Manon, amante de la línea 8 del metro de su ciudad: "Con el paso de los meses, he hecho amigos"
Una pasión narrada en redes con humor e ironía.

A sus 23 años, Manon ha convertido un trayecto cotidiano en una auténtica pasión. Lejos de los museos o los grandes monumentos, esta joven trabajadora del sector de atención al cliente ha encontrado belleza, historias y vínculos humanos en uno de los lugares más transitados —y a menudo menos valorados— de su ciudad.
Se trata de la línea 8 del metro, algo que para muchos no es más que un medio para ir de un punto a otro, pero que para ella se ha convertido en un lugar especial. “Con el paso de los meses, he hecho amigos”, confiesa, sorprendida incluso ella misma de hasta dónde la ha llevado esta afición tan poco común.
Desde hace alrededor de un año, Manon relata en redes sociales, especialmente en X, sus vivencias diarias en esta línea de la red RATP, una de las más largas, con 23,3 kilómetros, 38 estaciones y cerca de 300.000 pasajeros al día. Combina ironía, humor y datos curiosos para hablar de vagones, estaciones, viajeros y del ambiente particular de esta ruta que conecta Balard, en el distrito 15 de París, con Créteil, en Val-de-Marne.
El origen de su afición
Según Actu Paris, Manon descubrió el transporte urbano durante sus años de estudiante en Rennes, pero fue al mudarse a Créteil cuando la línea 8 se convirtió en parte esencial de su vida. “Aquí conseguí mi primer apartamento. Tenía que usar esta línea todos los días para desplazarme, así que acabé domándola a mi manera”, explica.
Con el tiempo, recorrió todas sus estaciones y desarrolló una mirada casi sentimental sobre un material rodante que muchos consideran insignificante. Entre todas las paradas, Charenton-Écoles ocupa un lugar especial en su corazón. La define como un punto de transición entre París y las afueras, donde la arquitectura refleja ese contraste urbano que no siempre se percibe bajo tierra.
Esa curiosidad la llevó incluso a plantearse retos personales, como caminar durante cinco horas siguiendo el trazado de la línea, desde Créteil Pointe du Lac hasta Balard, una experiencia que compartió paso a paso en redes.
Amistades nacidas bajo tierra
Manon insiste en que no busca atención ni provocación. “Es un placer culpable”, dice, restando dramatismo a una pasión que simplemente forma parte de su día a día. Sin embargo, ese entusiasmo ha hecho crear comunidad.
A través de comentarios y mensajes privados, ha conectado con otras personas interesadas en el transporte público. “Con el paso de los meses, he hecho amigos. Nos escribimos, quedamos y hablamos de esta pasión”, reconoce.
