Antonio Maíllo, coordinador de Izquierda Unida (IU): "O hay unidad de la izquierda o no se mantendrá el Gobierno en España"
Entrevistamos al coordinador de Izquierda Unida semanas antes de que comience un nuevo ciclo electoral en Andalucía, Castilla y León y Extremadura, con el debate sobre cómo han de presentarse las formaciones políticas de izquierda.

Antonio Maíllo es optimista. En ocasiones mucho en otras menos, pero optimista al fin y al cabo. Este profesor de educación secundaria en un instituto público cree que se ha producido un cambio de estado de ánimo en la izquierda desde que fue nombrado coordinador general de Izquierda Unida, en mayo de 2024. Un cambio de estado ánimo para bien, dice, que tiene que ver con una revitalización de las movilizaciones sociales, primero por el genocidio en Gaza y luego por la tragedia de la DANA o la gestión del Gobierno de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía con los cribados del cáncer de mama. Maíllo está convencido de que hay opciones para alcanzar gobiernos y mantener la coalición progresista en el Ejecutivo. Eso sí, siempre que la izquierda vaya unida.
- No puedo evitar comenzar con los líos en las coaliciones de la izquierda en Extremadura, Castilla y León y Andalucía... ¿Qué les contarías a la gente para que entendieran qué está pasando en estos lugares? ¿Cómo se presentará la izquierda? Podemos os ha señalado de manera directa: "O Sumar o nosotros".
Nosotros, desde IU, vemos con claridad meridiana lo que queremos hacer: vincularnos a candidaturas unitarias. Izquierda Unida estará en todos los sitios en candidaturas unitarias. Tenemos clara la hoja de ruta, que no es de ahora, es de hace mucho tiempo. La construcción de un frente amplio es la única condición posible para evitar la entrada de la reacción y del autoritarismo. No tenemos contradicciones y no vamos a entrar en disquisiciones sobre lo que IU quiere hacer, lo tenemos muy claro. No tenemos que hacer contorsionismo político. Establecemos en cada territorio una constante, que es la de abrazar a todos aquellos sectores sociales que se movilizan, que no marcan diferencias identitarias en las movilizaciones, como el movimiento propalestina o las movilizaciones por los cribados del cáncer de mama en Andalucía, los escándalos de los incendios en Galicia y Castilla y León o la DANA en Valencia. Esa conjunción social es la que puede pergeñar con mayor fuerza la traducción de ese impulso en una oferta electoral, y es un impulso social, unitario y diverso. A eso nos apuntamos desde Izquierda Unida. Es momento de dar mucha certidumbre, mucha seguridad, de transmitir un mensaje de que iremos a por todas. Nos vamos a arremangar. Queremos asumir los retos de alcanzar gobiernos para transformar y mejorar la vida de la gente.
- Hace justo un año que desde Izquierda Unida lanzasteis Convocatoria por la Democracia, un espacio de reencuentro para la izquierda. Cuando uno habla de reencuentro, da por hecho que ha habido desencuentros. ¿Está más cerca ese reencuentro de la izquierda?
Sí. Yo estoy muy optimista. Nosotros pretendemos, a través de ese modelo de convocatoria y de reflexión colectiva, el encuentro de las complicidades de la gente y un cambio en el estado de ánimo de la izquierda. Y, un año después, podemos decir que hay un cambio de estado de ánimo que tiene mucho que ver con un impulso de la movilización social, que es el que determinará la construcción de los frentes amplios. Se equivocan quienes piensan que las operativas electorales son decisiones de las cúpulas de los partidos. Eso es un error, es pan para hoy y hambre para mañana. Tienen el mismo carácter efímero que cualquier proyecto que solamente se vincula a una clave electoral. Y, sin embargo, ese cambio de estado ánimo, esa especie de salida del shock y del derrotismo por una disposición a no dejarse arrebatar por un determinismo histórico de que tenga que llegar la reacción, es una buenísima noticia, porque va a ayudar a que se creen sus traducciones electorales en las convocatorias que se produzcan.
- Ese cambio de ánimo se ve más en la calle, parece, que en las cúpulas políticas.
