La receta secreta de las tartas de queso más virales de Alicante que nació de una cruel crítica
Todo empezó con un inocente planteamiento, cuenta su creadora, Julia Sala: "Le dije a mi madre: 'Oye, no tiene que ser tan difícil hacer una tarta de queso, ¿no?".

Una crítica demoledora impulsó a Julia Sala Bertomeu a convertirse en pionera de las populares tartas de queso cremosas en la provincia de Alicante, logrando acumular a multitud de personas en las puertas de sus cuatro locales de Las Tartas de Julita. La joven trabajaba como camarera en el restaurante de sus padres, Le Sol, cuando alguien destripó sin piedad la tarta de queso industrial que servían.
A raíz de esto, un día en el que no tenía mucho trabajo y estaba aburrida tuvo la idea que daría un giro a su vida. "Le dije a mi madre: 'Oye, no tiene que ser tan difícil hacer una tarta de queso, ¿no?", cuenta a El HuffPost. Lo más curioso es que no era precisamente la reina de los fogones. De hecho, ella misma reconoce que era "mala cocinera", aunque esto no la frenó.
Siguiendo una receta que había encontrado en Internet, la joven elaboró su primera tarta de queso que le sorprendió. "No me salió tan mal", confiesa orgullosa. Esto la motivó a seguir experimentando y jugar con los ingredientes: "Menos azúcar por aquí, otro tipo de queso por allá, una base reinventada...".
Y así, poco a poco, obtuvo su propia receta, o propias, porque tiene dos: una para la de queso tradicional, que mantiene el sabor de este ingrediente, y otra para las tartas de diversos sabores que ofrece. "Lo que hacemos es cambiar el ingrediente principal y entonces la tarta sabe a ese sabor, pero manteniendo la textura", explica. Ambas, eso sí, "basadas en ingredientes de primera calidad, innovación constante", lo más importante para crear un producto de calidad.
No revela mucha más información sobre sus recetas, ya que prefiere mantener la base de su éxito en secreto. Se limita a comentar la libertad que hay a la hora de elaborar una tarta de queso: "Al final lo bueno es que puedes usar el queso que te apetezca o la cantidad para darle un toque más o menos intenso. Por supuesto la textura, la base de la galleta, si le pones mantequilla o no. Incluso hay algunas que no llevan galleta...".
Del restaurante familiar a las colas gigantes a las puertas de sus establecimientos
Aunque no ha soltado prenda sobre la receta, lo cierto es que sus cheesecakes no dejan indiferente a nadie y han logrado captar a cientos de clientes que hacen cola para llevarse una porción o una tarta entera.
Primero comenzó a servirlas como postre en el menú del restaurante familiar, y lo cierto es que los clientes quedaban muy contentos con estas tartas. Pero el punto de inflexión llegó con el inesperado acto de una mujer que se la pidió para llevar su marido, afirmando que era su tarta favorita. Julia, entre nerviosa y emocionada, no sabía cuánto cobrarle. Al final, se la vendió por 15 euros: "Y ella tan contenta".
A partir de ahí, los encargos se multiplicaron y el boca a boca hizo el resto. El gran salto llegó con Instagram, donde con apenas dos mil seguidores recibió 50 pedidos para Nochebuena. En cuestión de meses, el horno y el espacio del restaurante familiar se le quedaron pequeños, con lo que decidió abrir un pequeño local en la playa de San Juan.
Los días previos a la inauguración fueron intensos, hasta el punto de que durmió dos noches en el local para hacer las máximas tartas posibles, ya que su horno solo le permitía hacer dos por hora. Un esfuerzo que dio sus frutos cuando el día de la apertura la cola dio la vuelta a la manzana: "Yo tenía muy poquitos seguirdores en Instagram, unos 2.000 o algo así, pero la gente empezó a compartir que abríamos y en 45 minutos se agotaron las porciones".
De esta forma, Las Tartas de Julita se ha convertido en la primera tienda especializada en tartas de queso de Alicante y cuenta ya con cuatro locales propios en San Juan Playa, el centro de Alicante, Elche y Murcia, además de dos pop-ups en centros comerciales. Allí ofrece un catálogo tan goloso como cambiante: más de 30 sabores fijos, desde la clásica hasta pistacho, Lotus, gofre o Kinder, y una rotación constante de ediciones limitadas que vuelan cada semana.
"Queríamos recuperar el sabor auténtico de las tartas de siempre, pero con un estilo fresco, cercano y actual. Hoy no vendemos solo postres, ofrecemos experiencias que saben a casa, a cariño y a repetir una y otra vez", comenta.
A pesar del éxito cosechado en apenas dos años, Julia no se conforma y continúa innovando para atraer a más clientes. En agosto lanzo una serie de helados inspirados en sus tartas. Su ambiciosa intención es, nada más y nada menos, conquistar toda España con su imperio de cheesecakes: "Esto es solo el comienzo. Mi objetivo es crecer tanto en comunidad como en puntos de venta, en todo el ámbito nacional".
