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Toni Pérez, @Fisioteduca: "No vamos al fisio tarde, sino cuando ya es muy tarde"

Toni Pérez, @Fisioteduca: "No vamos al fisio tarde, sino cuando ya es muy tarde"

Entrevista con el fisioterapeuta y divulgador, que publica 'No te lesiones más'.

El fisioterapeuta Toni Pérez, @fisioteduca.Daniel Díaz Sánchez / Cortesía de Toni Pérez

Solemos ir al fisio cuando ya es tarde. “Incluso añadiría ‘cuando ya es muy tarde”, apostilla Toni Pérez, fisioterapeuta que acaba de publicar No te lesiones más (Cúpula).

“Hay muchas veces que una persona viene con una lesión y el profesional se encuentra que lo que más limita no es la lesión, sino todo lo que ha venido a consecuencia de ella por no haberla tratado desde el principio”, lamenta, en base a lo que ve en su día a día este especialista y divulgador, conocido en redes como @Fisioteduca. “Por otro lado, acudimos muchas veces a un profesional teniendo algo que podríamos haber prevenido con información", agrega.

La sensación de que “no hay del todo mucha conciencia sobre el cuerpo humano” es lo que le llevó tanto a divulgar primero, como a escribir su libro después. “Tanto mi contenido como el libro van enfocados a un público curioso y sobre todo a establecer una serie de recomendaciones sencillas sobre el cuerpo y sobre las lesiones”, apunta. Y todo, subraya, “siguiendo una ruta por el cuerpo, que es como a mí me gusta enseñarlo, porque todo está unido".

Pérez, además, clarifica “la diferencia abismal” que hay entre un fisio, un osteópata y un quiropráctico, algo que igual muchas personas no tienen claro. Lo primero que señala es que su disciplina “es una ciencia: algo comprobado, algo que tiene base científica y que su efectividad no está en duda".

“La fisioterapia es una profesión sanitaria y tanto la osteopatía como la quiropraxia no es que ya no sean profesiones sanitarias, sino que tampoco se pueden ejercer legalmente en España si hablamos de dolor”, prosigue. “Yo siempre digo que ya no es cuestión de cualificación porque puede ser que alguien sepa porque se ha informado, pero es que no tienen ningún Colegio profesional detrás que las ampare”, resalta.

En distintos pasajes del libro, en esa ruta por el cuerpo, Pérez lamenta que muchas veces se paute reposo cuando lo que más ayudaría sería el movimiento: “Hay lesiones que se agravan mucho más por la inmovilización y hay muchas veces que es absurda”.

"Hay lesiones que se agravan mucho más por la inmovilización y hay muchas veces que es absurdo"

“El caso claro es el esguince de tobillo”, defiende. Como explica, en esta lesión tan común que afecta al ligamento, que “no es una estructura base, pierde mucha estabilidad, pero puede seguir pisando”. “De hecho, si sigues pisando, siempre y cuando el dolor no sea demasiado grave, obviamente, vas a recuperarte mucho más rápido. Para empezar, la fuerza y el impacto favorecen el crecimiento del colágeno, que es el principal componente del ligamento. Además, ya no es lo que te provoca la inmovilidad, sino lo que estás perdiendo por estar inmovilizado”, prosigue.

"Imagínate que a día de hoy puedes levantar un saco de 40 kilos. Pues si tú te quedas inmóvil durante dos meses, pasas de poder levantar 40 kilos a poder levantar 5 y que te cueste”, pone como ejemplo, o en el caso del hombro, si no se le da movimiento, se empieza a perder el control motor.

"Si tú no lo utilizas, el cuerpo es inteligente. Lo preserva y dice, ‘bueno, aquí no echamos cuenta’, y nuestras capacidades (la fuerza, la resistencia, la estabilidad, la movilidad) bajan”, remacha.

En su libro, Pérez hace una afirmación que puede resultar chocante, pero que luego aclara: “Las contracturas no existen”. ¿Para ti qué es una contractura? Un músculo agarrotado, ¿no? ¿Cómo te imaginas ese músculo? Lo típico es la imagen de una bola o un nudo. Ese es el error. Por eso digo que la contractura no existe”, señala.

