Ruta por la Navarra de la princesa Leonor, una princesa de Viana que recorrió las maravillas del antiguo reino
La heredera al trono de España visitó la comunidad foral por primera vez. Te proponemos seguir su ruta pero de forma más ampliada. Navarra te espera.

Navarra es una tierra diversa, rica en historia, en monumentos naturales y en joyas artísticas. La comunidad foral está guarecida al norte por los Pirineos, sorprende al sur con las Bardenas Reales, y enamora con su capital, Pamplona, y con lugares como el Castillo de Javier, el Cerco de Artajona, el Valle del Baztán, el Monasterio de San Salvador de Leyre, Viana, Tudela u Olite, donde se alza poderoso el palacio real.
Hay mucho que ver en Navarra, una comunidad hermosa que maravilla al que la visita. Así ha ocurrido con la princesa Leonor, con muchos antes que ella y con los que vendrán después. Pero en este caso era una visita especial porque se trataba de su debut como princesa de Viana, título creado para los herederos del reino de Navarra en 1423. Por tanto, con motivo de los 600 años de la primera concesión de esta dignidad, o mejor dicho 602 años, se produjo la visita de la heredera de la corona de España a la comunidad foral.
Un viaje que empieza en Pamplona
La princesa Leonor, acompañada por los reyes Felipe y Letizia, realizó una ruta de dos días por cinco lugares icónicos, empezando por la capital, Pamplona. Allí pasó por el Palacio de Navarra, sede del Gobierno foral, ubicado en el centro de la ciudad, junto a la icónica plaza del Castillo y frente al Monumento a los Fueros de Navarra.

Este edificio se levantó entre 1840 y 1851 y destaca por su estilo neoclásico. Alberga obras de arte de Goya, Rubens o Madrazo, cuenta con un Salón del Trono y la galería de los reyes de Navarra, donde se hallan los retratos de 32 de los monarcas que reinaron entre los siglos VIII y XV. Se puede visitar con reserva previa.
Fue aquí donde la princesa de Viana escribió en el libro de honor, donde se refirió por primera vez al segundo de sus títulos como heredera, el que creó Carlos III el Noble en 1623 para su nieto Carlos, hijo de Blanca de Navarra y Juan de Trastámara. Desde entonces, los herederos navarros llevaron un título que tras la anexión de Navarra por Fernando el Católico fue cayendo en desuso. Volvió a ponerse en valor con Felipe VI cuando era el heredero, y la tradición ha seguido con su hija Leonor, que poco antes de cumplir 20 años reflejó su compromiso y responsabilidad por ser la flamante princesa de Viana.

"Agradezco de corazón el cariño con el que me habéis recibido en mi primera visita oficial a la Comunidad Foral de Navarra. Siento un gran respeto y estima por lo que supone este título de princesa de Viana y el hecho de haber podido ver ese documento original de hace más de 600 años en el que este título queda instituido para los herederos del reino de Navarra, me compromete y me responsabiliza para comprender aún más su dimensión histórica y simbólica. Con todo mi afecto. Leonor, princesa de Asturias y de Viana", expresó la princesa Leonor.
Ella no, porque tenía que continuar el viaje, pero si visitas Pamplona tienes que disfrutar también la Fuente de Navarrería, la Catedral Metropolitana de Santa María la Real, el Paseo del Redín, el Archivo Real y General de Navarra, ubicado en el palacio de los reyes de Navarra, las murallas, y por supuesto la plaza Consistorial, donde se encuentra el ayuntamiento.
Viana, la villa que da nombre al título
Leonor y los reyes Felipe y Letizia siguieron camino a Viana, lugar que da nombre al título de la heredera. En esta localidad visitaron la Casa Consistorial y las ruinas de la iglesia de San Pedro, hoy espacio cultural donde visitaron la exposición por el sexto centenario del título Príncipe de Viana.

