado alrededor del año 1300, el este se encuentra en la parte superior. Allí, el Jardín del Edén ocupa un lugar destacado, mientras que el oeste, asociado a la muerte y el fin del viaje, se ubica abajo.

En el mundo islámico, los mapas muchas veces ubicaban al sur en la parte superior. Esto respondía a motivos religiosos ya que desde muchas regiones islámicas, La Meca, la dirección sagrada de oración, quedaba al sur. Un gran ejemplo de esto es el mapa del geógrafo Al-Idrisi de 1154, en el que Europa aparece en la parte inferior y encogida en tamaño.

Paradójicamente, el norte fue considerado durante siglos como un lugar inhóspito y oscuro, habitado por monstruos y demonios en los mapas cristianos medievales. Pero fue la Estrella Polaris, visible en el hemisferio norte y fundamental para la navegación marítima, la que cambió su destino. Según el historiador Felipe Fernández-Armesto, el auge de la navegación en alta mar elevó al norte a una posición crucial para los marinos.

El norte triunfó incluso en Marte

La consolidación de esta orientación llegó con el famoso mapa de Gerardus Mercator en 1569. Su proyección, útil para la navegación global, situaba el norte arriba no por importancia, sino porque los polos eran zonas irrelevantes para los exploradores de entonces.

La supremacía del norte como referencia cartográfica alcanzó incluso planetas lejanos. El mapa de Mercator se convirtió en la norma para la cartografía náutica e incluso se usó en los años 70 para hacer el mapa de Marte. Sin embargo, ese dominio está siendo cuestionado en la actualidad.

¿El fin del norte?

Hoy, con aplicaciones como Google Maps, la posición fija del norte ha perdido relevancia. Los mapas digitales se centran en el usuario, colocando a cada persona en el centro del mundo. “Es egocéntrico. Eres el centro del mapa y la dirección en la que viajas está frente a ti”, explica Ed Parsons, tecnólogo espacial jefe de Google.

Este cambio preocupa a algunos expertos, quienes temen que la dependencia tecnológica esté erosionando nuestras capacidades de orientación natural, esenciales para la supervivencia humana durante miles de años.

Que el norte siempre corone los mapas del mundo lo asumimos como una verdad inmutable. Sin embargo, esta orientación no es una casualidad ni una necesidad geográfica intrínseca. Tras esta aparentemente simple disposición se esconde una fascinante historia marcada por cómo las culturas occidentales entendieron el mundo.

Explorar por qué el norte se convirtió en la parte superior de nuestros mapas revela una mezcla de ciencia antigua, poder y la influencia de cómo se veía el mundo desde ciertas perspectivas y cómo una en particular se impuso en la representación de nuestro planeta.

Los puntos cardinales tienen una base física como, por ejemplo, la salida del Sol por el este o el magnetismo terrestre que orienta al norte. Sin embargo, su representación gráfica ha sido moldeada históricamente por significados religiosos, políticos y culturales.

El este el más importante y el sur en la cima

En muchas culturas antiguas, el este fue considerado la dirección más importante. Representaba el nacimiento, la vida y el paraíso, por ser el punto donde nace el Sol. En el famoso Mapamundi de Hereford, creado alrededor del año 1300, el este se encuentra en la parte superior. Allí, el Jardín del Edén ocupa un lugar destacado, mientras que el oeste, asociado a la muerte y el fin del viaje, se ubica abajo.

En el mundo islámico, los mapas muchas veces ubicaban al sur en la parte superior. Esto respondía a motivos religiosos ya que desde muchas regiones islámicas, La Meca, la dirección sagrada de oración, quedaba al sur. Un gran ejemplo de esto es el mapa del geógrafo Al-Idrisi de 1154, en el que Europa aparece en la parte inferior y encogida en tamaño.

Paradójicamente, el norte fue considerado durante siglos como un lugar inhóspito y oscuro, habitado por monstruos y demonios en los mapas cristianos medievales. Pero fue la Estrella Polaris, visible en el hemisferio norte y fundamental para la navegación marítima, la que cambió su destino. Según el historiador Felipe Fernández-Armesto, el auge de la navegación en alta mar elevó al norte a una posición crucial para los marinos.

El norte triunfó incluso en Marte

La consolidación de esta orientación llegó con el famoso mapa de Gerardus Mercator en 1569. Su proyección, útil para la navegación global, situaba el norte arriba no por importancia, sino porque los polos eran zonas irrelevantes para los exploradores de entonces.

La supremacía del norte como referencia cartográfica alcanzó incluso planetas lejanos. El mapa de Mercator se convirtió en la norma para la cartografía náutica e incluso se usó en los años 70 para hacer el mapa de Marte. Sin embargo, ese dominio está siendo cuestionado en la actualidad.

¿El fin del norte?

Hoy, con aplicaciones como Google Maps, la posición fija del norte ha perdido relevancia. Los mapas digitales se centran en el usuario, colocando a cada persona en el centro del mundo. “Es egocéntrico. Eres el centro del mapa y la dirección en la que viajas está frente a ti”, explica Ed Parsons, tecnólogo espacial jefe de Google.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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