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Marimer Pérez: "Llevo 26 años en un paritorio y hemos recuperado prácticas que ponen a la mujer en el foco. No se la infantiliza, no se toman decisiones por ella"

Marimer Pérez: "Llevo 26 años en un paritorio y hemos recuperado prácticas que ponen a la mujer en el foco. No se la infantiliza, no se toman decisiones por ella"

La ginecóloga y obstetra acaba de publicar 'No me sueltes' sobre las experiencias acumuladas en el paritorio a lo largo de más de veinte años.

La ginecóloga y obstetra Marimer Pérez.Marti Pujol

El vértigo de la primera guardia, la emoción del primer parto, la adrenalina de la urgencia, la gratitud de los padres y las madres... Todas estas vivencias, y otras mucho más personales que ponen de relieve su lado más humano y vulnerable, componen los diez capítulos de No me sueltes, el libro que la obstetra Marimer Pérez acaba de publicar. 

Pero además de su larga trayectoria en el paritorio —más de 20 años—, la doctora se ha convertido en un referente sobre salud femenina y menopausia en redes sociales: supera el medio millón de seguidores en Instagram . "He creado un monstruo", admite la especialista abrumada pues prefiere el trato de tú a tú en la consulta y confiesa que para ella su trabajo es "vocación pura".

¿Afrontaste la escritura del libro como doctora o como persona? Te hago esta pregunta porque, como cuentas en esas páginas, dices que te sientes más segura cuando llevas la bata blanca y vulnerable cuando te la quitas. 

Pues te digo que como mujer, porque si yo la afrontara como doctora no solo estaría tranquila y segura, estaría en el siguiente nivel. La que te habla es la Marimer dudosa, la del ‘cómo irá’, la de ‘¿quedará la gente contenta?, la del ‘y cómo he osado yo a escribir una autobiografía si no soy escritora’, la del ‘y fíjate si lo ponen en las estanterías de escritores, ¿qué pinto yo?’. Esa es la Marimer mujer. La Marimer doctora tendría clarísimo cómo dirigirse a la mujer, cómo dirigirse al anestesista, cuándo hay que poner una epidural, qué maniobras hay que hacer para que el bebé se escuche mejor... Y ahora no estoy hablando en esos términos, con lo cual soy la Marimer mujer.

En el libro has querido poner de relieve que, además de ser una profesional de la medicina, eres una persona, porque algunas veces olvidamos que quien está enfrente en la consulta también es persona.

Y se sufre mucho y no sabes hasta qué punto. Se sufre muchísimo. Puedes tener seguridad en cuanto a lo que tienes delante medicamente, pero una profesión como la obstetricia, en donde estás en un momento muy vulnerable de la mujer, no te puedes llegar a imaginar la de vueltas que das o con la de personas que hablas antes de transmitir una mala noticia o darle a una mujer una información determinada. Hay una parte tan psicológica, tan de empatizar y tan de saber meterte en los miedos, por ejemplo, de esa mujer que lleva muchísimos intentos para quedarse embarazada y acude a la consulta con tanto miedo que no puede ni hablar. Hay un capítulo dedicado a eso. Esa mujer llega a la consulta como, perdona la comparación, un animal dañado, dolido y abandonado, y en ese momento no le puedes hablar y tienes que ir poco a poco. Tienes que tener una estrategia tan psicológica que me apasiona ver cómo en x visitas he conseguido que empiece a sonreír, que me empiece a dirigir la mirada. Es precioso todo ese acompañamiento.

Marimer, ¿qué supone entonces el trabajo para ti? ¿Qué significa ponerte la bata blanca?

Es mi vida, mi trabajo me ocupa prácticamente... O sea, yo no lo oculto, son los momentos más felices. Cómo explicar qué se siente al poner a un bebé rosa encima de una mamá y mirarla a los ojos... Ese primer contacto visual de verla tan feliz, es una celebración tan en petit comité... Yo no te puedo contar, ‘mira, es que estas vacaciones en Bali me dejaron un recuerdo' porque mi vida y mis grandes momentos han sido en un paritorio, entre las piernas de una mujer, mirándola a los ojos, escuchando su canción favorita... Todo eso lo guardo como pequeños tesoritos.

Me parece muy curioso porque, cuando nace el bebé, todas las mamás están en shock, no me pueden hablar de nada y yo sólo les abrazo fuerte y no les digo nada porque, en ese momento, sé que se van a olvidar de todo. Y al que me abrazo es al padre, porque ese está también como un flan, y me abraza y me quita un montón de presión. A ellos, a los padres, les doy muchas instrucciones.

Un embarazo es un viaje con un destino. Y como cualquier viaje, puede que no salga como tú deseas, pueden surgir imprevistos

Marimer, ¿qué es un embarazo y un parto para un obstetra?

