Una hija vivía a más de 1.900 kilómetros de su madre de 83 años con demencia: el esfuerzo por conservar rutinas habla del amor incalculable hacia su progenitora
Una historia llena de retos logísticos, emocionales y personales.
Mantener la conexión emocional con un ser querido que padece demencia ya es, de por sí, un desafío enorme. Hacerlo a casi 2.000 kilómetros de distancia parece, directamente, una misión imposible. Sin embargo, la historia de Heather Boynton, una estadounidense de 55 años residente en el estado de Washington, demuestra que el amor familiar puede superar fronteras, horarios y kilómetros.
Su madre, de 83 años, vivía en una residencia de ancianos en Phoenix, Arizona, donde pasó sus últimos cinco años de vida acompañada de cuidadores y familiares que la visitaban con regularidad, antes de fallecer este otoño a causa de una neumonía y una sepsis, complicaciones que suelen afectar gravemente a pacientes con demencia avanzada.
La distancia entre ambas —aproximadamente 1.931 kilómetros, unas 18 horas en coche— no impidió que madre e hija mantuvieran una rutina diaria que se convirtió en un ancla emocional para las dos. Boynton relató su historia a Business Insider, describiendo los retos logísticos, emocionales y personales que afrontó durante años para cuidar, desde lejos, de su madre enferma.
Una relación marcada por la distancia
A pesar de vivir en estados diferentes, la familia consiguió mantenerse presente. El mayor apoyo en Phoenix era Josh, el hijo de Heather, que vivía a unos 45 minutos de la residencia y visitaba con frecuencia a su abuela. “Eran inseparables”, explica Boynton, recordando cómo la mujer, antes de enfermar, había ayudado a criar a su nieto cuando Heather era madre soltera.
La propia Heather mantenía una rutina inamovible: llamaba a su madre todos los días a las 16.20 horas. “He oído que la constancia es clave al tratar con personas con demencia. Creo que organizaba su tarde en torno a mi llamada”, señaló. Aunque estas conversaciones la reconfortaban, también la dejaban emocionalmente agotada. Muchas veces colgaba el teléfono llorando, y encontraba consuelo en su esposo, Scott, quien la apoyó durante todo el proceso.
La tecnología fue clave
Con la salud de su madre deteriorándose y la distancia complicándolo todo, la familia recurrió a una herramienta poco conocida: JubileeTV, un servicio que permite mostrar fotos en tiempo real en la pantalla de la persona enferma. Gracias a esta opción, Heather podía compartir imágenes familiares que ayudaban a estimular los recuerdos de su madre.
Según detalla Focus, la mujer llegaba a reconocer a sus familiares en alguna foto: "esa es mi nieta, Morgan", decía. Aunque no reemplazaba una visita física, este sistema permitió mantener viva la memoria y la conexión emocional.
Su despedida
Cuando los médicos anunciaron que el final estaba cerca, la familia viajó a Phoenix. Para sorpresa de todos, la mujer mostró una lucidez extraordinaria en sus últimos días. Fue capaz de conversar, sonreír y disfrutar mientras sus hijos y nietos la acompañaban cantando canciones de Motown, sus favoritas. “Era casi como si la demencia hubiera desaparecido”, explicó Heather.