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Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Todavía se conservan 750.000 manuscritos.

Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Todavía se conservan 750.000 manuscritos.

Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Todavía se conservan 750.000 manuscritos.

Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Todavía se conservan 750.000 manuscritos.

Pocos saben el gran papel que desempeñaron las mujeres en la copia de manuscritos en la Edad Media

Todavía se conservan 750.000 manuscritos.

Libro de oración del norte de los Países Bajos; ca. 1450. Decoración pintada por el Maestro Bíblico de Haarlem. El libro de oración incluye seis miniaturas.Getty Images

Los manuscritos medievales son auténticas joyas caligráficas y artísticas nacidas entre los muros silenciosos de los monasterios, y hasta hace relativamente poco, se pensó que eran obra exclusiva de hombres, nada más alejado de la realidad. 

Esta teoría, que ha prevalecido en el pensamiento de las personas durante siglos, ha sido desmentida por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega. 

Gracias a esta investigación se ha descubierto que al menos 254 manuscritos medievales identificados fueron copiados por mujeres, lo que revela una participación femenina hasta ahora subestimada en la historia de la cultura escrita del Occidente latino.

Una cifra pequeña pero significativa

Los scriptoria, esos espacios tranquilos donde monjes se dedicaban a copiar e iluminar textos religiosos durante la Edad Media, también acogieron manos femeninas. Aunque invisibilizadas por siglos de historiografía patriarcal, estas mujeres escribas no solo transcribieron textos, sino que también ilustraron, decoraron y preservaron el conocimiento.

Entre los años 400 y 1500, antes de la invención de la imprenta, se calcula que se realizaron más de diez millones de manuscritos a mano, de los cuales se estima que se conservan 750.000. Hasta hace poco, se atribuía esta gran producción exclusivamente a hombres, pero se ha revelado que al menos el 1,1 % de esa labor fue obra de mujeres. 

Las pruebas definitivas

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 23.774 colofones, esas breves anotaciones al final de los manuscritos que podían incluir el nombre del copista, la fecha, el lugar de escritura o incluso reflexiones personales. En 254 casos, el sexo de la copista era claramente femenino

Ejemplo de ello es el humilde testimonio de una monja noruega: "Yo, hija de Birgitta Sigfurs, monja del monasterio de Munkeliv, en Bergen, escribí este salterio con iniciales, aunque no tan bien como debería. Ruega por mí, pecadora".

Términos como scriptrix (escriba) o soror (hermana) aparecen en varios colofones, y algunas ilustraciones muestran autorretratos de mujeres con hábitos, como en una homilía del siglo XII firmada por Guda, una de las pocas iluminadoras medievales conocidas por su nombre.

¿Cuántos manuscritos copiaron las mujeres?

Basándose en estos datos, los investigadores estiman que las mujeres podrían haber copiado hasta 110.000 manuscritos en toda Europa durante la Edad Media. De ellos, unos 8.000 ejemplares podrían seguir existiendo, aunque todavía no han sido plenamente identificados como obra femenina.

Curiosamente, los scriptoria femeninos documentados representan solo una fracción muy pequeña de esta producción, lo que sugiere la existencia de otras comunidades de copistas mujeres que permanecen ocultas en la historia. Algunas podrían haber trabajado en entornos mixtos o incluso haber ocultado su identidad, firmando con iniciales, nombres ambiguos o dejando su rastro en los márgenes de los libros.

Los manuscritos medievales son auténticas joyas caligráficas y artísticas nacidas entre los muros silenciosos de los monasterios, y hasta hace relativamente poco, se pensó que eran obra exclusiva de hombres, nada más alejado de la realidad. 

Esta teoría, que ha prevalecido en el pensamiento de las personas durante siglos, ha sido desmentida por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega. 

Gracias a esta investigación se ha descubierto que al menos 254 manuscritos medievales identificados fueron copiados por mujeres, lo que revela una participación femenina hasta ahora subestimada en la historia de la cultura escrita del Occidente latino.

Una cifra pequeña pero significativa

Los scriptoria, esos espacios tranquilos donde monjes se dedicaban a copiar e iluminar textos religiosos durante la Edad Media, también acogieron manos femeninas. Aunque invisibilizadas por siglos de historiografía patriarcal, estas mujeres escribas no solo transcribieron textos, sino que también ilustraron, decoraron y preservaron el conocimiento.

Entre los años 400 y 1500, antes de la invención de la imprenta, se calcula que se realizaron más de diez millones de manuscritos a mano, de los cuales se estima que se conservan 750.000. Hasta hace poco, se atribuía esta gran producción exclusivamente a hombres, pero se ha revelado que al menos el 1,1 % de esa labor fue obra de mujeres. 

