Javier Veiga habla claro del turismo y dice algo que muchos piensan
El actor, humorista y director presenta estos días su nueva película, Playa de Lobos.

Hay debates que no dependen del mes en el que estemos. El del turismo es uno de ellos. Masificación, vuelos baratos, playas llenas, ciudades convertidas en parques temáticos y una queja que se repite recurrentemente con ligeras variaciones: yo sí, los demás no. El actor, humorista y cineasta Javier Veiga ha decidido meter ese pie en el charco y decir en voz alta lo que muchos piensan, pero que muy pocos formulan con tanta claridad.
Veiga, que hace unas semanas estrenaba en cines la película Playa de Lobos, reflexiona sobre este asunto en un fragmento de una entrevista difundido por la web Cinerama en su perfil de TikTok. El vídeo, de apenas medio minuto, condensa una crítica directa al discurso dominante sobre el turismo y a la incomodidad que genera verse reflejado en él.
El humorista gallego parte de una idea tan sencilla como incómoda: “Yo quiero para mí, seguir siendo turista... seguir viajando, pero que los demás no viajen, que me molestan”. Y, lejos de suavizar su postura, Veiga no duda en señalar el trasfondo social que detecta en la postura que toma mucha gente: “Creo que hay algo de clasista en esto”.
A partir de ahí, desmonta la nostalgia por los viajes “de antes”, una de las consignas más habituales en las críticas al turismo actual. “El turismo, que la gente dice, antes sí que molaba, quiere decir que los privilegiados, cuando podían viajar, viajaban en primera y iban a sitios que sin explotar, que ellos pisaban por primera vez, ¡ay mira esta playa virgen!”. Lo que se echa de menos, viene a decir Veiga, no es el viaje, sino no encontrarse a nadie más en la foto.
Desde ahí, Veiga no intenta arreglar el problema ni ofrecer una salida elegante. Al contrario, estira la lógica del discurso hasta el absurdo y la devuelve convertida en ironía. De ahí que plantee una solución tan disparatada como reveladora: “Entonces bueno, os sorteamos y que nos toque cada cinco años viajar a unos y otros no, o nos jodemos porque a todos nos gusta viajar”.
El remate llega cuando Veiga pone el foco en una idea recurrente cuando se plantea este debate: la de quienes se consideran viajeros para diferenciarse del resto. Él no compra ese relato y lo corta de raíz con una frase que funciona como conclusión: “Creo que toda la gente que se queja, cree que son viajeros no turistas, pero es mentira, todos viajamos”.
