Europa sigue el desafío catalán con atención pero sin efusiones

Europa sigue el desafío catalán con atención pero sin efusiones

AFP

Hace tiempo que las elecciones nacionales o regionales en Europa dejaron de tener naturaleza estrictamente local. Todas son europeas en mayor o menor medida. Se vota en Grecia o Cataluña pero se observa de reojo en todo el continente. Los efectos de los votos transcienden los territorios de quienes son llamados a las urnas. No es extraño que las elecciones del pasado domingo en Cataluña hayan sido seguidas muy de cerca por la mayoría de líderes e instituciones europeas. Hay mucho en juego. Y no sólo para Cataluña y España. Sin embargo, se impone un calculado silencio sobre la cuestión catalana o, a lo sumo, algunas llamadas a respetar la legalidad. Eso es todo lo que transpira en el debate público más allá de los Pirineos.

El pasado lunes por la mañana, en plena resaca del #27S, compareció como cada día frente a los corresponsales en Bruselas Margaritis Schinas, portavoz de la Comisión Europea. Fue preguntado varias veces por las elecciones catalanas (y no sólo por periodistas españoles). Sus respuestas fueron una muestra más de la tradicional jerga comunitaria sobre este asunto: “La Comisión Europea no acostumbra a hacer comentarios sobre elecciones regionales… Este es un asunto interno de España”. Schinas también confirmó que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, fue informado sobre los resultados pero no iba a tomar acción política alguna.

De manera similar, Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana Angela Merkel, declaró en Berlín ese mismo día: “Estamos convencidos de que es importante que, con todo lo que está sucediendo en estos momentos, se mantenga el Estado de derecho, es decir, tanto en lo relativo a los tratados de la UE como en los relativo a la legislación nacional, la Constitución española”. El primer ministro británico David Cameron se manifestó de una manera similar durante la campaña electoral catalana.

Cautela y perfil bajo frente a un asunto muy sensible y muy caliente. La posibilidad de que un territorio como la Comunidad Autónoma de Cataluña realice una declaración unilateral de independencia es una amenaza no sólo para España sino para el conjunto de la Unión Europea. Supondría un desafío al espíritu del proyecto europeo desde que se engendró: evaporar fronteras, frente a construir nuevas; ampliación frente a encogimiento. En la Unión se entra pero no se sale – al menos esa ha sido la experiencia de Europa en la últimas décadas.

Por mucho que los promotores de la independencia invoquen un espíritu europeísta – excepción hecha de la influyente CUP, que dice abiertamente querer vivir fuera de la UE y de la OTAN - lo cierto es que no hay precedente para la Unión Europea de que una de sus regiones adquiera naturaleza estatal. Esta circunstancia situaría en el terreno de la incertidumbre jurídica a cualquiera de las regiones de Europa que emprendiera ese camino. En todo caso, las fuentes consultadas insisten en que la batalla sería política y estaría condicionada por los apoyos que, Cataluña en este caso, fuera capaz de recabar en las capitales europeas. Y no será una tarea nada fácil.

CONTAGIO A OTRAS REGIONES EUROPEAS

Los efectos de una posible independencia supondrían un impulso hacia otras regiones de Europa que también sueñan con un futuro en un Estado propio. El mapa europeo muestra varias Cataluñas, según vemos en The Economist. Desde Escocia a Córcega, pasando por Flandes, Bavaria, Tirol del Sur y Veneto, se observa con expectación los movimientos independentistas que lideran Artur Mas y sus socios. Los efectos de una posible independencia supondrían un impulso hacia las otras regiones, lo que sería un mal negocio para todos esos gobiernos que quieren contener las pulsiones secesionistas en su propio seno. Los más temerosos de una espiral secesionista europea sitúan la hipotética ruptura de España como la antesala de la quiebra de Europa.

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La amenaza que actualmente suponen los partidos populistas anti-europeos tampoco son de ayuda para la causa independentista catalana. La Unión está en un momento de debilidad, todavía saliendo de una grave crisis, y muy consciente de que una crisis institucional como la que supondría una declaración de independencia de Cataluña podría dar más fuerza a las formaciones políticas que toman aire en los momentos de debilidad de la UE y aprovechan sus flaquezas para querer destruirla.

Hace un año, el presidente francés François Hollande recogía esta idea cuando reflexionaba sobre los riesgos que representaba el referéndum en Escocia: “Es un riesgo: la vía esta abierta, vemos como la siguen los egoístas, los populistas, los separatistas. En este momento se produce una conjugación de fuerzas centrífugas que han acabado perdiendo el objetivo europeo para replegarse primero en el marco nacional y después en el regional, hacerse más pequeño para – se dice – ser más fuerte… Lo contrario de lo que ha sido la idea de Europa”.

Una excepción a la calma catalana vivida esta semana en la capital de Europa han sido los intercambios de emails que han protagonizado varios diputados al Parlamento Europeo. El envío masivo de correos electrónicos es una relativamente poderosa arma a disposición de sus señorías. Con sólo un clic pueden llegar a más de 3.000 actores

europeos, entre diputados de todos los grupos políticos provenientes de 28 países, funcionarios, asesores de los grupos políticos, asistentes parlamentarios…

Ramon Tremosa, eurodiputado de Convergencia de Cataluña, es un usuario habitual de este herramienta desde hace años, siempre con el objetivo de promocionar las bondades de una Cataluña independiente. El pasado martes compartió con sus colegas parlamentarios su valoración de los resultados electorales en un email en inglés titulado “Elecciones catalanas: mayoría absoluta clara para los partidos proindependentistas”. Si bien reconoció que los votos independentistas no alcanzaron el 50%, explicó que esto se debía a las dificultades para participar en la votación de

la mayoría de jóvenes que no residen en Cataluña. Y concluía su mensaje con lo que muchos parlamentarios entendieron como una amenaza “O nos dejan hacer un referéndum o declararemos la independencia”.

En respuesta a Tremosa acudieron vía email, entre otros, Enrique Guerrero, vice-presidente del Grupo Socialista, Maite Pagazaurtundúa (UPyD) y Javier Nart (Ciudadanos), subrayando la mayoría de votantes que optaron por formaciones no

independentistas. El vivo intercambio de correspondencia entre españoles no logró sin embargo sumar ninguna voz europea, en una muestra más que Europa toma con mucha cautela y poco ruido este asunto.