Una víctima de violencia machista recoge firmas para que Igualdad cambie las pulseras: "Los agresores saben que no funcionan bien y lo aprovechan"
La petición fue publicada hace ya seis meses, antes de que los fallos en el dispositivo copara los titulares de la prensa, pero es ahora cuando está sumando un importante número de apoyos: ya va por casi 28.000.

María es una de las más de 21.000 mujeres que, desde el año 2009, han confiado en las denominadas 'pulseras antimaltrato' que los agresores acusados de violencia machista y con órdenes de alejamiento portan para que no se acerquen a ellas. Un sistema que ha demostrado ser eficaz para reducir el riesgo de agresiones y brindar tranquilidad a personas que necesitan tener la certeza de que están a salvo.
En estas últimas semanas, sin embargo, el buen funcionamiento de este dispositivo ha quedado en entredicho después de que asociaciones y mujeres como María, que han utilizado o portan este sistema, hayan denunciado sus múltiples fallos e imperfecciones.
Por un lado, la memoria de la Fiscalía General del Estado denunció que un error en el volcado de datos durante el cambio de proveedor provocó que no se conociera el historial de los movimientos de los maltratadores. Algo que, según la Fiscalía General del Estado, supuso una “potencial desprotección de las víctimas” y el "sobreseimiento provisional o fallos absolutorio” en algunos de los casos denunciados por supuesta falta de pruebas.
Por otro lado, esta denuncia trajo consigo una cascada de críticas al actual sistema por parte de las víctimas, que denuncian que las alertas del dispositivo no son fiables, sufren continuas deficiencias de cobertura o se cierran avisos sin seguir el procedimiento.
María ha sufrido estos fallos en primera persona. La mujer, en conversación telefónica con El HuffPost, cuenta que ha usado la pulsera desde 2016. "En cuanto se produjo el cambio de proveedor, hace ya un año, empezamos a notar que el sistema no funcionaba igual. Antes no era perfecto, pero iba razonablemente bien. Pero ahora...", señala.
Ella denuncia, además de la falta de cobertura, el precario servicio de asistencia. "Llamas para informar de una incidencia y tienes que estar esperando un buen rato o directamente ni te contestas. No te atienden, no tienen personal suficiente", asegura. Además, en este último año le han cambiado el dispositivo hasta cuatro veces. En los quince años anteriores, prácticamente nunca.
"Yo fui al Instituto de la Mujer a denunciar lo que estaba ocurriendo, pero no me hicieron ni caso. Y es desolador creer que deberías estar protegida y lo que estás es muerta de miedo. Si tú tenías un sistema que funcionaba, con algunos fallos, y lo cambias por un sistema más económico, ¿qué esperas que ocurra?", denuncia.
A la espera de que el Ministerio de Igualdad actúe para poner fin a estas deficiencias - Ana Redondo ya ha anunciado que en marzo licitará un nuevo contrato para incluir “mejoras” - María está recogiendo firmas en Change.org para que cambien el sistema y garanticen que funciona. "La vida de muchas mujeres está en peligro", asegura.
La petición fue publicada hace ya seis meses, antes de que este asunto copara los titulares de la prensa, pero es ahora cuando está sumando un importante número de apoyos: ya va por casi 28.000. "Es una tragedia que esto esté pasando. Los agresores saben que el sistema no funciona bien. Este es un grave problema que necesita soluciones urgentes y efectivas. Unámonos para mejorar la seguridad de mujeres en esta situación tan vulnerable. Firma y comparte mi petición.", explica.
Además, María propone que el dispositivo se instale en una app en el propio móvil de la víctima y no en una especia de segundo teléfono. "Supondría no solo un ahorro económico, sino también una mejora en el funcionamiento, pues sería más sencillo mantenerlo con batería y no se rompería tan fácilmente", concluye.
