El graffiti olvidado de Muelle ve la luz en el Mulafest (FOTO)

El graffiti olvidado de Muelle ve la luz en el Mulafest (FOTO)

Le cobró 100.000 pesetas de las del 92 al Círculo de Bellas Artes de Madrid por decorar un escenario de 12x4 metros para su sonada fiesta de Carnaval. Juan Carlos Argüello Muelle, el primer gran artista urbano español, se retiraría un año después. Moriría en el 95, con solo 29 años, de un cáncer de hígado, convirtiéndose en un mito y una víctima de los años posteriores a la movida.

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Muelle había inundado las calles con su firma-logotipo, que incluso llevaba la erre envuelta en un círculo de las marcas registradas y que se hizo tan popular que admiradores e imitadores la reprodujeron como un meme por las paredes de la España ochenteras y noventera. Tras ese Carnaval, el mural se guardó. Mientras los operarios de limpieza, los derribos, las reformas, las capas de pintura, la contaminación y los trabajos de otros graffiteros iban borrando inexorablemente los rastros de Muelle al aire libre, el mural iba ganando valor como una de las pocas obras conservadas del artista.

Este fin de semana la obra olvidada durante casi veinte años se expone a los visitantes del Mulafest 2013, el festival de tendencias urbanas de Madrid. Pocos artistas hay más castizos que Argüello, que fue multado con 2.500 pesetas porque un sereno lo cazó plantando su firma en la estatua del oso y el madroño nada más ser instalada en la Puerta del Sol.

"El mural ha estado en el almacén hasta hace dos años", explica Pilar Harguingey, restauradora del Círculo de Bellas Artes. Tras su largo sueño se expuso brevemente al público durante un festival en 2011. Después, comenzó la restauración de la parte trasera de la tabla sobre la que se encuentra, que se extenderá a la pintura cuando termine Mulafest.

Los fans de Muelle tienen en internet un punto en común, donde se preocupan por el estado del puñado obras que quedan suyas (como la pintada de la calle Montera), comparten novedades sobre su recuerdo, catalogan las fotografías de su obra o piden que sus escritos sean considerados Bienes de Interés Cultural. Los que se acerquen a observar su mural superviviente en directo podrán ver también cómo dos de sus coetáneos, Padu y Remebe, pintan su firma a modo de homenaje.