Dominique, experto en RRHH, sobre las 10 habilidades para seguir siendo vital en la empresa con la IA: "La capacidad de evolucionar es el verdadero motor"
Asegura que se trata de reinventar nuestro valor para ser imprescindibles.

El futuro éxito laboral ya no se medirá solo por títulos ni jerarquías, sino por la capacidad de adaptarse a un entorno en el que la inteligencia artificial (IA) avanza sin pedir permiso. Lo que antes era patrimonio exclusivo de los expertos, hoy se ve cuestionado por algoritmos capaces de gestionar tareas con una precisión implacable.
En este escenario, la pregunta no es si la IA nos sustituirá, sino cómo podemos reinventar nuestro valor. Dominique Duquesnoy, especialista en selección de personal, lo tiene claro: hay que aprender a evolucionar y cultivar ciertas habilidades que nos mantengan indispensables a largo plazo. El experto las resume en diez:
Adaptarse para evolucionar
Antes, los reclutadores valoraban el conocimiento y las habilidades. En los años 80 y 90, añadieron las competencias interpersonales. Actualmente, esos mismos reclutadores evalúan lo que algunos llaman "adaptabilidad" o "potencial de aprendizaje".
En otras palabras, la capacidad de aceptar el cambio, de recuperarse y, sobre todo, como subraya Duquesnoy en declaraciones a Le Point, "mantener el optimismo ante las nuevas tecnologías y sus aplicaciones en constante evolución".
"Las tecnologías siempre han transformado el statu quo. Lo que realmente está cambiando en nuestra era es la velocidad de su desarrollo. Se trata de mantener la mente clara. Quienes logren que la IA sea una aliada en la evolución, y no una amenaza, llegarán más rápido y más lejos", añade. En este contexto, la "capacidad de evolucionar" se convierte, según el experto, en "el verdadero motor de la empleabilidad".
Otorgar a la IA la legitimidad que le corresponde
"Muchos otorgan a la IA una legitimidad excesiva, mientras que otros la rechazan por completo. Sin embargo, en ambos casos, se excluyen del proceso", señala el experto.
La clave , afirma, está en situar la IA en su contexto adecuado: poderosa, sí, pero falible, y cuyo valor depende de la mirada crítica del usuario. En este sentido, comenta que "no deberíamos otorgarle más legitimidad que a un experto humano", pero también matiza que "sería absurdo no otorgarle ninguna".
Repensar la gestión
La razón por la que la IA genera tanto revuelo es porque, por primera vez, amenaza a los directivos de las empresas, que hasta ahora se creían inmunes a la automatización. El liderazgo basado en la legitimidad del conocimiento pierde influencia, porque el saber está al alcance de todos gracias a las máquinas.
"El gerente ya no será quien tenga la respuesta, sino quien tome la decisión", explica Duquesnoy. Su rol estará definido por la capacidad de comprender la cultura de la empresa, plantear las preguntas adecuadas y mantener la cohesión en la diversidad. La influencia del líder será "mucho más relacional".
Pensamiento claro y crítico
Por otra parte, el experto asegura que la IA premia la claridad: "Interactuar con una máquina es como entrenar a un buen empleado: si las instrucciones no son claras, la respuesta tampoco lo será". Por esto, organizar ideas y formular respuestas pertinentes se convierte en una cualidad fundamental.
Sin embargo, también es esencial el pensamiento crítico, es decir, "cuestionar la fiabilidad de una respuesta generada, comparar fuentes, identificar sesgos inherentes a la instrucción y, una vez más, no otorgar a la IA mayor legitimidad que a un experto humano".
Relaciones humanas y paciencia
La IA puede crear distancia entre compañeros al reducir las interacciones necesarias para resolver problemas. "Debemos preservar el humor, la empatía y la capacidad de cooperar. La calidad de las relaciones se convierte en una verdadera ventaja competitiva", advierte.
Además, la inmediatez tecnológica exige reaprender la paciencia: "Vivimos en una sociedad de la inmediatez. La IA acentúa aún más esta tendencia, creando la ilusión de que todo se puede obtener sin límites. Olvidamos que, a menudo, a los seres humanos les resulta difícil realizar estas tareas".
Más allá del puesto y con ética
A raíz de lo anterior, Duquesnoy avisa de que "quienes usan la IA simplemente para agilizar sus tareas no entienden su verdadero potencial". Ahí nace la importancia de la "apropiación estratégica": integrar la herramienta en la estrategia global de la empresa y concebirla como un motor colectivo.
Pero todo ello exige un enfoque ético: "Si he utilizado IA, aunque sea parcialmente, para generar un producto, debo poder revelarlo. No debemos temer reconocer su uso, ya que la IA contribuye a la inteligencia colectiva". La responsabilidad digital y la transparencia se convierten en pilares de la nueva empleabilidad.
Confiar en los jóvenes
El talento joven corre el riesgo de quedar excluido, al automatizarse las tareas más sencillas. Sin embargo, son ellos quienes pueden garantizar la correcta adopción de la herramienta, manteniendo la distancia necesaria para inventar nuevas formas de crear valor. "Debemos seguir confiando en ellos. Y nosotros, la generación anterior, deberíamos abandonar la empresa cuanto antes, porque todo esto nos supera", concluye Duquesnoy.
La irrupción de la IA obliga a repensar la gestión, las relaciones humanas y la propia definición de empleabilidad. Dominique Duquesnoy lo resume en diez habilidades clave: adaptabilidad, pensamiento crítico, claridad, paciencia, ética, capacidad relacional y confianza en los jóvenes, entre otras. En definitiva, se trata de aprender a evolucionar y a situar la IA en su justo lugar: como herramienta poderosa, pero nunca como sustituto de la inteligencia humana.
