Así fue la huida de Puigdemont: reconstrucción paso a paso de la segunda fuga del expresident
Se cumple un año del día en el que Puigdemont volvió a las calles de Barcelona y logró regresar a Bélgica sin ser detenido
Después de que en 2017 huyera de España para no ser detenido por liderar el procés independentista, Carles Puigdemont decidió desafiar al Estado y volver por unos minutos y a la luz del día a las calles de Barcelona. Contra todo pronóstico, el mismo día logró huir sin ser detenido y volver a su residencia en Waterloo (Bélgica).
Un año después, el libro La fugida (Columna CAT) de Mayka Navarro y Paco Marco, da todos los detalles, calle por calle y minuto a minuto, de esta operación de escapismo con la que Puigdemont logró evadir la orden de detención del juez Llarena.
Los entresijos de esta singular operación se desgranan en este reportaje en vídeo de El HuffPost en el que han participado Paco Marco, detective y autor de La fugida, Imma Viudes, portavoz de SAP-FEPOL, sindicato mayoritario de los Mossos d’Esquadra, y Laura Pons, periodista de SER Catalunya.
Viaje de ida
El martes 6 de agosto de 2024 Puigdemont emprende su viaje de vuelta a España 7 años después de su primera huida o, como él dice, “exilio”. A las 8:00 de la mañana el expresident de la Generalitat de Cataluña sale de su residencia en Waterloo (Bélgica), en Avenue de l’Avocat, 34, dirección al Carrefour Market en el que compra habitualmente. Puigdemont va de copiloto en el Seat Alhambra azul que utiliza en su día a día en Bélgica y su chófer es un bombero catalán que se ha desplazado hasta allí para participar en la operación.
Cuando llegan al Carrefour, situado a dos kilómetros de la Casa de la República, la residencia de Puigdemont, el coche entra al parking subterráneo y aparca al lado de un coche de alta gama con matrícula holandesa. Puigdemont sube al supermercado y compra leche, agua, pastas y productos de limpieza y vuelve a bajar al aparcamiento, pero esta vez se sube en el coche de matrícula holandesa y se marcha dirección Perpiñán (Francia), donde ha quedado con Jordi Turull, el número dos de Junts per Catalunya. Diez minutos después, el Seat Alhambra sale dirección de vuelta a la Casa de la República con los dos teléfonos de Puigdemont en los asientos traseros y con un doble del president medio escondido al lado de los móviles.
Tras dos horas sin moverse de la residencia del expresident, el Seat Alhambra sale de Waterloo y va hasta Che Villargeil, una casa rural a 20 kilómetros de la Jonquera en la que están Gonzalo Boye, el abogado de Puigdemont, y Jami Matamala, uno de los principales financiadores de la estancia del líder de Junts en Bélgica. Cuando el coche llega, colocan unas lonas para taparlo suponiendo que les estaba vigilando el CNI.
Mientras, Puigdemont, camino de España, recoge a Jordi Turull en el parking del centro comercial ‘El Centre del Món’ de Perpiñán. Hasta el día 8 por la noche, el presidente y el secretario general de Junts solo se separan para ir al baño y dormir. A las 22:00 horas llegan al piso en el que se alojan a solo unos metros del Arco del Triunfo, en la calle Lluís el Piadós, en pleno centro de Barcelona.
Por la noche, Puigdemont sale a tomar el aire al balcón y puede ver el campanario del cercano monasterio de Sant Pere de Puel·les, en el que una monja fue expulsada en 2021 por negarse a rezar por la vuelta del expresident como ordenaba diariamente la abadesa. Al día siguiente, Puigdmeont y Turull pasan la jornada lo más tranquilos que pueden sin salir del piso esperando que llegara el día D.
Día D
A las 10:00 de la mañana del 8 de agosto de 2024 estaba programado que diera comienzo el pleno de investidura de Salvador Illa en el Parlament de Cataluña. A las 6:00, el abogado Gonzalo Boye sale de su hotel, se da cuenta de que le siguen cuatro mossos d’Esquadra y se reúne con Jami Matamala en una cafetería cercana al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
A las 8:30, dirigentes de Junts empiezan a llegar a la calle Trafalgar, 76, donde habían sido citados por WhatsApp por el portavoz parlamentario, Albert Batet. Un minuto antes, el mosso Jordi Rodri camina por el pasaje de Sant Benet para comprobar que no hay nadie sospechoso.
