Un detective privado anima a hacer la "prueba de uñas" para ver si te están vigilando en tu alojamiento vacacional
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Un detective privado anima a hacer la "prueba de uñas" para ver si te están vigilando en tu alojamiento vacacional

Comparte, además, varios trucos que usa en su trabajo para detectar cámaras ocultas, espejos falsos o redes sospechosas en alquileres turísticos y Airbnbs.

Una mujer se mira al espejo en un baño de un alojamiento turístico.Counter

Con el auge de los alquileres turísticos y las estancias en Airbnb, cada vez más viajeros se preguntan qué ocurre cuando cierran la puerta de su alojamiento. Y no solo por la limpieza o el wifi: también por la privacidad. Un detective privado británico, John Eastham, ha explicado cómo detectar si alguien podría estar vigilándote durante tus vacaciones con un método tan simple como inquietante: la “prueba de uñas”.

Según explicó al Daily Express, cuando entra en una vivienda no ve un alojamiento más, sino un lugar que analiza como si estuviera en un trabajo de vigilancia. Uno de sus consejos más comentados es la llamada fingernail test o “prueba de uñas”: consiste en acercar una uña al espejo del baño o del dormitorio. Si el reflejo toca tu uña directamente, el espejo es normal; si queda un pequeño hueco entre ambas, podría tratarse de un cristal de dos caras. Detrás, advierte, podría haber alguien observando.

El detective también recomienda revisar las redes del alojamiento con el móvil. Si al conectarte detectas dispositivos desconocidos vinculados al wifi, podrías estar ante cámaras ocultas o micrófonos conectados al sistema del anfitrión. Eastham asegura que muchos de estos aparatos “son tan pequeños como un cargador USB” y se camuflan en enchufes, detectores de humo o rejillas de ventilación. “Basta una linterna para descubrirlos”, explica.

Entre los detalles que más le llaman la atención, el experto menciona los paneles de alarma apagados o con cables sueltos. “Un sistema desactivado no solo deja el lugar inseguro, también puede indicar que alguien ha manipulado el acceso”, señala. Otra señal de alerta es un anfitrión que intenta tener demasiado control: quienes insisten en reunirse en persona o se presentan sin avisar pueden estar buscando vigilar de cerca al huésped.

Eastham admite que los casos reales de espionaje en alojamientos turísticos son poco frecuentes, pero cuando ocurren el daño es grande. “He visto situaciones en las que la intimidad de los viajeros quedó completamente violada”, afirma. Por eso insiste en que prestar atención a los pequeños detalles puede marcar la diferencia entre unas vacaciones tranquilas y un susto mayúsculo.

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