Si sueles acumular platos y platos en el fregadero antes de lavarlos, hay una buena noticia
El fregadero lleno no es descuido: puede revelar una personalidad creativa, práctica y hasta brillante

Hay cocinas donde cada plato brilla como si fuera nuevo. Y hay otras donde el fregadero se convierte en un campo de batalla poscomida. Si estás en el segundo grupo, enhorabuena: esa pila de platos podría estar diciéndolo todo sobre tu personalidad. Literalmente.
María, 34 años, redactora y madre de dos niños, tiene la misma conversación interna cada noche: fregar o sentarse en el sofá con una copa de vino. Siempre gana lo segundo. Y según el sitio especializado Geediting, quizá no esté tan mal. Dejar los platos sucios no siempre es un signo de pereza, sino de prioridades claras. “No es falta de disciplina, es un acto deliberado de priorización”, aseguran.
Quienes dejan acumular platos suelen valorar más su tiempo que el orden inmediato. Prefieren rematar un informe, seguir jugando con sus hijos o simplemente descansar antes que ponerse a frotar cazuelas. A menudo no es una cuestión de falta de higiene, sino de decisiones conscientes: qué hacer ahora y qué puede esperar.
No es dejadez, es otra forma de ver la vida
El caos no les altera. Hay quienes necesitan el fregadero impoluto antes de cenar, y hay quienes, simplemente, lo ignoran hasta el día siguiente. Estos últimos, según Geediting, “no trasladan el desorden físico al estrés mental”. Saben compartimentar. No es desinterés, sino capacidad para mantener la calma mientras los platos se acumulan. A menudo, incluso, esa tolerancia al desorden va de la mano con una mayor inclinación a asumir riesgos y aceptar la imperfección como parte del proceso.
Investigaciones de la Universidad de Minnesota respaldan esta relación entre tolerancia al desorden y capacidad para tomar decisiones arriesgadas. Quienes no necesitan que todo esté bajo control visual tienden a ser más flexibles, innovadores y atrevidos. “Aceptan lo imprevisible, no necesitan que todo esté perfecto para avanzar”, apuntan en Geediting.
Prioridades claras y una buena dosis de creatividad
No es que no les importe la limpieza, es que saben cuándo toca y cuándo puede esperar. Estas personas no se rigen por el ‘qué dirán’ ni por la presión de tener la cocina de revista. Lo suyo es vivir primero y fregar después. Porque la comida compartida, la sobremesa larga o ese momento de relax con una serie valen más que una vajilla reluciente.
Además, la pila de platos puede ser incluso fuente de inspiración. Hay quien encuentra en ese pequeño caos cotidiano el espacio mental perfecto para dejar que surjan ideas. “Yo siempre tengo mejores ideas cuando la cocina está patas arriba”, dice Luis, 42, diseñador gráfico. Para algunos, el desorden no interrumpe el pensamiento: lo estimula.
Si ahora mismo tienes una sartén sin lavar, enhorabuena: quizá seas más resolutivo, adaptable y libre de lo que crees.