Esta villa caminera puede presumir de los jardines de Serrat, dedicados al artista catalán, hijo adoptivo de Viana, la hermosa iglesia de Santa María, que destaca por su portada renacentista y por ser el lugar de enterramiento de César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, o el Portal de San Felices, donde se puso la primera piedra de Viana.
Leyre, el panteón de los reyes de Navarra
La ruta sigue por un lugar muy especial para los navarros. Se trata del Monasterio de San Salvador de Leyre, situado en Yesa, cerca del límite con Aragón. De estilo románico, en este monumento se encuentran la Iglesia Abacial, el panteón de los primeros reyes de Navarra, la Porta Speciosa y la cripta, perfectamente conservada y un bello ejemplo del más antiguo románico en España.

Leyre, fundado como monasterio benedictino, sigue ocupado en la actualidad por monjes que se encargan del cuidado y funcionamiento de este lugar tan importante para la historia de Navarra.
Era allí además donde don Felipe entrega el Premio Príncipe de Viana de la Cultura. Lo hizo hasta 2015, cuando se decidió dejar de invitar a la casa real para que entregara el galardón, y tampoco se modificó el nombre al haber una princesa y no un príncipe de Viana. En ese sentido no va a ver cambios.

Sea como fuere, para el visitante, además de la cripta y la iglesia, es interesante admirar las vistas que se tienen desde esta zona y conocer la leyenda de San Virila. Si te desplazas a Leyre, la descubrirás.
El espectacular palacio de OIite
La ruta navarra de la princesa de Viana continúa a Olite, un lugar imprescindible para ella por su vinculación con la monarquía, y que también lo es para el común de los mortales por su belleza. El motivo es que allí se encuentra el palacio real de Olite, uno de los conjuntos histórico-artísticos más importantes de España. En la actualidad se divide en tres partes: el palacio viejo, que acoge el Parador Nacional, las ruinas de la capilla de San Jorge, y el palacio nuevo, que es el que se puede visitar.

España es un país de numerosos y hermosos castillos y palacios, pero el de Olite es realmente espectacular, como esos lugares de cuento que no te puedes creer que estén en pie. De hecho, su estado de conservación es óptimo pese a que no lo ha tenido fácil. Este palacio conoció sus buenos tiempos con Carlos III el Noble, sí, el que creó el principado de Viana en el siglo XV. Con la conquista de Navarra por parte de Fernando el Católico en 1512 para la corona de Castilla, el palacio real navarro comenzó su declive y solo era utilizada como residencia temporal para virreyes o gobernadores.
En 1813, fue incendiado por el general Espoz y Mina para evitar que cayera en manos de los franceses. La decoración se perdió, mientras que el palacio quedó semiderruido y vacío. Todo cambió cuando la Diputación Foral de Navarra se decidió a restaurarlo en 1923. Las obras comenzaron en 1937 y se prolongaron durante tres décadas. El resultado fue que aunque por dentro no está decorado, por fuera es una joya única. De todos modos, con ornamentación interior o sin ella, el palacio bien merece una visita.

En la que fue residencia de los monarcas navarros destacan el jardín viejo, la cámara de la reina, la cámara del rey, la cámara de los yesos o sala mudéjar, la torre de la atalaya y la de las tres coronas, el pozo del hielo, la torre del homenaje y el patio de la morera, donde se alza un árbol que tiene más de 300 años. La leyenda dice que serían muchos más y que habría sido el propio Carlos III el Noble el que lo plantó. Que cada uno crea lo que considere, pero lo que no admite dudas es que estamos ante un hermoso monumento que impresiona y que no puedes dejar de visitar.
Tudela: entre palacios e iglesias
Y para terminar, Tudela, donde la princesa Leonor visita su ayuntamiento y el palacio del Marqués de San Adrián, sede de la UNED y calificado como el mejor palacio renacentista de la comunidad foral. Esta villa huertana ofrece además al viajero la plaza de los Fueros, una catedral que es toda una joya de estilo gótico con tres portadas de impresión, claustro románico y la capilla barroca de Santa Ana, patrona de Tudela.

Si quieres más tienes más, porque Tudela ofrece la iglesia de la Magdalena, la torre Monreal o el mirador del Cerro de Santa Bárbara, donde admirar la villa, el río Ebro y la huerta. Y así acaba esta ruta ampliada de la princesa Leonor en Navarra, una tierra rica y hermosa que espera también tu visita.