Las pruebas definitivas

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 23.774 colofones, esas breves anotaciones al final de los manuscritos que podían incluir el nombre del copista, la fecha, el lugar de escritura o incluso reflexiones personales. En 254 casos, el sexo de la copista era claramente femenino

Ejemplo de ello es el humilde testimonio de una monja noruega: "Yo, hija de Birgitta Sigfurs, monja del monasterio de Munkeliv, en Bergen, escribí este salterio con iniciales, aunque no tan bien como debería. Ruega por mí, pecadora".

Términos como scriptrix (escriba) o soror (hermana) aparecen en varios colofones, y algunas ilustraciones muestran autorretratos de mujeres con hábitos, como en una homilía del siglo XII firmada por Guda, una de las pocas iluminadoras medievales conocidas por su nombre.

¿Cuántos manuscritos copiaron las mujeres?

Basándose en estos datos, los investigadores estiman que las mujeres podrían haber copiado hasta 110.000 manuscritos en toda Europa durante la Edad Media. De ellos, unos 8.000 ejemplares podrían seguir existiendo, aunque todavía no han sido plenamente identificados como obra femenina.

Curiosamente, los scriptoria femeninos documentados representan solo una fracción muy pequeña de esta producción, lo que sugiere la existencia de otras comunidades de copistas mujeres que permanecen ocultas en la historia. Algunas podrían haber trabajado en entornos mixtos o incluso haber ocultado su identidad, firmando con iniciales, nombres ambiguos o dejando su rastro en los márgenes de los libros.

Los manuscritos medievales son auténticas joyas caligráficas y artísticas nacidas entre los muros silenciosos de los monasterios, y hasta hace relativamente poco, se pensó que eran obra exclusiva de hombres, nada más alejado de la realidad. 

Esta teoría, que ha prevalecido en el pensamiento de las personas durante siglos, ha sido desmentida por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega. 

Gracias a esta investigación se ha descubierto que al menos 254 manuscritos medievales identificados fueron copiados por mujeres, lo que revela una participación femenina hasta ahora subestimada en la historia de la cultura escrita del Occidente latino.

Una cifra pequeña pero significativa

Los scriptoria, esos espacios tranquilos donde monjes se dedicaban a copiar e iluminar textos religiosos durante la Edad Media, también acogieron manos femeninas. Aunque invisibilizadas por siglos de historiografía patriarcal, estas mujeres escribas no solo transcribieron textos, sino que también ilustraron, decoraron y preservaron el conocimiento.

Entre los años 400 y 1500, antes de la invención de la imprenta, se calcula que se realizaron más de diez millones de manuscritos a mano, de los cuales se estima que se conservan 750.000. Hasta hace poco, se atribuía esta gran producción exclusivamente a hombres, pero se ha revelado que al menos el 1,1 % de esa labor fue obra de mujeres. 

Las pruebas definitivas

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 23.774 colofones, esas breves anotaciones al final de los manuscritos que podían incluir el nombre del copista, la fecha, el lugar de escritura o incluso reflexiones personales. En 254 casos, el sexo de la copista era claramente femenino

Ejemplo de ello es el humilde testimonio de una monja noruega: "Yo, hija de Birgitta Sigfurs, monja del monasterio de Munkeliv, en Bergen, escribí este salterio con iniciales, aunque no tan bien como debería. Ruega por mí, pecadora".

Términos como scriptrix (escriba) o soror (hermana) aparecen en varios colofones, y algunas ilustraciones muestran autorretratos de mujeres con hábitos, como en una homilía del siglo XII firmada por Guda, una de las pocas iluminadoras medievales conocidas por su nombre.

¿Cuántos manuscritos copiaron las mujeres?

Basándose en estos datos, los investigadores estiman que las mujeres podrían haber copiado hasta 110.000 manuscritos en toda Europa durante la Edad Media. De ellos, unos 8.000 ejemplares podrían seguir existiendo, aunque todavía no han sido plenamente identificados como obra femenina.

Curiosamente, los scriptoria femeninos documentados representan solo una fracción muy pequeña de esta producción, lo que sugiere la existencia de otras comunidades de copistas mujeres que permanecen ocultas en la historia. Algunas podrían haber trabajado en entornos mixtos o incluso haber ocultado su identidad, firmando con iniciales, nombres ambiguos o dejando su rastro en los márgenes de los libros.

Los manuscritos medievales son auténticas joyas caligráficas y artísticas nacidas entre los muros silenciosos de los monasterios, y hasta hace relativamente poco, se pensó que eran obra exclusiva de hombres, nada más alejado de la realidad. 

Esta teoría, que ha prevalecido en el pensamiento de las personas durante siglos, ha sido desmentida por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega. 

Gracias a esta investigación se ha descubierto que al menos 254 manuscritos medievales identificados fueron copiados por mujeres, lo que revela una participación femenina hasta ahora subestimada en la historia de la cultura escrita del Occidente latino.

Una cifra pequeña pero significativa

Los scriptoria, esos espacios tranquilos donde monjes se dedicaban a copiar e iluminar textos religiosos durante la Edad Media, también acogieron manos femeninas. Aunque invisibilizadas por siglos de historiografía patriarcal, estas mujeres escribas no solo transcribieron textos, sino que también ilustraron, decoraron y preservaron el conocimiento.

