La petición de unas estudiantes en Change para salvaguardar el Griego en Bachillerato pone sobre la mesa de nuevo el debate sobre el estudio de los clásicos.
Más allá de los simulacros por una defensa con olor a nostalgia del saber de salón - o su eufemismo "cultura general" -, hay sin duda un cuestionamiento de las humanidades por su eventual valor de cambio. Justamente porque el saber ha quedado enredado en el campo de las transacciones economicistas.
La inoportuna pretensión del rector de la Universidad Complutense de intentar construir una nueva facultad que absorbiese y disolviese a la facultad de filosofía (inoportuna por las fechas en las que fue comunicada y por no haber sido precedida de un debate y consulta a los distintos sectores) ha suscitado numerosas respuestas de rechazo en la prensa.
Los clásicos están vivos, nos asaltan desde las páginas y desde las tablas gracias a la labor metódica, laboriosa, de investigadores que, las más de las veces, hacen su trabajo con pocos o ningún medio. Esta seriedad combinada con las nuevas tecnologías están dando lugar en pocos años a hallazgos sorprendentes.