A las 8:48, Puigdemont y Turull salen del piso, se cruzan con una vecina, y salen a la calle. Aquí empieza a contar el cronómetro que se detendrá a los 15 minutos y 15 segundos, cuando Puigdemont se sube al Honda HRV blanco para huir. Rodri y el bombero Pere Miralles escoltan a Puigdemont y avanzan por el pasaje de Sant Benet hasta llegar por sorpresa a Trafalgar, 76, donde una multitud los recibe a gritos de “¡President! ¡President!”. Agolpándose y a un paso acelerado avanzan hasta el Arco del Triunfo y un grupo de voluntarios con sombreros de paja hace un pasillo para facilitarle el acceso al escenario.
Durante este trayecto, Rodri se ha retirado de la comitiva para llamar a su pareja Bárbara Vidal, que el día de antes había aparcado un Honda HRV blanco en el parking subterráneo del Arco del Triunfo, y confirmarle que el plan salía según lo previsto. A las 8:57, Puigdemont aparece en el escenario aclamado por los más apasionados, se saca un papel del bolsillo de la chaqueta y da un discurso de cinco minutos aparentemente nervioso e inseguro. Al terminar, Boye le coge del brazo, le ordena “Marxem!” (¡Marchamos!) y ambos, junto a Turull, se meten a una tienda de campaña cerrada herméticamente detrás del escenario.
Mientras, Matamala llama a Vidal y le ordena que saque el coche. Cuando el vehículo blanco llega a la altura de la carpa, Puigdemont y Turull salen por el lado contrario por el que habían entrado y se marchan al primer piso refugio.
El único agente que los ve montar en el coche es un mosso de paisano que estaba apoyado en unas bicicletas frente al escenario y que sale corriendo detrás del vehículo. En un semáforo en rojo está a punto de alcanzarlos pero no lo logra. Mientras, la megafonía del acto invita a la multitud a acompañar a Puigdemont hasta la entrada del parque de la Ciutadella. Los líderes de Junts que encabezan la comitiva están confusos por no ver al expresident pero ninguno se atreve a preguntar y siguen andando hasta la puerta 6 del parque, despistando a los mossos que esperaban que entraran por la puerta 1.
Cuando la cúpula de la policía catalana se da cuenta de que Puigdemont ha desaparecido activa la Operación Jaula y cierra todos los accesos a Barcelona y a Cataluña por la frontera de Francia. A la vez, el magistrado Pablo Llarena pierde los nervios en su despacho del Tribunal Supremo de Madrid después de haber interrumpido sus vacaciones para atender a Puigdemont una vez fuera detenido.
Puigdemont y Turull se cambian de coche en un parking y llegan al primer piso refugio en la zona de la Villa Olímpica de Barcelona. Cuando están dentro, alguien empieza a aporrear la puerta y se encierran asustados en el baño. Cuando se detienen a escucharlo, escuchan que es técnico que les pedía que apagaran el aire acondicionado porque estaban haciendo obras en el edificio. Intranquilos deciden desplazarse al segundo y último piso refugio en el que esperan a que se desactive la Operación Jaula para poder salir de España.
Viaje de vuelta
Con la Operación Jaula desactivada, Puigdemont y Turull salen en coche de Barcelona y cruzan a Francia por el coll de Costoja’, un paso discreto de la frontera. Circulan hasta Che Villargeil, donde todavía estaba el Seat Alhambra con los teléfonos de Puigdemont y donde Turull se queda a dormir.
El expresident decide seguir en carretera, separándose de Jordi Turull tras 48 horas juntos, y viaja hasta las afueras de Lyon, donde pasa la noche en un hotel de carretera. Durante el trayecto, Carles Puigdemont envía este mensaje desde su teléfono “No m’han pogut aturar 😎” (“No me han podido detener”).
Preguntas sin respuesta
Desde el momento en el que desaparece Puigdemont, todo el mundo pone en entredicho la actuación de la policía catalana. “Es esperpéntico que no se contemplara una posible huida”, asegura a El HuffPost la portavoz del sindicato mayoritario de los Mossos. La sobreactuación con la activación de la Operación Jaula evidenció la falta de previsión y la confianza de los Mossos en Puigdemont a pesar de que “si hablabas con su entorno aseguraban que no se iba a entregar”, como afirma Paco Marco a este medio.
“¿Qué buscaba Puigdemont con esa vuelta?” Es la pregunta que se hace la periodista de SER Catalunya Laura Pons en este vídeo reportaje de El HuffPost y que algunos aún no pueden responder más allá de que uno de sus objetivos más evidentes era entorpecer la investidura de Salvador Illa.
El libro La fugida (Columna CAT) de Mayka Navarro y Paco Marco cuenta todos los detalles de esta operación y también cómo se planificó los días previos, los distintos planes que se manejaron, las estrategias de confusión que se llevaron a cabo y los errores de la policía catalana que propiciaron el éxito de la huida.