Cuando somos conscientes de nuestras capacidades y tenemos herramientas mentales para afrontar los conflictos psicológicos de nuestro día a día, estamos mentalmente sanos.
Los jóvenes critican y a la vez reivindican la etiqueta que les 'acusa' de fragilidad: "¿Por qué tengo que aguantar cosas que mis padres han aguantado y que no estaban bien?".