Recorre media España, se topa con este precioso pueblo pesquero y deja Madrid para mudarse allí
El equilibrio perfecto entre tradición marinera y actividad turística.
Con un carácter inquieto y una pasión por descubrir lugares nuevos, Pepa López ha decidido dejar atrás el bullicio de la capital para asentarse en Corralejo, una pintoresca localidad pesquera al norte de Fuerteventura. Tras recorrer media España en busca de rincones auténticos, la joven viajera ha encontrado en este pueblo canario el refugio ideal junto al mar con el que siempre ha soñado.
Por muchos lugares alucinantes que haya visitado, Pepa siempre ha sentido cierta debilidad por los pueblos pesqueros tradicionales, motivada por los veranos vividos en Valencia y Cadaqués. Sin embargo, fue durante un viaje a las Islas Canarias cuando descubrió Corralejo, en el municipio de La Oliva, con sus aproximadamente 25.000 habitantes, su cofradía de pescadores centenaria y sus casitas blancas y azules que parecen vencidas al paso del tiempo.
En este encantador pueblo el equilibrio entre tradición marinera y actividad turística convive en un puerto de pescadores donde todavía se amarran barcas de madera junto a terrazas improvisadas. Además, se trata de una localidad conocida por su turismo que cuenta con numerosos pubs irlandeses y tiendas de souvenirs que cada año atrae a miles de guiris que acuden en busca de unas vacaciones inolvidables.
Más que su turismo
El casco antiguo de Corralejo revela un laberinto de calles estrechas llenas de buganvillas rosas, naranjas y violeta, que contrastan con el azul del cielo, del agua y de las fachadas. Todo esto salpicado de portones de madera antigua y pequeñas estatuas en honor a la labor de los pescadores. También cuenta con la fama de ser la “capital de la música en directo” en Fuerteventura, con decenas de locales que ofrecen veladas acústicas junto al Atlántico.
Sin embargo, para Pepa el verdadero tesoro de Corralejo reside en su bahía. Cuando sube la marea, el agua inunda las escaleras de bajada a las rocas, y a la bajamar desvela playas de arena blanca y aguas turquesas dignas de postal. Junto a esto, el Parque Natural de Corralejo ofrece un pequeño desierto de dunas de arena que proceden de la desintegración de conchas marinas, extendiéndose a lo largo de nueve kilómetros de litoral.
Al otro lado de la bahía se encuentra la isla de Lobos, un paraje que se puede alcanzar en apenas diez minutos de ferry, mientras que Lanzarote se alza como telón de fondo, con su imponente silueta volcánica. Además, las playas de Corralejo figuran entre las más codiciadas del mundo: National Geographic situó a la playa de El Pozo en lo más alto de su ranking global, resaltando sus dunas, sus aguas y su entorno natural protegido.