Yo estoy más contento ahora que hace un año. Uno si quiere ser un dirigente que esté al servicio de la sociedad a la que quiere representar, tiene que empaparse precisamente de las pulsiones de esa sociedad. Yo estoy mucho más contento porque estoy convencido de que las construcciones de los frentes amplios tiene mucho que ver con la construcción de un impulso social que los alimente, y se están dando las condiciones para ello: las movilizaciones de la DANA un año después contra la indecencia del Partido Popular, el escándalo de los cribados del cáncer de mama en el deterioro de la sanidad pública en Andalucía, o la incompetencia de los incendios en Galicia y Castilla y León son elementos que, junto con las movilizaciones propalestina, están diciendo que hay una izquierda que se enciende, que hay una chispa, un clic que ha sonado y que ha provocado un cambio en el estado de ánimo. Esa es la condición previa para que se den mejores perspectivas en lo que pueda ser su traducción electoral. Por eso soy optimista, porque eso sí que impulsa frentes amplios reales y nos obligan a las organizaciones a traducir y acertar en trasladar ese anhelo de la propia sociedad en fórmulas electorales.
- En Francia, los propios votantes o simpatizantes de los partidos de izquierda se movilizaron pidiendo a las formaciones que se unieran para frenar a Marine Le Pen. Hace poco, en Irlanda, la nueva presidenta, aunque independiente, ganó aglutinando a toda la izquierda. En España, los partidos a la izquierda del PSOE, a veces incluso el PSOE, siempre celebran estas victorias cuando se dan, pero luego hay quien dice que no son fórmulas extrapolables a este país. ¿Tú sí lo ves extrapolable?
Las enseñanzas son únicas. O hay apuesta unitaria en este caso en el campo del espacio alternativo, donde hay una coincidencia de mínimos perfectamente real, o no hay condiciones para alcanzar un gobierno, de mantenerlo en el caso de España. Todos los procesos que hemos conocido en Latinoamérica, desde Colombia o Uruguay, desde México y hasta Irlanda en Europa, están construidos desde la participación popular, la movilización social y las organizaciones tradujeron acertadamente ese anhelo social. En España, también. O hay un espacio unitario y unificado para seguir manteniendo un nivel de representación que permita sostener el gobierno, o habrá una fragmentación mayor que dejará el campo abierto sin disputa a Vox y al Partido Popular. No es que sea un aprendizaje que aquí no se hace, es que aquí fue lo que hace dos años fue lo que permitió frenar a un Alberto Núñez Feijóo que ya había nombrado a sus ministros.
- ¿Jugaría el PSOE algún papel en este frente amplio?
El PSOE no va a participar en ningún frente amplio que nosotros construyamos... Estamos hablando de un espacio político de una izquierda alternativa que tiene, en términos programáticos, una visión muy coincidente para generar unos acuerdos de mínimos. Lo que sí puede darse es una propuesta para pergeñar un acuerdo de gobierno con todas las de la ley entre izquierdas plurinacionales, partidos soberanistas de territorios y el PSOE.

- Dijiste en una entrevista con eldiario.es que quizás la solución es que os fuerais todos [los liderazgos actuales] y llegara gente sin mochila. ¿Está llegando gente nueva a la izquierda, sin esas mochilas?
Claro que la hay, esa es la gran esperanza. Yo estoy encantado de ver gente que se incorpora al activismo y a la militancia política allí donde parece que la extrema derecha arrasa. La reflexión que hacía es porque creo que debemos tener clara cuál es la estrategia y el objetivo que justifican la construcción de un frente amplio. En este momento histórico, el objetivo es evitar que la extrema derecha llegue a los gobiernos y, en segundo lugar, construir un acuerdo de mínimos que ataque a la raíz de los problemas materiales que tenemos. Nos tenemos que poner al servicio de ese objetivo, apostando por un frente amplio y arremangándonos en el gobierno para asumir contradicciones, pero también para transformar este país mejorando la vida material de la gente. Y si para conseguir ese objetivo hacen falta nuevas referencias, pues bienvenidas. Ese ejercicio de humildad, de ponerse al servicio de la gente, al servicio del bien común, es muy importante para que no sea la egolatría la que obstaculice esos procesos.
- ¿Cómo puede hacerse para que la humildad venza a la egolatría? Al final siempre ha primado la egolatría y los personalismos.
