Las viviendas españolas envejecen y nadie le pone remedio: el 50% tendrá entre 60 y 90 años en 2030
la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) define el problema como "una senectud inmobiliaria que debería provocar señales de alarma en materia de rehabilitación".

El parque de viviendas en España envejece a un ritmo preocupante y amenaza con convertirse en un problema estructural en la próxima década.
"La obsolescencia amenaza a más de la mitad de los hogares españoles", advierte la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac), que alerta de que, a partir de 2030, más de 10 millones de hogares cumplirán entre 60 y 90 años, lo que compromete su habitabilidad, su eficiencia energética y su valor en el mercado.
Un ritmo de rehabilitación insuficiente
El diagnóstico de Andimac apunta directamente a la falta de ambición en la ejecución de los fondos europeos NextGenerationEU. Estos recursos, cuya recepción concluye en agosto de 2026, preveían rehabilitar hasta 410.000 viviendas en el periodo 2021-2026, pero los datos oficiales revelan que el ritmo actual es muy inferior.
Según la patronal, en la última década apenas se han rehabilitado 275.000 viviendas, unas 27.000 al año, muy lejos de las 160.000 anuales comprometidas en la primera versión del Plan de Recuperación. El desfase es tan grande que, de no revertirse, "casi el 30% de los hogares a partir de 2030 alcanzará una vida útil de 70 años" y un 11% superará los 80 años.
Andimac lo califica como "una senectud inmobiliaria que debería provocar señales de alarma en materia de rehabilitación". Su último Observatorio 360º muestra que el 92% de las viviendas ya tiene más de 18 años y se alcanzará el 94% en 2026. Solo en 2025, más de medio millón de viviendas entrarán en el rango de posibles candidatas a rehabilitación.
Gasto estancado y una calificación energética deficiente
El gasto medio en reformas también refleja una tendencia preocupante. En 2024 se situó en 866 euros, ligeramente por debajo de los 869 euros de 2023. Para 2025 se espera un repunte hasta los 916 euros, el más alto hasta ahora, aunque Andimac considera que sigue siendo insuficiente. Las nuevas exigencias en eficiencia energética deberían impulsar reformas centradas en aislamiento y sistemas sostenibles, pero "existen múltiples barreras que limitan y condicionan el crecimiento de la actividad".
Una de ellas es la falta de mano de obra cualificada, que impide consolidar un ritmo de crecimiento sólido. Además, el desequilibrio entre la creación de hogares y la construcción de nuevas viviendas agrava el problema: entre 2021 y 2024 se crearon 970.000 hogares, pero solo se iniciaron 454.000 viviendas, lo que deja un déficit de 516.000 unidades. "La escasez de vivienda ya se ha convertido en el principal problema de los españoles", señala la patronal.
Otro punto clave para la patronal son las deducciones fiscales ligadas a la eficiencia energética. El 80% de los edificios en España obtiene calificaciones E, F o G, por lo que urge mantener los incentivos. En 2021 se presentaron apenas 2.535 declaraciones aprovechando estas deducciones, mientras que, en 2023, las solicitudes superaron las 110.000.
"Las palancas fiscales tienen un enorme potencial transformador", subraya Andimac. "Desgraciadamente, en 2026 estas líneas de deducción, que debieran ser continuas y estables en el tiempo, podrían desaparecer ya que están ligadas a la financiación europea de los NGEU", añade.
Una mano de obra también envejecida
La falta de profesionales es otro de los principales problemas señalados por Andimac. El 55% de los trabajadores de la construcción supera los 45 años, una proporción superior a la media del mercado laboral español. "El envejecimiento acelerado de los oficios y maestros merma la productividad y agrava el absentismo", alerta la patronal en otro comunicado.
En 2018, el 28,8% de los empleados tenía más de 50 años; en 2024 ya son el 37,1%. Si el umbral se fija en los 40, el porcentaje sube al 70%. El resultado es un mercado cada vez más tensionado, con subidas de precios en servicios y materiales para compensar los mayores costes de la mano de obra.
No obstante, hay señales de esperanza. Desde 2022, se aprecia una ligera incorporación de jóvenes, vinculada en parte a la inmigración. Los trabajadores menores de 30 años han pasado del 8,8% en 2018 al 10,3% en 2024. Para Andimac, este cambio debe apoyarse con alianzas con la Formación Profesional y con un sistema de microcompetencias que permita integrar mejor a los nuevos profesionales.
Muchos de los nuevos profesionales, especialmente inmigrantes, no pueden acceder a ciclos formativos convencionales, por lo que reforzar su capacitación tendría "enormes implicaciones positivas para todos los intervinientes en la cadena de valor". En esta línea, la patronal ha lanzado un programa piloto de prácticas profesionales para conectar empresas del sector con alumnos desempleados que hayan completado formación especializada en áreas clave como construcción, fontanería y climatización.
Andimac insiste en que "crear un marco de desarrollo profesional es un asunto que concierne a todos". Por ello, aboga por construir un ecosistema de valor que trascienda los intereses individuales y que implique a la industria y la distribución. "Sin cantera, no hay progreso", subraya la organización.
Otra de las propuestas para paliar la escasez de mano de obra planteadas por Andimac es la optimización del inventario y la logística, el desarrollo de herramientas digitales para mejorar la eficiencia de las instalaciones, y la oferta de productos de alta eficiencia para compensar el aumento de los costes laborales.
Finalmente, recuerda que el sector necesita incorporar 700.000 trabajadores para cumplir con los compromisos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Un reto que exige acción coordinada, inversión sostenida y visión a largo plazo.
