Un libro apunta cómo la televisión y la ropa de cama ayudan a diferenciar a las personas felices e infelices que llegan a la vejez solas
Existe un patrón recurrente.

Vivir solo en la vejez no significa lo mismo para todos. Hay quienes disfrutan de su independencia con plenitud y quienes, por el contrario, atraviesan los años con una pesada carga de ansiedad y soledad.
El escritor y experto en organización Yamamura Shukei, en su libro El Muro de Vivir Solo en la Vejez, asegura que dos elementos aparentemente triviales en un hogar –la televisión y la ropa de cama– pueden ser señales reveladoras del tipo de vida que lleva una persona mayor que vive sola.
La televisión
Según Shukei, al ordenar habitaciones de personas mayores fallecidas o en procesos de mudanza, ha detectado un patrón recurrente. Se trata de que alrededor de la televisión suelen concentrarse restos de bebidas alcohólicas, mandos a distancia, objetos varios e incluso basura acumulada.
Para algunos, la televisión actúa como “cabina de mando” desde la que pasan gran parte del día, en una rutina pasiva que apenas implica tomar decisiones activas. Aunque ver la tele no es en sí negativo, la dependencia absoluta de este medio puede indicar una vida marcada por la inercia y el aislamiento.
Si además, se encuentran latas de alcohol alrededor del mueble de la tele, revela un estilo de vida muy eficiente, perezoso y pasivo. Según cuenta el autor, "cuando me encuentro con una habitación como ésta mientras reviso las pertenencias de alguien que ha muerto solo, me siento triste y pienso que tal vez estaban tratando de aliviar su soledad con alcohol".
La ropa de cama
El otro detalle que Shukei observa con atención es la ropa de cama. Las sábanas y fundas de almohada, por su complejidad para lavarlas y cambiarlas, suelen permanecer mucho tiempo sin ser reemplazadas, especialmente entre quienes viven solos.
Mientras que las personas con vida social activa y capacidad de tomar decisiones tienden a lavarlas con regularidad, otras optan por dejarlas sin cambios durante largos periodos. Para el autor, esta diferencia refleja el grado de implicación de la persona en su propio cuidado y bienestar diario.
