maratones
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Mi hija estaba el lunes en 755 Boylston Street
Estas líneas son mi pequeño homenaje a Sara, a la que tanto insistimos en que Boston era la ciudad perfecta para estudiar y disfrutar de una vida universitaria, deportiva, divertida, pacífica... Vivimos desde hace dos años en la fascinante y turbulenta Ciudad de México, inmerecidamente una de las ciudades con peor imagen del mundo. Siempre quisimos verla en el mejor escenario. ¿Alguien sabe cómo encontrarlo?
Salvada por una acreditación
De no ser por lo que ocurrió en Boston, es muy posible que no me sintiera demasiado orgulloso de compartir lo que voy a contar. Un pequeño secreto fraudulento que nos hubiéramos guardado bajo llave mi mujer y yo. Pero creo que debemos abrir esa caja para que la gente sepa que esta infracción le salvó la vida.
Esa maldita medalla
Las 14h50 del 15 de abril de 2013. En ese instante mis cuádriceps ardían por el esfuerzo realizado y me lamentaba por no haber tenido mi día. Mis pensamientos se interrumpieron por un sonido seco, metálico. Inmediatamente después otro. Enseguida el caos. Y las miradas de la gente. Esas miradas de pánico, de miedo... No sabes qué hacer, ni dónde ir. No sabes qué hacer, ni dónde ir. Te preguntas qué ha pasado.