Ni Marte ni Venus: la ciencia descubre el planeta que podría ser el nuevo hogar de la humanidad
"Estábamos convencidos de que en este sistema tan relevante por su cercanía al Sol se daban las circunstancias para encontrar un planeta similar a la Tierra".

Desde hace tiempo, se ha especulado sobre la existencia de planetas y lunas con condiciones similares a las de la Tierra que podrían ser capaces de albergar vida. Eso sí, para que esto sea posible, estos cuerpos celestes deben reunir factores clave, como una temperatura agradable, agua en estado líquido y una atmósfera que proporcione el entorno adecuado para la vida tal como la conocemos.
Científicamente hablando, la zona habitable o "zona Ricitos de Oro" es la región alrededor de una estrella donde las temperaturas permiten que exista agua líquida. Un reciente hallazgo ha arrojado resultados positivos en la búsqueda de estos nuevos lugares que podríamos habitar en el futuro.
Un equipo internacional de investigadores liderado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha detectado un nuevo exoplaneta, Barnard b, que orbita la estrella Barnard, la estrella aislada más cercana al Sol. Este descubrimiento, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, refuerza la idea de que los sistemas estelares cercanos podrían albergar mundos similares a la Tierra.
"Aunque nos ha llevado muchos años, estábamos convencidos de que en este sistema tan relevante por su cercanía al Sol se daban las circunstancias para encontrar un planeta similar a la Tierra", manifiesta en un comunicado Jonay González Hernández, investigador del IAC y autor principal del estudio.
No puede albergar agua líquida en la superficie
Barnard b es un planeta tipo 'sub-Tierra' que "tiene al menos la mitad de masa que Venus y gira rápidamente en torno a su estrella, de manera que en él un año dura poco más de tres días terrestres", explica el IAC en un comunicado.
Además, se encuentra está ubicado 17 veces más cerca de su estrella que Mercurio del Sol. Esta proximidad a su estrella anfitriona, una enana roja situada a tan solo 6 años luz de la Tierra, genera una temperatura superficial cercana a los 125 °C, condiciones que impiden la presencia de agua líquida en su superficie.
"El planeta está demasiado cerca de la estrella anfitriona, más cerca que la zona de habitabilidad. Aunque la estrella esté unos 2.500 grados más fría que nuestro Sol, en la superficie del planeta hace demasiado calor como para mantener agua líquida", explica González Hernández. No obstante, su hallazgo acerca a los científicos a la posibilidad de encontrar otros lugares que sí puedan ser habitables.
El estudio también apunta a la existencia de tres posibles objetos candidatos a exoplanetas orbitando la estrella Barnard. "Ahora tenemos que seguir observando esta estrella para confirmar las señales de los otros candidatos", señala Alejandro Suárez Mascareño, investigador del IAC y coautor del trabajo. "El descubrimiento de este planeta junto con otros descubrimientos anteriores como Próxima b y d, demuestra que nuestro 'patio trasero cósmico' está lleno de planetas de baja masa", concluye.
ESPRESSO: una herramienta clave
El descubrimiento de Barnard b se logró utilizando el ESPRESSO, instalado en el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. Se trata de un "espectrógrafo ultra estable de alta resolución que tiene como objetivo la búsqueda y caracterización de planetas similares a la Tierra como el estudio de la variación de las constantes astrofísicas fundamentales.
"El instrumento ESPRESSO permitió estudiar la variación de la estrella provocada por la atracción gravitatoria de uno o varios planetas en órbita. Posteriormente, estos resultados fueron confirmados con datos de otros instrumentos, también especializados en la caza de exoplanetas como HARPS en el Observatorio La Silla de ESO y CARMENES en el Observatorio de Calar Alto (Almería)", desarrollan los expertos.