Adiós a los parques solares: fascinación internacional ante la nanorevolución de un equipo español de investigadores
“Este tipo de materiales podrían marcar el futuro de la energía solar concentrada”.

Un equipo de la Universidad del País Vasco (EHU/UPV) ha dado un paso decisivo en el desarrollo de materiales ultranegros para aplicaciones en energía renovable. En colaboración con la Universidad de California en San Diego (UCSD), los científicos han creado nanoagujas de cobaltato de cobre recubiertas con óxido de zinc capaces de absorber hasta el 99,5 % de la luz solar incidente, superando así el rendimiento de los nanotubos de carbono y del silicio negro, los dos materiales de referencia hasta ahora.
El trabajo, publicado por Interesting Engineering, apunta a una posible revolución en la eficiencia de las centrales termosolares de concentración (CSP), un sistema que utiliza grandes campos de espejos para concentrar la radiación solar sobre una torre receptora donde se transforma en energía térmica. Para que el proceso sea eficaz, la superficie de esa torre debe ser lo más “negra” posible, es decir, capaz de absorber prácticamente toda la luz sin reflejarla.
Más allá de los nanotubos de carbono
Hasta el momento, los nanotubos de carbono alineados verticalmente habían sido considerados el material más absorbente, con una eficiencia cercana al 99 %. Pero presentan un gran problema: se degradan con rapidez bajo altas temperaturas o niveles elevados de humedad, lo que los hace inviables para entornos como las torres solares, donde las condiciones son extremas.
“El problema de los nanotubos de carbono es que no son estables a altas temperaturas ni en presencia de humedad. Para compensarlo, deben recubrirse con materiales más resistentes, pero eso reduce su rendimiento”, explicó el Dr. Iñigo González de Arrieta, investigador principal del proyecto en la Universidad del País Vasco. “Absorben aproximadamente el 99 % de la luz, pero no se pueden utilizar en torres solares”, añadió.
Las nanoagujas de cobaltato de cobre desarrolladas por el equipo vasco, en cambio, no solo se mantienen estables bajo condiciones extremas, sino que superan en absorción a los nanotubos cuando se recubren con óxido de zinc, ofreciendo un equilibrio ideal entre resistencia y eficiencia óptica.
Una alternativa más limpia y fiable
A diferencia de los paneles fotovoltaicos, la tecnología CSP almacena la energía solar en forma de calor, normalmente en sales fundidas que pueden retenerla durante horas y liberarla para generar electricidad incluso de noche. Sin embargo, su coste y complejidad técnica han frenado su expansión. Este nuevo avance podría abaratar los sistemas y mejorar su durabilidad, aumentando la competitividad de esta fuente de energía.
La investigación se realizó en uno de los pocos laboratorios de Europa capaces de trabajar con temperaturas tan altas, en el marco de un proyecto internacional coordinado por el Dr. Renkun Chen, de la UCSD, que colabora con el Departamento de Energía de Estados Unidos para probar las nanoagujas en torres solares reales.
En palabras de González de Arrieta, “este tipo de materiales podrían marcar el futuro de la energía solar concentrada”. El científico adelantó que el próximo paso será explorar nuevos recubrimientos que mejoren la conductividad térmica de las nanoagujas, abriendo el camino hacia una generación de energía solar más eficiente, limpia y duradera.
