Pauline, 30 años, deja su trabajo normal, activa su plan y ya se considera prácticamente jubilada: "Me parecía tarde"
Su plan era claro: invertir en propiedades con potencial, renovarlas con sus propias manos y alquilarlas.

A los 30 años, Pauline asegura haber conseguido lo que muchos sueñan alcanzar décadas más tarde: una especie de “semijubilación”. Según relató al medio francés Midi Libre, esta joven ingeniera decidió dejar su empleo asalariado para dedicarse por completo a la compra, renovación y alquiler de viviendas, una apuesta que le ha permitido alcanzar la independencia financiera en plena juventud.
Hija de dos profesores y con una abuela también dedicada a la enseñanza, Pauline creció en un entorno donde el empleo público y la estabilidad económica eran la norma. Sin embargo, pronto comprendió que ese camino no era para ella. “Rápidamente me di cuenta de que no quería depender de este sistema, donde no tenías la certeza de tener una pensión”, explica. Esa reflexión fue el punto de partida de su estrategia para escapar del modelo laboral tradicional.
De la ingeniería al ladrillo
Tras obtener su título en ingeniería, Pauline empezó a trabajar por cuenta ajena, pero enseguida sintió que la idea de jubilarse a los 64 años le parecía “realmente tarde”. Mientras trabajaba, comenzó a estudiar el mercado inmobiliario y a ahorrar con el objetivo de realizar su primera inversión. Lo que al principio era una forma de generar ingresos complementarios se transformó en una verdadera pasión.
Su plan era claro: invertir en propiedades con potencial, renovarlas con sus propias manos y alquilarlas. Esa combinación de ahorro, esfuerzo físico y visión de futuro le permitió ir aumentando progresivamente su patrimonio. Hoy, apenas unos años después de comprar su primer inmueble, Pauline es propietaria de más de una docena de viviendas.
“Me apasiona embellecer los lugares con mis propias manos”
A diferencia de otros inversores, Pauline no se limita a gestionar sus propiedades desde la distancia. Ella misma se ocupa de las reformas y de la decoración, convencida de que el trabajo manual forma parte de su éxito. “Me apasiona embellecer los lugares con mis propias manos”, confiesa. Para ella, transformar un espacio descuidado en un hogar acogedor no solo es rentable, sino profundamente satisfactorio.
Libertad antes que jubilación
Gracias a los ingresos que obtiene del alquiler de sus propiedades, Pauline ha podido reducir considerablemente su carga de trabajo y dedicarse a los proyectos que realmente le interesan. Aunque no se considera completamente jubilada, reconoce que disfruta de una libertad financiera que le permite vivir sin jefe ni horarios.
“He alcanzado una forma de equilibrio: trabajo porque quiero, no porque lo necesite”, resume. Su historia se ha convertido en un ejemplo para una generación que busca nuevas formas de independencia económica, alejadas del empleo fijo y la jubilación tradicional.