Un embarazo y un parto para un obstetra no deja de ser un viaje que emprende una pareja o una madre en solitario. Es un viaje con un destino. Y como cualquier viaje, puede que no salga como tú deseas, pueden surgir imprevistos. Según lo que te apetece hacer o el itinerario que quieres seguir te preparas las maletas, y yo lo que voy a hacer es intentar llevar la maleta con todo aquello que pienso que puedes necesitar y que a lo mejor a ti se te ha olvidado porque no contabas que fuera a hacer mal tiempo o porque a ti te habían dicho que este era un destino fácil. Por eso yo siempre llevo mi maletita paralela, con las cositas que pienso que puedes necesitar.

Realmente se ha idealizado un poco ese momento y a veces el viaje no es fácil. Tendríamos que intentar aprender que somos mujeres adultas y por tanto tenemos que abrir las mentes y flexibilizar los espíritus. En la vida no podemos tenerlo todo, pues en esto tampoco y tenemos que recordar que hay otro paciente ahí, el bebé. A veces, la decisión que tomas no es la mejor para la madre o te sabe fatal porque a ella es a la que más conoces y no era esa su idea, pero tienes que tomar decisiones en pro del bebé. Yo siempre las preparo y les digo que habrá cosas que diga pensando en su hijo y no en ellas. Tengo que ponerlas en esa tesitura porque van preparadas con todo lo que han oído que tienen que pedir, solicitar o lo que creen que es mejor. Lo que necesitan es estar bien acompañadas, sentirte respetadas, sentir que se les está escuchando, que se les da toda la información. No hace falta mucho más.

Tú misma has dicho que las mujeres ahora llevan demasiada información al paritorio...

El parto es algo absolutamente animal. La oxitocina, que es la hormona fundamental, es la que gobierna el parto y para que esa hormona fluya tienes que estar tranquila, con el cortisol bajito. Si tú estás todo el rato en lo mental, en lo que has leído, en lo que te han dicho que hay que hacer, es muy difícil fluir. Yo echo de menos a esas mujeres naíf de cuando no había redes sociales, venían con mucha menos expectativa y todo era mucho más transparente. La relación era más fácil porque te decían ‘tengo miedo’ ‘qué tengo que hacer’... Era más disfrutón el momento.

¿Esa sobreinformación se transforma en más miedo?

100%. Hay muchas veces que prima el miedo y, como digo yo siempre: "Vienes a vivir uno de los momentos más felices de tu vida, déjame ayudarte, déjame coger esa mochila para intentar que no seas tú la que lleve todo el peso".

¿Y qué opinas sobre esa tendencia que acusa a los obstetras de que los partos están demasiado medicalizados y de que en muchas ocasiones la mujer es víctima de violencia obstétrica?

Este es un tema sobre el cual no hablo, pero llevo 26 años en un paritorio y hemos recuperado prácticas mucho más focalizadas en la mujer, que ponen a la mujer en el foco. No se la infantiliza, no se toman decisiones por ella, se dialoga con ella continuamente... Yo llevo entrando desde el principio de mi ejercicio profesional con los maridos en sala de partos de las cesáreas, y yo me hacía responsable de esos maridos dentro. Mis comadronas y yo, que ellas llevan más de 30 años, trabajamos 24-7, lo hemos hecho siempre lo mejor que hemos sabido y hemos dejado cumpleaños, fines de semana, puentes festivos o nochebuenas, como si no tuviéramos familia.

A mí mis pacientes no me hacen planes de parto, pero sí intento que me quede mentalmente muy claro lo que quieren y antes de entrar en la sala repaso lo que más les importa para así ponerme en la situación, vivirla y disfrutar al máximo.

La sociedad ha idealizado la maternidad: si eres mujer eso es lo que verdaderamente te va a hacer feliz, y creo que es importante que cada uno busque su felicidad porque no siempre es la misma para todos

Marimer, un capítulo de tu libro lo dedicas a tu no maternidad. Siempre has priorizado el trabajo y cuando te lo planteaste de verdad, con una pareja estable, la edad no lo permitió.

Escribí este capítulo, aunque me duela, por si puede ayudar a alguien porque es verdad que tenemos una carga, una presión —y solo nosotras, dicho sea de paso—, por ser madres y a lo mejor es un tema que no tienes ni decidido. Te pones a trabajar porque sientes que en ese momento esa es la llamada a la que tienes que responder. Al final, biológicamente nosotras tenemos un momento y a veces es tarde. O a lo mejor es que tenías en esa idea de encontrar a un compañero para ese viaje o de tener una solvencia económica o de poder conciliar fácilmente.