Con un método democrático que rete a la participación para que trascienda a los partidos y a sus dirigentes, con la incorporación de mucha masa individual, y un proceso político impulsado por los movimientos sociales que anulan la importancia del fulanismo. Hasta cierto punto es ridículo que las causas que dificulten procesos políticos del calibre, como el del momento en el que estamos, de emergencia, sea la anteposición de los fulanismos de piedras que tenemos en la mochila. Está absolutamente fuera de contexto. ¿Cómo se anula eso? Se anula, o se amortigua, con procesos políticos participativos, por eso en IU siempre defendemos un frente amplio con método democrático, participación y elección de las personas que nos representen a través de primarias y con un acuerdo programático de mínimos que nos hagan sentirnos a todos como parte de un proceso en el que todas ganamos porque todas nos sentimos en un momento en el que podemos decir que hicimos todo lo posible para seguir profundizando en democracia y no permitir que el fascismo invadiera nuestra vida.
- Hablabas de la asunción de contradicciones en el gobierno. No sé si crees que falta en España cultura política de coalición. Muchas veces se confunde el gobernar con alguien a estar en subalternidad, en este caso al PSOE. ¿Cuáles son las líneas rojas? ¿Dónde terminan las contradicciones? En su día defendiste que podían estar en los contratos de armamento con Israel.
Primero: en IU no tenemos problema con la cultura de las coaliciones. Hemos tenido muchas en el mundo municipal. La diferencia es que hemos dado el salto primero a las comunidades y ahora al gobierno central. Segundo: el problema es que, en una coalición, al ser la parte minoritaria, se produce una doble contradicción, pero la vida son contradicciones, no hay que temerlas. Lo demás es torre de marfil que no sirve para transformar la vida. Cuando eres la parte minoritaria se te exigen, por ser gobierno, unas demandas que son difíciles de ejecutar. En tercer lugar, no hay que tener líneas rojas en las coaliciones. Las líneas rojas sirven para hacer didáctica, pero lo que debes tener claro es que, cuando digas que te vayas de un gobierno, esa decisión sea producto de una convicción colectiva de servicio a quienes representas. Y no espectacularizar. Todo el mundo entiende que nuestras posiciones políticas, en determinados momentos, pueden ser incompatibles. Lo que hay que hacer es usar la didáctica, ganar apoyo popular a tus tesis políticas y desde ahí tratar de hacerlas reales ante el socio de gobierno.
- ¿No os preocupa que, al estar en el Gobierno, desde fuera se os considere también responsables de que no mejore la situación de la vivienda?
Por eso, cuando estás en un gobierno no hay que olvidar que tu fortaleza no está solo en la aritmética parlamentaria sino en el impulso social y en las complicidades y conexiones sociales que hagas para empujar hacia las políticas de transformación que tú quieres. Si nos dedicamos a hacer una política de corte, o estrictamente parlamentaria, ya sea de presupuestos o en política de vivienda, si tú no estableces complicidades con el movimiento social organizado, desde el movimiento obrero, sindical, al Sindicato de Inquilinas, estás perdiendo las negociaciones porque son aritméticas, donde la parte mayoritaria siempre te gana. Pero si tú acompañas una reivindicación política o programática de un impulso social, ay, amigo, ahí te encuentras con otra tesitura. Tú te puedes sentir muy bien diciendo que sin IU o sin Sumar no se habría conseguido el reconocimiento del pueblo palestino, pero sin el impulso social que supusieron las acampadas de los jóvenes universitarios, las movilizaciones, no habríamos conseguido hacer hegemónica esa aspiración popular. Es clave esa conciencia en el debate presupuestario vinculado a la vivienda, que es nuestra prioridad. El reto de la legislatura, en términos materiales, es conseguir que desaparezca el desequilibrio existente entre una mejora de las condiciones laborales y el agujero negro en el que se está convirtiendo la renta del alquiler inasequible o los precios de compra de vivienda. El problema en aplicar la voluntad del gobierno está también en el bloqueo a la Ley de Vivienda por los gobiernos autonómicos del Partido Popular. Rivas o Málaga no pueden declararse zonas tensionadas por el bloqueo de Madrid y Andalucía.