Entre los años 400 y 1500, antes de la invención de la imprenta, se calcula que se realizaron más de diez millones de manuscritos a mano, de los cuales se estima que se conservan 750.000. Hasta hace poco, se atribuía esta gran producción exclusivamente a hombres, pero se ha revelado que al menos el 1,1 % de esa labor fue obra de mujeres. 

Las pruebas definitivas

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 23.774 colofones, esas breves anotaciones al final de los manuscritos que podían incluir el nombre del copista, la fecha, el lugar de escritura o incluso reflexiones personales. En 254 casos, el sexo de la copista era claramente femenino

Ejemplo de ello es el humilde testimonio de una monja noruega: "Yo, hija de Birgitta Sigfurs, monja del monasterio de Munkeliv, en Bergen, escribí este salterio con iniciales, aunque no tan bien como debería. Ruega por mí, pecadora".

Términos como scriptrix (escriba) o soror (hermana) aparecen en varios colofones, y algunas ilustraciones muestran autorretratos de mujeres con hábitos, como en una homilía del siglo XII firmada por Guda, una de las pocas iluminadoras medievales conocidas por su nombre.

¿Cuántos manuscritos copiaron las mujeres?

Basándose en estos datos, los investigadores estiman que las mujeres podrían haber copiado hasta 110.000 manuscritos en toda Europa durante la Edad Media. De ellos, unos 8.000 ejemplares podrían seguir existiendo, aunque todavía no han sido plenamente identificados como obra femenina.

Curiosamente, los scriptoria femeninos documentados representan solo una fracción muy pequeña de esta producción, lo que sugiere la existencia de otras comunidades de copistas mujeres que permanecen ocultas en la historia. Algunas podrían haber trabajado en entornos mixtos o incluso haber ocultado su identidad, firmando con iniciales, nombres ambiguos o dejando su rastro en los márgenes de los libros.

Los manuscritos medievales son auténticas joyas caligráficas y artísticas nacidas entre los muros silenciosos de los monasterios, y hasta hace relativamente poco, se pensó que eran obra exclusiva de hombres, nada más alejado de la realidad. 

Esta teoría, que ha prevalecido en el pensamiento de las personas durante siglos, ha sido desmentida por un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bergen, en Noruega. 

Gracias a esta investigación se ha descubierto que al menos 254 manuscritos medievales identificados fueron copiados por mujeres, lo que revela una participación femenina hasta ahora subestimada en la historia de la cultura escrita del Occidente latino.

Una cifra pequeña pero significativa

Los scriptoria, esos espacios tranquilos donde monjes se dedicaban a copiar e iluminar textos religiosos durante la Edad Media, también acogieron manos femeninas. Aunque invisibilizadas por siglos de historiografía patriarcal, estas mujeres escribas no solo transcribieron textos, sino que también ilustraron, decoraron y preservaron el conocimiento.

Entre los años 400 y 1500, antes de la invención de la imprenta, se calcula que se realizaron más de diez millones de manuscritos a mano, de los cuales se estima que se conservan 750.000. Hasta hace poco, se atribuía esta gran producción exclusivamente a hombres, pero se ha revelado que al menos el 1,1 % de esa labor fue obra de mujeres. 

Las pruebas definitivas

Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores analizó 23.774 colofones, esas breves anotaciones al final de los manuscritos que podían incluir el nombre del copista, la fecha, el lugar de escritura o incluso reflexiones personales. En 254 casos, el sexo de la copista era claramente femenino

Ejemplo de ello es el humilde testimonio de una monja noruega: "Yo, hija de Birgitta Sigfurs, monja del monasterio de Munkeliv, en Bergen, escribí este salterio con iniciales, aunque no tan bien como debería. Ruega por mí, pecadora".

Términos como scriptrix (escriba) o soror (hermana) aparecen en varios colofones, y algunas ilustraciones muestran autorretratos de mujeres con hábitos, como en una homilía del siglo XII firmada por Guda, una de las pocas iluminadoras medievales conocidas por su nombre.

¿Cuántos manuscritos copiaron las mujeres?

Basándose en estos datos, los investigadores estiman que las mujeres podrían haber copiado hasta 110.000 manuscritos en toda Europa durante la Edad Media. De ellos, unos 8.000 ejemplares podrían seguir existiendo, aunque todavía no han sido plenamente identificados como obra femenina.

Curiosamente, los scriptoria femeninos documentados representan solo una fracción muy pequeña de esta producción, lo que sugiere la existencia de otras comunidades de copistas mujeres que permanecen ocultas en la historia. Algunas podrían haber trabajado en entornos mixtos o incluso haber ocultado su identidad, firmando con iniciales, nombres ambiguos o dejando su rastro en los márgenes de los libros.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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