También la sociedad ha idealizado la maternidad: si eres mujer eso es lo que verdaderamente te va a hacer feliz, y creo que es importante que cada uno busque su felicidad porque no siempre es la misma para todos.

¿Aunque cada vez veamos a más mujeres normalizando la no maternidad, la cosa no ha cambiado nada?

Esto está muy tamizado y parece que no, pero en el fondo las únicas que vamos a tener que escuchar ‘se te ha pasado el arroz’ o ‘con lo bien que vive, con razón puede entrenar tanto’, cuando a lo mejor ni duermes pero nadie se cuestiona nada. Y luego otra cosa también: cuando tienes hijos estás muy excusada para hacer muchas cosas, estás siempre dispuesta para las guardias y como no tienes hijos con fiebre no te puedes ausentar nunca.

Si este capítulo le puede ayudar a alguna mujer a sentirse identificada y quitarse toda ese peso y la culpa, pues me alegro. Pero ¿somos culpables nosotras únicamente? Imagina a una mujer hablando del tema con una menopausia precoz a los 30, ¿qué le dices en consulta? Porque no siempre se puede, con la maternidad no existe el ‘si quieres puedes’, y eso hace mucho daño y nunca sabes por lo que estará pasando esa mujer.

Y otra cuestión que hace daño es esa sentencia de que solo una mujer es feliz siendo madre y el ‘¿qué sabrás tú de amor si no eres madre?’. No contestas porque te sientes pequeña y te llegas a decir 'bueno, igual es así, el amor más pleno lo tienes tú’. ¿Pero de verdad no sabemos amar las que no somos madres?

Marimer, hablamos ahora de tu faceta en redes sociales divulgando sobre perimenopausia y menopausia. ¿Hemos pasado de una ignorancia completa sobre esa etapa de la mujer a estar sobreinformadas? Yo misma tengo tanta información que me crea ansiedad y me autoexploro en busca de síntomas.

Es lo mismo, como hay sobreinformación de todo, en lugar de tranquilizar si tú no tenías ese síntoma, por si acaso te lo buscas. Pero es que igual no son los que tú estás sintiendo ni los que más te preocupan. Eso también me encargo mucho dejarlo claro. Cuando yo tengo una paciente delante siempre le digo, ‘¿pero a ti qué te preocupa, qué es lo que más te molesta en este momento?’. Porque existe la fatiga mental, los sofocos, la falta de lívido, el hombro congelado... Si empezamos así, si lo lees, igual te analizas el hombro y te aparece. En esta era de la sobreinformación hay seleccionar bien, qué lees y de dónde viene lo que lees.

El consejo más importante que se le puede dar a la mujer en perimenopausia es que se mueva, que deje el sedentarismo de lado y si puede entrenar fuerza, pues muchísimo mejor. Y que se olvide de contar calorías y se esfuerce en intentar nutrirse lo mejor posible

¿Qué consejos le das a la mujer que está entrando en esa etapa?

Pues le diría que aproveche ese momento para intentar prepararse lo mejor posible. O sea, que está en un momento ideal para iniciar hábitos de vida saludables que cuiden muchísimo. El descanso, que lo valore, que lo priorice, que no lo dé por sentado, que no vaya siempre agobiada y que haga ejercicio, que se mueva. Este es el consejo más importante que se le puede dar a la mujer en perimenopausia es que se mueva, que deje el sedentarismo de lado y si puede entrenar fuerza, pues muchísimo mejor. Y que se olvide de contar calorías y se esfuerce en intentar nutrirse lo mejor posible. Y como digo yo, esto es una carrera de fondo y por tanto todos estos hábitos de vida han de ser sostenibles, realistas. No se trata de poner deberes, porque no salimos de una etapa para meternos en los deberes de la otra, para intentar ser perfectas también. Al final, creo que cumplir años tiene que valernos para para ser más sabias y esta puede ser una etapa maravillosa. Yo aconsejo que te prepares una lista de todo aquello que no pudiste hacer por dar prioridad a los demás porque ya no podemos seguir poniendo máscaras de oxígeno al de enfrente si no nos la hemos puesto nosotras. Con 45 y 50 años nos toca vivir y nos toca hacer aquello que siempre nos ha apetecido, sin pensar tanto en el qué dirán.

A partir de los 40 años es el momento de diseñar una estrategia de vida para que cuando llegues a los 58, que eso no se lo explicaron a nuestras madres, sean años vividos y disfrutados porque estás mejor que nunca y sin tantas ataduras. 

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Mila Fernández es redactora de LIFE en 'El HuffPost' y editora de branded content. Antes, fue redactora de estilo de vida y gente en revistas femeninas —AR, LOVE y SMODA—, dirigió la revista Turismo Rural y trabajó delante del micro en Radio España. Puedes contactar con ella en mila.fernandez@huffpost.es