- ¿Por qué el PSOE no acaba de ejecutar medidas que realmente bajen el precio de la vivienda?
Por decirlo amigablemente... Es que el PSOE es el PSOE, son realidades políticas y de tradiciones culturales diferentes. Por algo somos organizaciones y espacios diferenciados. Pero sobre eso no hay que construir un discurso de la melancolía, sino saber que hay un proyecto con un modelo diferente al nuestro y nosotros ver el mecanismo para persuadir de manera que nuestros parámetros políticos se abran paso. Pero creo que se han dado pasos, hay que reconocerlo, en favor, por ejemplo, de la creación de un parque público de vivienda... Aunque es insuficiente absolutamente y hay que entrar en medidas que intervengan el precio de la vivienda y pongan al servicio de la población joven y familias vulnerables viviendas que ahora mismo no tienen accesibilidad. En IU, por ejemplo, lo que proponemos es incorporar a la Ley de Vivienda el derecho de tanteo y retracto en determinadas condiciones para evitar la especulación de los grandes fondos de inversión y la incorporación al parque público de esas viviendas.

- Hace unos días Junts retiró de manera oficial su apoyo al Gobierno. ¿Tiene lógica mantener un Gobierno en minoría dentro de lo que ya era minoritario, teniendo en cuenta que Junts votaba las cosas importantes con PP y Vox? ¿Hay estabilidad en la legislatura ahora mismo?
Llevamos desde 2023, ya para dos años desde que se ha constituido el Gobierno, que si se ha caracterizado por algo es por la volatilidad. Dentro de la volatilidad, estamos durando mucho más que los gobiernos de Francia, que eran la estabilidad permanente. ¿Qué efecto ha supuesto la ruptura de Junts con el PSOE? La única fórmula que tendría una traslación material de una ruptura sería construir una moción de censura, es así. No hay cambios, porque entre otras cosas, en todas las medidas de carácter económico se alineaba con PP y Vox. No creo que haya habido un elemento significativo. Nosotros somos una fuerza, por ejemplo, que defendemos que se presente el debate presupuestario, es muy importante, pero si no ganamos el Gobierno debe seguir. ¿Por qué? No hay ningún artículo de la Constitución, ninguna Ley Orgánica, que diga que si no se aprueban los presupuestos tenga que acabar el gobierno y la legislatura. Nosotros, por tanto, somos partidarios de dar la batalla presupuestaria, vehicular las aspiraciones populares para que sepa la gente la potencialidad que tienen los presupuestos y que quien diga que no a unos presupuestos justos, lo explique.
- ¿Qué te pareció el discurso de Carlos Mazón?
Me pareció un monumento al cinismo, la indecencia y la frivolidad. El cinismo en el planteamiento o conversión de intentar Mazón convertirse en una víctima más. La indecencia en seguir manteniendo un relato a sabiendas de la falsedad contrastadas con respecto a una realidad que trató ocultar y que han tenido que ir sacándosela conforme periódicos u otros medios iban revelando, y frivolidad por la ausencia de empatía a las consecuencias de una tragedia tremenda como han sido las 237 víctimas, 229 en País Valencià, 7 en Castilla-La Mancha y una en Andalucía, que ha destrozado familias que sienten que una mejor gestión podría haber salvado a los suyos.
- Si miramos atrás y recordamos casos como el Prestige, Yak-42, Metro de Valencia, 11M... Parece existir una constante en la gestión de las tragedias.
Y en la crisis de los cribados en Andalucía. El PP funciona con la misma matriz de siempre, ya sea con las residencias de Ayuso, con la DANA, el accidente de Metro o los cribados de mama. Entran en estado de shock ante un hecho que no controlan, ven cómo pueden amortiguar escondiendo información y siendo opacos en la misma y, si no pueden controlar el relato de una gestión pésima y de su incompetencia, el tercer elemento es atacar a las víctimas. Atacar a las víctimas, que es muy grave. Se ataca a AMAMA, se ataca a las familias de las asociaciones de víctimas de la DANA... En esa matriz hay un PP que es único. No es verdad que haya unos más moderados que otros. Bajo las formas diferentes, existe una misma manera de actuar, como el Yak-42, como el 11M. Estamos hablando de una matriz de comportamiento perfectamente planificada de un PP que se instala en la forma de sobrevivir a los conflictos importándoles nada las víctimas.
