Estas son las veces que el rey Felipe VI se ha 'mojado' a lo largo de su mandato, spoiler: no son muchas
Durante su reinado el monarca ha mantenido su imparcialidad en la mayor parte de los acontecimientos que han sucedido en España. Sin embargo, en unas cuantas ocasiones ha enseñado de forma sutil sus opiniones.

"La pelota no se mancha", fue una de las famosas citas que dijo Diego Armando Maradona el día de su retirada acerca del deporte rey. Algo similar pasa con la monarquía, las funciones del jefe del Estado están claramente delimitadas por la Constitución Española. Su figura debe proyectar imparcialidad, en tanto que ejerce como árbitro y moderador del funcionamiento de las instituciones, manteniéndose al margen de los asuntos políticos en la medida de lo posible. Con ello, desde que Felipe VI accedió al trono tras la abdicación en 2014 de su padre, Juan Carlos I, las veces en que ha tomado partido sobre cuestiones de actualidad han sido limitadas, aunque cada una de ellas ha generado un impacto significativo en la vida política y en la percepción pública de la Corona.
Aunque sean ocasiones contadas, cada una de ellas ha marcado el curso político dejando clara su posición y asumiendo el riesgo de ser juzgado socialmente. La más recordada fue cuando emitió el discurso del 3 de octubre de 2017. En un mensaje contundente, Felipe VI acusó a las autoridades catalanas de situarse "al margen de la legalidad" tras el referéndum declarado ilegal del 1-O y defendió las actuaciones policiales que ocuparon las portadas de todo el mundo. Para unos, fue un gesto necesario de autoridad institucional; para otros, una toma de partido que debilitó el papel arbitral del rey y que cambió para siempre la figura del monarca posicionándose claramente hacia posiciones conservadoras.
"Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno", decía entonces Felipe VI en una retransmisión fuera de la agenda programada que anunció a las 18:25 del mismo día. Tan sólo llevaba tres años frente a la Casa Real y aquellas palabras produjeron el desprecio constante de los independentistas hasta tal punto que el monarca dejó de asistir con frecuencia a Cataluña. Tras la llegada de Salvador Illa (PSC) a la Generalitat en 2024, Felipe VI recibió en la Zarzuela por primera vez en nueve años a un presidente catalán. La cobertura informativa del momento "no fue la habitual" en palabras del rey ante la expectación.

Aquellas fueron las palabras con mayor enfoque político de su reinado sin contar las que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, emitió hace sólo unos días acerca de sus conversaciones personales con el monarca después de transmitirle que no asistiría a la apertura del Año Judicial por el procesamiento del fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. "El rey, en su papel de moderación, me ha dicho que entendía y que tomaba nota de mi decisión", decía el presidente del Partido Popular. A las horas, la Casa Real afirmaba que Felipe VI "se ha atenido, se atiene y se atendrá a una exquisita neutralidad política en su acción institucional".
Las posiciones que ha tomado en el resto de su mandato han intentado ser alejadas de la actualidad política. Por ejemplo, durante los meses más duros del COVID-19, el monarca adoptó un tono más cercano y social. Sus intervenciones estuvieron centradas en la necesidad de solidaridad y apoyo a la ciencia, la sanidad y la cooperación internacional. No entró en polémicas políticas, pero sí se posicionó con claridad en defensa del esfuerzo común, la confianza en Europa y el rechazo sin paliativos a las posiciones negacionistas científicas que estaban brotando en Estados Unidos y algunas partes del territorio europeo.
Precisamente durante la pandemia se produjo otro de los momentos clave de su mandato después debido a los escándalos financieros de su padre, el rey emérito. En una decisión sin precedentes, el actual monarca renunció a la herencia personal de Juan Carlos I y le retiró la asignación pública. Fue un movimiento calculado, pero inequívoco: la Casa Real debía marcar un antes y un después en materia de ejemplaridad. "El rey Felipe VI quiere que sea conocido públicamente que renuncia a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad puedan no estar en consonancia con la legalidad o con los criterios de rectitud e integridad que rigen su actividad institucional y privada y que deben informar la actividad de la Corona", anunciaba un comunicado de la institución monárquica después de años de escándalos protagonizados por Juan Carlos I.
A nivel nacional, los mensajes de Nochebuena son las reflexiones anuales que se trasmiten en la televisión pública. A lo largo de su mandato, diversos temas han protagonizado sus palabras —aunque siempre con cierta equidistancia—. Sin citar partidos ni gobiernos, ha lanzado advertencias sobre la corrupción, la desafección política y los riesgos de polarización. Además de defender las directrices que le manda la carta magna española.

En donde ha tenido más peso Felipe VI, coincidiendo con su labor de representación en el exterior, ha sido en el marco internacional. Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania, los mensajes de apoyo al territorio presidido por Volodimir Zelenski. "Mi compromiso con la integridad territorial y soberanía de Ucrania, así como mis deseos de paz para el querido pueblo ucraniano", ha repetido en numerosas ocasiones el monarca.
El pronunciamiento más reciente ha sido este miércoles en la Asamblea General de la ONU que tenía en el foco el genocidio que está perpetrando Israel contra el pueblo palestino. "Nos cuesta tanto comprender lo que el gobierno israelí está haciendo en la Franja de Gaza. Por eso clamamos, imploramos, exigimos: detengan ya esta masacre. No más muertes en nombre de un pueblo tan sabio y tan antiguo, que tanto ha sufrido a lo largo de la historia", ha dicho Felipe VI a la par que defendía el derecho de Israel a "defenderse". "Son actos aberrantes que repugnan a la conciencia humana", ha sentenciado.
El reinado de Felipe VI ha estado marcado por un delicado equilibrio entre la neutralidad institucional que exige su cargo y las inevitables implicaciones políticas de algunas de sus intervenciones públicas. Si bien ha mantenido en la mayoría de sus actuaciones una imagen de moderación y equidistancia de la confrontación partidista, episodios como su discurso del 3 de octubre de 2017 o sus posicionamientos ante la corrupción, la pandemia y los conflictos internacionales han demostrado que su papel no está exento de controversia ni de interpretaciones políticas.
