'Mercado de invierno', de Philip Kerr: un partido poco vistoso

'Mercado de invierno', de Philip Kerr: un partido poco vistoso

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Título: Mercado de invierno

Autor:Phillip Kerr

Editorial:RBA

Páginas: 416 páginas.

Precio:15 euros en tapa dura y 8,54 euros en ebook.

Fecha de lanzamiento: 22 de enero de 2015.

¿De qué va?

Scott Manson es, además de políglota, multimillonario y perspicaz, el segundo entrenador del London City FC, un equipo de la Premier League dirigido por un técnico portugués —sospechosamente parecido a José Mourinho, aunque no sea José Mourinho— y presidido por un ruso con un pasado demasiado oscuro.

Un día, poco antes de un encuentro, el entrenador luso aparece muerto de forma inesperada en el estadio. Impelido por el dueño del club, Manson debe resolver el crimen como condición sine qua non para ser ascendido al puesto de entrenador.

¿Por qué se habla tanto de este libro?

Porque va de fútbol y, ya por eso, suscita interés al ser un tema no demasiado tratado en el ámbito de la novela. Si además la historia se embadurna con una densa capa de serie de negra —asesinato, misterio, sexo...—, el éxito potencial (y el interés) gana muchos enteros. Aún hay más: la obra está escrita por un reputado autor en el campo de la novela negra y policiaca: Phillip Kerr. Un éxito garantizado.

¿Quién lo escribe?

Philip Kerr (Edimburgo, 1956) es uno de los escritores escoceses más leído de la actualidad. Se dedica a escribir a tiempo completo desde 1989, cuando publicó Violetas de marzo, la primera entrega de la serie protagonizada por el célebre detective Bernie Gunther, que se extiende a ocho novelas más: Pálido criminal, Réquiem alemán, Unos por otros, Una llama misteriosa, Si los muertos no resucitan, Gris de campaña, Praga mortal y El hombre sin aliento. Autor consagrado de género negro y criminal, su novela Si los muertos no resucitan fue galardonada en 2009 con el III Premio RBA de Novela Negra.

¿Quién debería leerlo?

La novela se ajusta a dos perfiles que pueden ser complementarios (o no). El primero es el lector devoto de las novelas de crímenes, misterios y asesinatos sin resolver. En fin, novela negra pura y dura. El segundo perfil es el de aquellos que quieran leer novelas sobre fútbol, que no se estilan tanto en las librerías como deberían dado el éxito del deporte en todos los ámbitos. En cualquier caso, es literatura perfecta para todos los que quieran disfrutar de una historia entretenida (sin más) que le mantenga enganchado durante 400 páginas.

El primer párrafo:

“Detesto la Navidad. Tengo casi cuarenta años y creo que la he odiado más de media vida. Antes jugaba al fútbol profesional y ahora entreno a otros para que hagan lo mismo, así que la Navidad es una época del año que asocio con un calendario de partidos tan abarrotado como la juguetería Hamleys. Esto conlleva entrenos a primera hora de la mañana en campos congelados, tendones maltrechos que no tienen tiempo para recuperarse adecuadamente, aficionados borrachos que esperan de su equipo mucho más de lo que se antojaría razonable —por no hablar de las elevadas expectativas que abriga un implacable propietario o presidente de club— y presuntos encuentros fáciles contra equipuchos de la parte baja de la tabla que pueden acabar dándote un susto”.

Nuestra opinión:

A priori la novela resulta interesante: no todos los días se tiene entre manos una historia en la que el fútbol ejerce de núcleo de la trama. Asegura Philip Kerr que, si con ello consigue que un no-lector acabe dedicándole unas cuantas horas a un libro, su idea habrá merecido la pena. Sin duda ahí lleva razón. El problema es que los lectores más avezados pueden sentirse frustrados, cuando no decepcionados, al leer Mercado de Invierno. La trama es, no nos engañemos, una más de las decenas que inundan las librerías todas las semanas. El texto no es que esté caracterizado por su potencia expositiva y los capítulos dedicados a narrar los entrenamientos o incluso ¡todo un partido! se vuelven insoportablemente tediosos, más propios de películas facilonas como Evasión o victoria que de un autor sobradamente preparado para jugar con el mecanismo de la novela. En algunos momentos cuesta mantener el interés (imperdonable en un libro de este tipo) y la sensación final es que se podría haber mucho más con el mismo material. Para empezar, eliminando unas cien páginas del libro.