- ¿Sobrevivirá Juanma Moreno Bonilla en Andalucía?
En Andalucía se ha abierto una pantalla, se ha dado un clic en la sociedad de algo que se venía pergeñando desde hace muchos años, que era el deterioro de la sanidad pública, y de pronto ha saltado un clic de indignación popular transversal que ya venía pergeñándose. El deterioro estructural de la sanidad pública andaluza se ha transformado en un escándalo de unas consecuencias que todavía no conocemos. Hay un cambio de ánimo en Andalucía, hay una reactivación en esa indignación. Es importante que los partidos de izquierda demostremos que hay solución a la sanidad pública. Con voluntad política, con blindaje y con una reforma estructural de la misma y así, por lo tanto, evitar el discurso nihilista con el que recoge votos Vox.
- Hablando de ese discurso, se comenta mucho últimamente, sobre todo a raíz de una encuesta del CIS, que las personas jóvenes son cada vez más de derechas. ¿Tienes esa percepción?
Yo vengo de un instituto y me niego a reconocer esa especie de simplificación de que los jóvenes han adoptado una actitud por el mero hecho de ser jóvenes. Es verdad que hay más jóvenes reaccionarios que antes pero como lo está habiendo en los demás segmentos de edad. Evidentemente preocupa que haya jóvenes que se incorporan a la politización e identifiquen la rebeldía con la extrema derecha. Sí me preocupa. Pero hay una disputa dentro de los sectores jóvenes. Al igual que hay jóvenes que puedan abrazar lo novedoso y más las técnicas comunicativas de la extrema derecha que la sustancia de sus tesis, hay debate y disputa, y sectores jóvenes que no están dispuestos por ejemplo a renunciar a la igualdad impulsada por el feminismo, tanto chicos como chicas. Tampoco hay que perder de vista que las movilizaciones por Palestina, cuando fue secuestrada la Flotilla de Gaza, fue liderada por los jóvenes, que hicieron huelga en la universidad, los institutos, cuando hacía muchos años que no se movilizaban... Ese es el espacio de disputa en el que nos encontramos. Ese que hace que en el mundo el mismo día que gana Milei en Argentina, gane en Irlanda el Sinn Fein, el mismo espacio de disputa que se dirime en el ámbito social y el mismo ámbito de disputa que está en España. Cometen un error quienes asuman que la llegada de PP y Vox es irreversible, y en algunos sectores de la izquierda lo asumen como algo normal. A mí me estremece porque las consecuencias para nuestra clase pueden ser terroríficas.
- En algunos sectores piensan que el hecho de que gobierne la extrema derecha es lo que de verdad movilizaría a la izquierda.
Lo que moviliza realmente a la izquierda es hacer de este gobierno un gobierno de resistencia, eso es lo que moviliza. Las experiencias que hay en Italia, donde Meloni está gobernando y no hay respuesta social, nos debe servir de lección de lo que viene. El cuanto peor mejor es uno de los disparates más grandes que hemos tenido en la izquierda que ya está contrastado históricamente. Cuanto peor, es peor.
- Es innegable que en la juventud hay una brecha de género ideológica importante. ¿Cómo se combate eso, de qué manera se puede actuar que no sea simplemente atacar o señalar a los hombres jóvenes?
Que los jóvenes abracen de manera efímera lo novedoso, lo que les causa más impacto, hay que combatirlo desde el encuentro, la complicidad. Debemos intentar comprender por qué operan así. El señalamiento lo único que puede provocar es una especie de repliegue de tribu. Muchos profesores de izquierda, preocupados con este tema, hemos debatido en los institutos sobre este tema y vemos que hay algo fundamental por encima de todo: el debate joven y la disputa ideológica en la juventud lo tienen que disputar ellos, ser ellos los protagonistas. Me parece un error actuar con paternalismo respecto a los jóvenes, eso es una reafirmación de sus mensajes. Quien tiene que afrontar el liderazgo del debate y la disputa dentro de los sectores jóvenes en los que penetra el mensaje de la extrema derecha, incluso en contradicción con sus intereses vitales (chicos becarios, en precariedad formativa, laboral...) es la propia juventud. Después ha de darse un debate intergeneracional, que no debe ser un debate entre institución y calle, sino un debate intergeneracional dentro de las familias, un debate de los abuelos con sus nietos, de las abuelas con sus nietas, del contraste de sus vidas. Esas conversaciones entre abuelos y nietos me parecen fundamentales, porque en esa complicidad emocional está la legitimidad. Hay mucha gente que está abrazando la causa de la extrema derecha y son hijos y nietos de trabajadores que lucharon y que están sin armas de seducción. Apelo a los abuelos a que hablen con sus nietos.