"Si nos vamos a términos médicos, contractura se refiere a que hay una contracción permanente en tu músculo. Y esto es imposible a no ser que tengas un problema neurológico o estés muerto”, argumenta. Lo que realmente pasa en una contractura, puntualiza, “no es más que un producto de un sobreesfuerzo, de una sobrecarga, de una fatiga, que puede venir de un montón de contextos, no solo el haber entrenado demasiado o el haber cargado mucho peso un día, sino el contexto familiar, la somatización del estrés...”.

"La contractura no es ningún nudo, no hay una capacidad del músculo de anudarse"

“La contractura no es ningún nudo, no hay una capacidad del músculo de anudarse, por lo menos yo no la he estudiado y creo que no existe”, agrega con ironía, antes de desmentir que se quite con un masaje. ¿Por qué mejora con uno, entonces? “Por el estímulo mecánico del contacto, igual que con un abrazo”, responde. Pérez agrega que el músculo, además, se comporta “como un tarro de miel”: “Cuando lo abres, la miel está dura, ¿no? Cuando la mueves, ya empieza a reblandecerse. Esto es un fenómeno físico que se llama estado gel, que es un estado gelatinoso. Pues el músculo está en un estado gel. Si tú estás superinactivo, el músculo va a estar rígido, pero en cuanto empieces a aplicar movimiento o contacto, como un masaje, el músculo empieza, literalmente, a reblandecerse. Y por eso nos da la sensación de que nos han aliviado”.

Como argumenta, es una medida que funciona a corto plazo. “Lo que tiene que hacer el fisio es decirte ‘no te lo quito yo, te lo vas a quitar tú mediante el movimiento, mediante un patrón activo”, defiende.

También ve clave el movimiento, y en concreto, entrenar fuerza para todas esas personas con el suelo pélvico debilitado, a las que, por ejemplo, se les escapa el pis al estornudar o reír. “Este asunto afecta en torno al 60% de las mujeres que traspasan los 50 o 60 años, que están en menopausia. Hablamos de una población enorme. ¿Y qué pasa? Que tiene muchos problemas adheridos como, por ejemplo, de salud emocional. Si temes que se te escape el pis, induce a que no salgas, a que no te rías...”, enumera.

"Me gustaría dejar atrás ese tabú de que si tienes el suelo pélvico mal te aguantas y te lo callas porque es una vergüenza, porque no lo es"

“Me gustaría dejar atrás ese tabú de que si tienes el suelo pélvico mal te aguantas y te lo callas porque es una vergüenza, porque no lo es. Pasa y es normal. Hay que entrenar fuerza y hay que hacer todo lo posible para que tu calidad de vida no disminuya tanto”, incide. Para ello, además de ir al fisio, apunta que se puede entrenar de manera aislada y también trabajando esa fuerza.

Acerca del llamado calzado barefoot y los separadores de dedos, que están experimentando un boom, Pérez es claro: “De los separadores de dedos, bueno, no soy hater, pero hay que tener cuidado. Es decir, los separadores de dedos no ayudan mucho. Tan malo es cohibir el pie como separarlo. Mi recomendación es que dejemos un poquito tranquilo al pie y que le demos libertad”.

Como recalca, lo importante es utilizar calzado que respete la forma del pie y que quede “muy cerradito”: “El pie no tiene forma de triángulo, como se quiere empeñar muchas veces. Yo, por ejemplo, soy de Sevilla, a la Feria todos vamos en un calzado que parece que el pie es un triángulo: las mujeres con sandalias o con tacones que te vienen en punta. Y los hombres con zapatos de punta también".

Llama la atención también acerca del hecho de no hacer cambios bruscos: “He visto a más de uno en consulta que dice ‘Mi primo se compró un calzado minimalista, me lo he comprado yo, he hecho cinco kilómetros y me duele el tobillo’. Dices tú ‘Claro, si es que llevas toda tu vida pisando con un tacón, con una suela de soporte y ahora no”.

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Recalca por tanto que todos los cambios que afecten al pie se hagan de forma gradual, porque por él “pasa todo nuestro peso corporal porque es el contacto con el suelo”.

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