La Copa mola

La Copa mola

El pasado mes de octubre, Carlos González, presidente del Córdoba CF, revolucionó las redes sociales con un divertido mensaje de vídeo destinado al rey Juan Carlos I. Era una forma original y desde luego, acertada, de promocionar la eliminatoria de Copa del Rey. González ha vuelto a dirigirse al mundo con un nuevo vídeo, dirigido a Artur Mas.

El pasado mes de octubre, Carlos González, presidente del Córdoba CF, revolucionó las redes sociales con un divertido mensaje de vídeo destinado al rey Juan Carlos I. Era una forma original y desde luego, acertada, de promocionar la eliminatoria de Copa del Rey que se disputada días después entre el equipo de la ciudad califal y la Real Sociedad.

El Córdoba superó la eliminatoria y como premio, en octavos se va a enfrentar a nada menos que el FC Barcelona, equipo con el que no se enfrenta desde hace más de 40 años y cuya visita, para un equipo como el andaluz, supone lo más parecido a ganar el trofeo.

El sorpredentemente divertido Carlos González ha vuelto a dirigirse al mundo entero con un nuevo vídeo, esta vez dirigido al molt honorable president de la Generalitat, Artur Mas. Al igual que en el anterior caso, el mensaje se puede resumir en un eslógan: La Copa mola.

Tiene razón el presidente del Córdoba. La Copa mola, y mucho. Pero podría molar más.

Hace unos años, la RFEF tuvo la estupenda idea de copiar el modelo inglés de eliminatorias a un único partido. En Inglaterra, la FA Cup (que es el torneo de fútbol más antiguo del mundo), se disputa en eliminatorias a un solo partido desde la primera ronda hasta la final, y el equipo que juega en casa se decide por sorteo. Si hay empate, se juega un replay en casa del que hizo de visitante. En España se adoptó durante algunos años. El partido se disputaba en casa del equipo supuestamente más débil (atendiendo a su categoría o clasificación). Este hecho favorece la aparición de sorpresas (ya de por sí habituales en Copa -véase Mirandés, el año pasado-), ya que un mal día lo puede tener cualquiera, incluso el Barça o el Madrid. El problema es que con este formato, se dieron finales como la de 2003, en la que se enfrentaron el Mallorca y el Recreativo de Huelva. Una final así, por desgracia, no atrae espectadores (y por ende publicidad y dinero), así que para ayudar a los poderosos (triste constumbre del fútbol español), el partido único sólo se mantuvo para las primeras rondas. Además, desde dieciseisavos, ya se sabe la ruta completa que deberán seguir los equipos hasta la final, con cuadro al estilo de los torneos de tenis. En Inglaterra, por cierto, se hace un sorteo justo después de cada eliminatoria.

Tal y como está montado, lo normal es que la final la jueguen dos de los mejores cinco o seis equipos de España. Eso es lo que se pretende. Un partido gordo, a ser posible con el Barça o el Madrid, que asegure buena audiencia y buenos ingresos publicitarios.

Llámenme anticuado o romántico, pero para mí, todo lo que sea favorecer al modesto, darle una posibilidad, aunque sea pequeña, de llegar hasta una final de Copa del Rey y, por qué no, ganarla, debería ser lo habitual. Y no sólo eso. El ganador de Copa resulta agraciado con una plaza en la Europa League. ¿Por qué no una plaza en la Champions? Quizá a algunos les aterre ver a un Mallorca o a un Recreativo de Huelva en la Liga de Campeones. Pero estoy convenido de que si a usted le gusta el fútbol, coincidirá conmigo en que pocas cosas molarían más. Y entonces Carlos González tendría de verdad motivos para promocionar su bien traído eslógan.