- Ahora se cumplen 50 años del final de la dictadura. ¿Qué opina de los actos que celebra el Gobierno por el final de la dictadura?
Toda reflexión sobre el pasado es necesaria, y no solo vinculada a acontecimientos o aniversarios cerrados sino a una cotidianidad de la memoria. El problema no es que se celebren con mayor o menor acierto unos fastos, sino que sigamos en esta anomalía española en la que la escuela, que debe ser laica, de Estado, no se vincule con una enseñanza de la memoria. Ese es el problema, las carencias que tenemos en políticas de memoria, que hacen que los jóvenes no conozcan lo que ha sido el franquismo. Esa es la clave. ¿Los fastos qué suponen? Hay un intento de restauración de la vinculación de la transición como el gran hecho factual y fundacional de la democracia. Las memorias de Juan Carlos de Borbón no son inocentes en la fecha de publicación, tampoco son inocentes su vinculación emocional y reivindicativa con el franquismo, que forma parte de una corriente que existe en nuestro país de reivindicación del pasado, que la expresa Vox extraordinariamente bien, también altos funcionarios del Estado y altos oficiales de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y la judicatura. Hay un estado de ánimo que contribuye a eso. Debemos fortalecer el espíritu de la memoria democrática. Eso es fundamental. La gran brecha es la de la memoria y la reivindicación orgullosa. En eso sí envidio a Francia. Hace falta un relato único en la construcción de quienes lucharon por la democracia, que no fue Juan Carlos, sino el pueblo español.
- ¿Cómo enseñarías tú a los jóvenes lo que fue el franquismo? ¿Falla la educación?
Hay una necesidad de elaborar unos materiales curriculares clarísimos. Las asociaciones memorialistas están muy empeñadas en ello. Pero otra vez el diálogo intergeneracional es muy importante. Yo recuerdo que, estando en el instituto, llevamos a uno de los sindicalistas que fueron procesados en el Proceso de 1001. Los niños estuvieron dos horas atentos y absolutamente impactados con algo que desconocían absolutamente. La esperanza estaba en la actitud que tuvieron en conocer en algo que desconocían y no despreciaban. Por tanto, yo soy muy optimista con todo lo que es la construcción de la memoria a través de los testimonios vitales. La vinculación emocional es fundamental, y luego el papel institucional de la escuela. Así romperemos la anomalía que tenemos en España, donde hemos confundido la necesidad de acuerdos y convivencia con amnesia.
- ¿Qué les dirías a los que dicen que había más libertad para hablar antes que ahora?
Esto forma parte de la construcción de que no importan las verdades, ahí es donde nos están dando la paliza comunicativa. Cuando emiten ese mensaje, ese trumpismo comunicativo, es 'yo emito una sentencia a sabiendas de que no es verdad', digamos que prevarican verbalmente. Construyen a sabiendas que no es verdad, pero con una carga ideológica muy fuerte, que es vincular libertad, por ejemplo, al derecho a tomarse una cerveza, el discurso de Ayuso, que es discurso de Vox. Hay que combatir con materialidad y disputar desde la cotidianidad, desde la cola del pan, en la puerta del colegio, hay que combatir esos bulos y con el orgullo de sentirse de izquierdas, o demócrata, ya no de izquierdas. Por cerrar como empezamos, vivimos un cambio de estado de ánimo que puede ayudar a esa disputa desde la cotidianidad con el fascismo o el autoritarismo que viene. Ese estado de ánimo va a hacer que gente que se callaba en las puertas del cole o en la cola del pescado salga con orgullo en defensa de la democracia y en combatir los bulos de las paguitas, del ya no se puede decir nada... Ese cambio de estado de ánimo es un signo de esperanza.
